xxi. un nuevo horizonte

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𝐀𝐂𝐓 𝐅𝐈𝐕𝐄. 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐗𝐈
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𝐔𝐍 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎 𝐇𝐎𝐑𝐈𝐙𝐎𝐍𝐓𝐄







El viaje fue mejor de lo que esperaban. En ningún momento tuvieron un encuentro con los humanos, y Mi'ite e Ikal se comportaron excelentemente. Los cuatro llegaron exhaustos al lugar, pero el saber que se reunirían con su familia les hacía olvidar cualquier cosa.

Neteyam le había pedido a Lo'ak que mantuviera las cosas en secreto para que fuera una sorpresa para el resto. Por lo que al llegar, intentaron no llamar mucho la atención de la aldea.

El menor reunió a toda la familia en su tienda con la excusa de que tenía algo que mostrarles y cuando vieron a Neteyam, Dayami y a sus hijos, se quedaron sin palabras.

Llevaban años sin verse y podían admitir que volver a estar juntos los había hecho más felices de lo que ya eran. Aunque fueran a quedarse pocos días debido a las responsabilidades que Neteyam y Dayami debían de seguir cumpliendo con su clan, el resto de los Sully estaban demasiado entusiasmados como para impórtales.

—No sabíamos que iban a venir—. Neytiri se separa del abrazo que había formado con su hijo, la sonrisa en su rostro mostraba lo feliz que estaba por verlo. —Les hubiéramos dado una mejor bienvenida.

—Pero que mejor bienvenida que esta—. Dayami suelta el abrazo con Tuk y se dirige a Tsireya, quien cargaba con cuidado a Tawnari. La mujer le sonríe y con un movimiento de su cabeza, le pregunta si puede cargarla. La metkayina sonríe y asiente, entregándole en brazos a la bebé.

Había olvidado lo que era cargar a alguien tan frágil.

—Queríamos que fuera sorpresa—. Neteyam sonríe al ver la escena, pero antes de poder decir algo más, su hijo lo interrumpe.

—¡Tío Lo'ak!— El pequeño corre a los brazos del hombre, lanzándose sobre él al segundo.

—¡Pequeño monstruo!— Lo recibe con gusto mientras se tambalea gracias a la fuerza que el menor había utilizado.

—Hola, Mi'ite—. Jake ve a la niña, la cual se encontraba algo confundida con toda esta gente nueva para ella. —Soy tu abuelo—. Explica con una sonrisa mientras se agachaba a su altura y a diferencia de la vez en la que Ikal conoció a su familia, la niña no lo pensó mucho antes de ir a abrazarlo.

Igual a su mamá, Mi'ite era mucho más sociable con los na'vi que conocía, por lo que comenzar a llevarse bien con sus abuelos y tíos no había sido difícil.

—Ma'Teyam—. Dayami llama su atención mientras se acercaba a él, aún con Tawnari en sus brazos. —Mira esta cosita—. Su rostro era dulce y lleno de ternura gracias a la bebé.

Neteyam sonríe y se acerca lo suficiente a ambas para ver a los ojos a la niña. Levanta su mano para jugar con la de ella, notando los cinco dedos que tenía.

En Lo'ak, los genes de su padre predominaban sobre los de su madre, así que al tener un bebé, las posibilidades de que saliera con cinco dedos como él, eran muy altas.

A diferencia de Ikal y Mi'ite, quienes nacieron con cuatro dedos igual que sus padres. Neteyam tenía los genes de su madre más que todo, y eso junto a los genes de Dayami, era bastante obvio que sus hijos saldrían como ellos.

Aunque Tawnari hubiera heredado esa característica de su padre, en realidad se parecía muchísimo a Tsireya. El tono de su piel era más claro como el de la Metkayina y sus ojos también eran suaves, imitando el color del océano.

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora