vi. me viene el alma al cuerpo

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𝐀𝐂𝐓 𝐅𝐎𝐔𝐑. 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐕𝐈
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𝐌𝐄 𝐕𝐈𝐄𝐍𝐄 𝐄𝐋 𝐀𝐋𝐌𝐀 𝐀𝐋 𝐂𝐔𝐄𝐑𝐏𝐎








—¿Cómo dormiste?— Pregunta al verla sentarse con lentitud, sus ojos aún adormilados y un rostro cansado.

—La habría pasado mejor si te hubieras quedado conmigo—. Reclama haciendo reír al mayor. No sabía porqué, pero siempre que dormían el uno junto al otro, su sueño se mejoraba increíblemente y solían despertar de mejor humor.

—Lo siento—. Se acerca a ella para sentarse a su lado, dejando de lado en tazón con comida que traía. —Tuve que hablar con mi padre—. Deja un beso en la frente de la mujer, obligándola a sonreír por su acción.

—No puedo creer que esté bien con todo esto—. Neteyam le había contado sobre la conversación que tuvieron respecto a su idea de volver al bosque y lo bien que se lo había tomado su padre.

Tuvo la mejor reacción posible.

—Ha mejorado mucho, Dayami—. Apoya su mano sobre la pierna de la menor, dejando suaves caricias en su piel. —En serio intenta entendernos. Además, mi mamá siempre lo convence—. Ríe levemente junto a ella, ambos sabían que Neytiri era la reguladora en todas sus discusiones. La calma era gracias a ella.

—¿Y Lo'ak?— Se atreve a preguntar, sabiendo que a su pareja le irritaría un poco pero aún curiosa por lo que había sucedido.

—No quiere hablarme—. Contesta suspirando pesadamente. —Le pregunté a Tsireya sobre él, pero me dijo que debíamos de darle un tiempo—. Aunque no quisiera preocupar a Dayami, sabía que no podía ocultarle las cosas. —Ya se le pasará—. Deja un beso en la sien de la menor, intentando darle ánimo, ella le sonríe por lo bajo en respuesta.

Gracias a lo cuidadosa que había sido consigo misma y los medicamentos que Ronal le había dado, tanto su salud como su estado de ánimo había mejorado drásticamente. A Neteyam le emocionaba verla tan bien, ya que significaba que la estaba cuidando bien y que pronto podrían volver al bosque.

—Iré a caminar un rato, ¿te sientes bien como para venir conmigo?— Ofrece ganándose una mirada feliz por parte de la mujer, quien asiente y con rapidez se propone a levantarse del suelo. —Primero come—. La toma del brazo para obligarla a sentarse de nuevo, acercándole el tazón con comida que había traído.

—Puedo comer cuando volvamos—. Intenta convencerlo mirándolo con esos ojos que siempre lograban lo que querían. Neteyam ríe sabiendo lo que estaba haciendo, pero se negaba a caer en esa trampa.

—Dayami—. Llama su atención haciéndole entender que debía de hacerle caso. Sabía bien que si dejaban la comida para después, iba a olvidarlo, logrando que volviera a sentirse mal.

—No me obligaba mi mamá a comer para que vengas tú a hacerlo—. Rueda los ojos conteniendo una risa mientras tomaba el cuenco en sus manos.

—En mi defensa, esto no estaría pasando si tú madre te hubiera obligado desde que eras pequeña—. Dayami suelta un jadeo de indignación, mirándolo como si estuviera ofendida, logrando que Neteyam soltara una carcajada por su reacción. —Te amo—. Murmura entre risas depositando un beso en los labios de su novia, siendo alejado al segundo por ella.

Dayami hace lo posible para contener una sonrisa, pero le termina siendo imposible. Evita la mirada del hombre y comienza a comer como se lo había ordenado, causando que el mayor sonriera ampliamente.

Le hacía feliz verla de tan buen humor

Por fin todo eso que llevaba preocupándolo había desaparecido y podía disfrutar un tiempo con ella sin creer que algo malo estaba sucediendo.

Antes de poder decirle algo más, la forma de un hombre metkayina se hace presente en su tienda. Ambos levantan sus cabezas para ver de quien se trataba.

—Aonung, hola—. La mujer lo recibe con una sonrisa algo incomoda, confundida del porqué se encontraba ahí.

—Mi madre me pidió que te trajera esto—. Explica su presencia mientras movía un pequeño vaso con un líquido verde adentro. —Es para el malestar—. Se acerca a ellos para entregarle a la mujer el medicamento.

—Gracias—. Esta vez le regala una sonrisa más sincera, agradecida con lo que estaba haciendo.

—Yo... escuché que estaban planeando volver al bosque—. Intenta iniciar una conversación, toqueteando su nuca por el nerviosismo. La mirada penetrante que Neteyam tenía sobre él, no estaba ayudando.

—Sí, queremos irnos cuando Dayami esté mejor—. Contesta rápidamente con un tono de voz más grave, la mujer contiene una risa leve al notar esto.

—Me alegro por ustedes—. Les sonríe a ambos y comienza a salir del lugar, la chica deja en el suelo el medicamento que acababa de entregarle. —Mejórate, Dayami.

—Gracias, Aonung—. Lo ve salir de la tienda y al segundo escucha un suspiro pesado por parte de su pareja.

—Gricis, Ining—. Se burla de la menor imitando de manera mucho más chillona lo que acababa de decir. —Idiota—. Lo mira algo indignada por lo que acababa de escuchar. —Él, no tú—. Explica al notar que sus palabras no había salido como quería.

—Neteyam—. Golpea su brazo sin mucha fuerza, quejándose de su actitud.

—¿Qué?

—Al menos lo está intentando—. Le recuerda viéndolo rodar los ojos. —En serio ha mejorado.

—No tiene caso—. Roba un pedazo de comida del tazón de Dayami, comiendo antes de continuar. —Ya nos vamos a ir de aquí, nunca lo volveré a ver.

—Lo volveremos a ver cuando vengamos a estar con tu familia—. Se gana una mirada odiosa por parte de su novio, soltando una risa al notarlo.

—Gracias por recordármelo, Daya, eso me hizo sentir mucho mejor.








── 𝗔 𝗨 𝗧 𝗛 𝗢 𝗥' 𝗦   𝗡 𝗢 𝗧 𝗘
Aonung yendo a visitar a Dayami y viendo que Neteyam ya estaba ahí:

Buenoooo, me encantó escribir este capítulo Quiero un novio👍🏻Díganme que les parece 🫶🏻Voten y comenten plis que me hace feliz

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-poseidonstrident © 2023
16/02/2023

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora