52- Mentiras.

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-No, no, esta bien así, podría darme las llaves de la oficina por favor, estoy muy mareada, perdí mi celular y necesito recostarme un poco.

-Claro que si Matsumoto san-
Respondió la amable anciana dandome las llaves sin cuestionar más.

-Gracias, solo estaré un rato, necesito relajarme.

-No se preocupe.

Me despedi de la anciana y subi al elevador aun sintiendo que se me saldría el corazón.

No estoy segura de cuando empezó pero en algún momento de mi vida empecé a tener ataques de ansiedad horribles... Izana cree que es desde que tenia 8 ya que había días en los que mi hermano prefería no llegar a la casa para no tener que cuidarme y la soledad me desesperaba.

No recuerdo aver tenido ataques en esa época pero si recuerdo que desde que conocí a Mitsuya empezaron a disminuir.

[Pastillas... en el cajo superior derecho]

El elevador se detuvo en la oficina y en efecto todo estaba apagado, nunca me ha gustado la oscuridad pero al menos sabia que nadie cuestionaria mi estadía aquí.

Abrí la oficina y entre cerrando la puerta nuevamente detrás de mi;

Camine directamente al escritorio y encendi la lámpara de noche que había sobre este para empezar a buscar entre los cajones.

Abrí todos los cajones desesperada buscando las píldoras para dormir, eran naturales asi que ayudaban a calmar la ansiedad.

Me desespere al no encontrar más que libretas y muestras de tela y algunas mierdas más.

Junto a estos últimos había un abre cartas que parecía una daga pequeña y delgada de color plateado, era como una navaja de bolsillo ahora que la miro bien, podia doblarse para guardar el filo en si misma.

El último cajón tenia llave asi que no lo pensé y tome el abre cartas para forzar la cerradura cosa que no me tomo más de un par de minutos.

-Gracias por el truco Shion-
murmuré al ver que el cajón cedía rápidamente.

Clavé el abre cartas sobre el escritorio y empece a buscar en el cajón encontrando finalmente el bote de pastillas.

Junto a este también había una caja de condones casi vacía, y algunas pañoletas, las pude reconocer de los videos, Mitsuya las usaba para sodomisar a sus amantes.

Cerre el cajón de golpe sintiendo ganas de vomitar solo de recordarlo.

Me puse de pie y me tome una pastilla con una botella de agua que estaba sobre el escritorio.

Apague la lámpara y camine al fondo de esta, casi frente a los vestidores había un par de espejos con cajoneras parecidos al que usaba Ayumi para maquillarme y frente a estos un sillón de dos asientos en color gris, aquí los acompañantes podían esperar a que las modelos salieran de probarse la ropa.

Tomé un gran pedazo de tela y lo puse sobre el sillón, no dudaba que lo hubieran usado como cama antes asi que más vale prevenir que curar.

Mil Amantes | Tokyo Revengers [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora