iv. no hay nada que podamos hacer para protegerte

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𝐀𝐂𝐓 𝐅𝐈𝐕𝐄. 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐈𝐕
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𝐍𝐎 𝐇𝐀𝐘 𝐍𝐀𝐃𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐏𝐎𝐃𝐀𝐌𝐎𝐒
𝐇𝐀𝐂𝐄𝐑 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐏𝐑𝐎𝐓𝐄𝐆𝐄𝐑𝐓𝐄








Antes de que saliera por completo de la tienda, Neteyam se levanta de la cama para detener o que tenía planeado. Sabía que Dayami le había prometido a Tarsem que lo ayudaría con el manejo de la multitud, pero Neteyam tenía una sorpresa para ella y no podía aguantar.

—Cariño, espera—. La detiene tomándola del brazo. Con cuidado esconde el regalo detrás de su espalda, repitiéndose a sí mismo que debía de ser cuidadoso para no romperlo.

—Ma'Teyam, en serio debo irme—. Ríe levemente, llevaban todo el día juntos y había esperado hasta que tuviera que irse para hablar con ella.

—No tardará mucho, lo prometo—. La suelta y para la mujer es imposible no notar que uno de sus brazos se encontraba escondido.

—¿Qué tienes ahí?— Se acerca preguntando con curiosidad, sabiendo que si la había detenido, era para mostrarle algo.

Neteyam muerde el interior de su mejilla, algo nervioso por lo que iba a entregarle. Había tardado un año entero en completar el regalo y aunque se sintiera bastante bien con el resultado, aún dudaba en sí a Dayami iba a gustarle.

Se había esforzado mucho.

Sabía que aunque a ella no le gustara, terminaría fingiendo que si para no hacerlo sentir mal. Pero él no quería eso. En serio la deseaba ver feliz por su regalo. Saber que todo ese esfuerzo había valido la pena.

—Sé que tardé mucho en hacerlo—. Deja de ocultar su brazo, mostrando en su mano el regalo que quería darle. —Tuve que pensarlo muy bien y pedirle ayuda a mi madre—. Los ojos de Dayami se llenan de lagrimas al verlo, no podía creer lo que estaba pasando. —Definitivamente no conozco tu niñez tan bien como tu madre, pero intenté poner cada cosa que me has contado.

Deja que la mujer tome el waytelem en su mano, la cual temblaba un poco. Utiliza su otro mano para cubrir su boca, evitando que jadeos salgan de esta gracias a lo mucho que había comenzado a llorar.

¿Cómo podía ser tan tierno?

No entendía por qué se había ganado a alguien así. Neteyam había hecho cosas que ni su propia madre se atrevió a hacer o darle. Él solo quería lo mejor para ella, porque amaba verla feliz

Verla sonreír era la mejor razón para despertar todos los días.

Lo mira durante unos segundos, aún sin poder creer el regalo que acababa de darle. Se nota que se había tomado su tiempo para que quedara perfecto. Porque cada piedra estaba en su lugar y era una banda hermosa, definitivamente la utilizaría a partir de ese día.

—Mereces ser recordada—. El hombre la toma de la mejilla, secando sus lágrimas mientras sonreía ampliamente, notando que en serio le había gustado el detalle.

Los waytelem estaba hechos para grabar la historia de los na'vi en su clan. Y Dayami había sacrificado tanto por los omaticaya que sería una miseria que fuera olvidada luego de morir.

Además, al mayor le hacía ilusión pensar que en un futuro alguien iba a encontrar su waytelem e iba a pensar en la mujer tan asombrosa a la que le perteneció.

—Ma'Teyam...— Le es imposible continuar debido a la cantidad de sentimientos que pasaban por su corazón en ese momento.

—¿Te gusta?— Al segundo la menor lo mira con ojos llenos de dulzura. Claro que le gustaba. Es más, la palabra se quedaba corta en comparación a lo mucho que lo había amado. Asiente aún con lágrimas bajando por sus mejillas.

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora