Capítulo 33

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Capítulo 33

Sus demonios

"Hay demasiadas personas que sobrevaloran lo que no son y subestiman lo que son."

-Malcolm S. Forbes


Maldad, odiaba esa palabra. Odiaba que la gente fuera capaz de ser tan mala. No sabía cómo era que las personas podían comportarse de maneras que lastimaran tanto a los demás.

Malik, no había dicho nada sobre lo que pasó. Luego de ello solo había aceptado su castigo como si nada. Pero estaba segura de que se alejaría por lo menos un rato, o por lo menos eso era lo mínimo que esperaba.

Tampoco queríamos pegarle a morir, porque no. Sabía que desquitarse a golpes no era una buena opción. Pero aparentemente era la única opción que me quedaba. Más cuando ni el propio director quería hacer algo al respecto.

Odiaba la maldad, pero...

Mentiras, esas las odiaba aún más.

¿Cómo existía gente así? De esas que te mienten frente a frente, te mienten como si lo que saliera de su boca no fuera más que verdad, verdades que en realidad vienen disfrazadas con veneno.

No podía negar que me dolía, de verdad me lastimaba. Nancy era mi amiga, para mí lo era en verdad.

Cabía la posibilidad de que esa Nancy a la que yo conocía no fuera la chica real, esa no podía ser realmente la misma Nancy que estaba tratando de hacer que caminara hasta el borde del precipicio, todavía me negaba a creerlo.

Estábamos debajo del árbol de perenne de siempre. Nancy, Sofia y yo.

El sol me golpeaba la cara y hacía el intento de no dejarme abrir los ojos.

Tenía un poco de suerte, mi estómago estaba más calmado. La tarde anterior había llorado mucho, hablé con la psicóloga Moreira acerca de lo que le había pasado a Carina, le confesé cuan culpable me sentía.

Le conté todo acerca de lo que había pasado con Malik. De las muchas ganas que tuve de hacerme de nuevo franjas en el brazo. Lo difícil que me estaba siendo comer y beber agua luego de eso. Lo impotente que me había sentido al escuchar al director defendiéndole.

Me había dicho que, en lo absoluto, yo carecía de culpas, si alguien me quería hacer daño, no tenía por qué sentirme culpable. Trataba de entenderlo, pero, aun así; era muy difícil, a lo mejor estaba tan idiotamente acostumbrada a sentirme así de mal.

<<Es feo, pero a veces nos acostumbramos a sufrir.

Hay veces en las que estamos tan acostumbrados a sentirnos mal, que el sentimiento de estar mal puede incluso volverse placentero. Duele, pero pasa>>.

Moreira me pidió que tratara de evitar otro confrontamiento de ese tipo con Malik, que tratara de mantenerme alejada de él.

—Qué bueno que no vine antier —suspiró Sofía.

—Tuviste suerte —solté.

—Por suerte no hubo heridos en riesgo de muerte —resopló Nancy.

Como en todo, ella me había buscado ayer para hablar, porque el día del derrumbe yo desaparecí. Lo cual, sí le creía, estaba segura de que ella estaría ahí, pendiente de si yo moría por el techo.

—¿Cómo está Abi? —preguntó Sofía.

—No he podido hablar con ella —contestó Nancy.

Era evidente que Abi no quería hablarle tampoco, más de lo que debía.

Lentejas | Secretos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora