𝙄𝙍𝙄𝙎 || ❝Lo escogí a él porque me di cuenta de que valía la pena, valía los riesgos, valía la vida.❞
── En donde Neteyam y Dayami se enamoran antes de ser escogidos como los próximos Olo'eyktan y Tsahik del clan Omaticaya pero uno de ellos no es...
Luego de haber escuchado la conversación de sus padres esa noche, Neteyam no podía evitar sentirse indispuesto con las noticias.
No podía dejar su hogar.
Eso significaba soltar todo lo que conocía y amaba. Pero lo que más le preocupaba ahora era Dayami. Era imposible pensar en dejarla aquí si se iban del bosque. Simplemente imaginar hacerlo hacia qué quisiera fallecer en ese mismo instante.
Alejarse de ella no era una opción.
Deja a su familia para buscar a Dayami en la cueva, encontrándola en una de las tiendas ayudando a un herido que recién había vuelto de una patrulla poco tranquila.
—Daya—. Llama su atención desde afuera de la tienda, consiguiendo que sus miradas conectaran. —¿Podemos hablar?
La chica podía notar que algo le estaba mortificando con solo mirar su rostro unos pocos segundos. Eso le preocupó bastante. Acababan de pasar por una situación traumática junto al hombre que más les había arruinado la vida y ahora él llegaba a buscarla luciendo así.
Algo andaba mal.
—Sí, claro—. Contesta dudosa, devolviendo su mirada al chico al que estaba ayudando. —Sostén esto—. Señala la venda enredada en su brazo para que sustituyera su mano por la de él.
Cuando lo hace, Dayami se levanta y se acerca a Neteyam, saliendo de la tienda en el proceso para que así pudieran hablar en privado.
—Nos vamos a ir—. Va directo al grano, intentando contener que su voz se rompa.
Odiaba tener que hacerle esto.
Ella lo mira confundida, no entendiendo bien a lo que se refería. El como lo veía hacía que su corazón se rompiera en dos. No quería tener que explicarle que se iban a ir a miles de kilómetros.
—¿Qué? ¿A dónde?— Pregunta consternada, teniendo un leve presentimiento de lo que iba a decirle y odiando cada parte de este.
—Lejos. Muy lejos—. Contesta notando como el rostro de la chica se entristecía. —Papá dice que aquí corremos peligro.
—Eso no es cierto... el clan los protegerá—. Le recuerda sintiendo como las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.
No podían irse y dejarla aquí. Los Sully eran su familia y Neteyam era su compañero de vida. El que se alejaran de ella era como quitarle todo eso que la hacía sentir completa, todo eso que amaba.
—Ya lo decidió—. El mayor sabía a la perfección que si se iban, Dayami iba a quedarse sola, y eso le atormentaba.
Lo que más me dolía era el hecho de no poder hacer nada al respecto. Era decisión de su padre y quedarse en el bosque con ella no era una opción.
Antes de poder decirle algo de nuevo, una voz los interrumpe, obligando a la chica a secar la lágrima que se había escapado de sus ojos.
—Queremos hablar con ustedes.
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