𝐎𝐓𝐑𝐎 𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀
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𝐈𝐑𝐈𝐒Con ayuda de Norm, Dayami es capaz de levantarse de una de las múltiples sillas del laboratorio. El hombre le había pedido que fuera ese día para poder continuar con el seguimiento de sus piernas. Y a decir verdad, las cosas habían salido mejor de lo que parecían.
Los medicamentos habían hecho efecto y sus músculos y huesos comenzaban a volver a la normalidad. Gracias al avance que había tenido, a Norm se le ocurrió continuar con el siguiente paso; que Dayami comenzara a caminar sola.
—Dime si te mareas—. Con cuidado, el agarre del hombre comienza a aflojarse y deja que ella siga sola. Iba lento para prevenir cualquier cosa y Norm se aseguró de estar detrás de ella para recibirla si algo sucedía.
—Estoy bien—. Para la mujer es imposible no sonreír. De alguna manera se sentía patética, aprendiendo a caminar de nuevo como si fuera una bebé. Pero por el otro lado, estaba orgullosa de sí misma. Porque había logrado superar una situación espantosa que la deprimió durante meses y ahora estaba ahí, haciendo lo que consideró imposible en un principio.
—¿Duele?— Durante todos estos meses, Norm se había vuelto alguien muy importante para toda la familia. Principalmente por todo lo que hacía por la mujer y lo mucho que se preocupaba por su salud.
—No—. Hace mucho tiempo mentiría si dijera que sus piernas no me dolían. Pero hoy era cierto, todos los medicamentos estaba cumpliendo su trabajo y a pesar de que se estuviera exigiendo al caminar por sí sola, nada le dolía y su cuero respondía de buena manera.
—Dayami, son muy buenas noticias—. El entusiasmo en su voz se hace notar, para Norm estos meses también habían sido agotadores, buscando maneras de resolver su lesión. —No digo que vas a estar corriendo como solías hacerlo para mañana, pero tu movilidad está volviendo.
Escuchar esas palabras la hacían sentir de cierto manera completa. Y llevaba meses sin tener esa sensación. Le daba esperanza el saber que este era el inicio de la vuelta a su vida anterior. No solo el volver a ser Tsahik, sino también recuperar ese espíritu guerrero que tanto la caracterizaba.
Además, su familia. El saber que iba a poder volver a ser una madre y esposa presente, le aliviaba. Sus hijos la necesitaban a pesar de toda la paciencia que habían demostrado estos últimos meses. Y aunque Neteyam hiciera siempre lo posible para recordarle que las cosas estaban bien, Dayami sabía que el estar tan impedida en cuanto a todo si había dificultado ciertos aspectos de la relación.
Unos pasos comienzan a escucharse a lo lejos, cosa que llama la atención de Norm y de Dayami. El hombre había mandado a uno de sus compañeros de laboratorio para que buscara a Neteyam y le dijera lo que estaba sucediendo. Cuando el mayor escuchó las buenas noticias, no pudo evitar disculparse de lo que estaba haciendo y correr al lugar para poder ver a su esposa.
Al entrar, ve a Dayami sonreír ampliamente, cosa que hace que su corazón comience a latir con fuerza. Aunque fuera la mujer la que tuvo que sufrir todo esto, para Neteyam también fue un proceso difícil. En especial el ver a su esposa de esa manera, siempre tan desanimada, pesimista y depresiva.
Verla bien de nuevo, era el mayor regalo que podían darle.
—Estás caminando sola—. Todavía sin creerlo, lo dice en voz alta en caso de que fuera el único que estuviera viendo lo que estaba pasando.
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𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyam
Lãng mạn𝙄𝙍𝙄𝙎 || ❝Lo escogí a él porque me di cuenta de que valía la pena, valía los riesgos, valía la vida.❞ ── En donde Neteyam y Dayami se enamoran antes de ser escogidos como los próximos Olo'eyktan y Tsahik del clan Omaticaya pero uno de ellos no es...