𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀
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𝐈𝐑𝐈𝐒Algunos meses habían pasado desde que los Omaticaya derrotaron a los humanos, permitiéndoles comenzar de nuevo una vida tranquila y en paz.
Neteyam y Dayami estaban felices de saber que su hogar iba a volver a ser el mismo al que conocían cuando se enamoraron. Todo iba a volver a ser como antes.
O bueno, casi todo.
—Ma, ¿puedes ayudarme con esto?— Mi'ite se adentra a la tienda algo agitada, cosa de la cual ya todos estaban acostumbrados. Se dirige a su madre quien le sonríe al verla.
La niña se sienta en la cama al lado de ella, sabiendo que no podía levantarse a recibirla. Dayami se ayuda con sus manos para estar más cómoda al estar sentada en la cama y recibe el collar roto que Mi'ite le estaba entregando.
—¿Cómo lo rompiste?— La mira divertida, señalándole cerca de ella para que tomara las cuerdas que había en el lugar y pudiera entregárselas, para así poder arreglar el accesorio.
Lo haría ella misma, pero ahora no tenía mucha movilidad.
El día que tuvo el accidente, Neteyam se aseguró en llevarla a la aldea lo más rápido posible para pedir ayuda. Norm y el resto de doctores la revisaron y confirmaron las dudas, sus piernas estaban destruidas.
Pero, para alivio de ambos, podían operarla. Darle una oportunidad, aunque fuera pequeña, de que volviera a recuperar sus piernas. Las posibilidades no eran muchas y definitivamente nunca iba a ser lo que era antes, pero al menos podría volver a caminar.
Dayami lo dudó unos segundos por miedo a la cirugía. No estaba acostumbrada a eso y no tenía idea de cómo funcionaría, pero Neteyam le aseguró que todo iría bien y que siempre estaría junto a ella. Eso la convenció.
Ya habían pasado varias semanas desde ese procedimiento, las cicatrices comenzaban a desaparecer y sus piernas volvían a verse como antes. Pero, su movilidad todavía no volvía. Era cierto que ya estaba más fuerte que antes, pero no lo suficiente como para hacer cosas sola.
Cosa que odiaba. El depender tanto de su esposo e hijos le molestaba. Porque le hacía creer que era inútil y no había algo que le hiciera sentir peor. Toda su vida se había concentrado en ser servicial para algo, para el clan. O para sus hijos. Pero ya ni siquiera podía hacer eso.
Lo bueno era que Ikal y Mi'ite ya estaban lo suficientemente grandes como para entender la situación y tenerle paciencia a su madre. Como ella ya no podía continuar con su trabajo como Tsahik, ellos la ayudaron, sabiendo que hacer gracias a ella y su bisabuela.
—Fue Ikal—. Le echa toda la culpa a su hermano, consiguiendo una risita en Dayami al saber que le estaba mintiendo.
—¿Ahora que hice?— A su mala suerte, Ikal entra a la tienda, escuchando su nombre. La mujer sube su mirada para verlo, notando como Saylen lo estaba acompañando.
Este saluda a Dayami y a Mi'ite, sonriéndoles en el proceso. Ambas le responden y la mayor le asegura a Ikal que no se preocupara por lo que acababa de decir su hermana.
El chico asiente dudándolo un poco y se adentra al lugar tomando de la mano a Saylen. La mujer sonríe para sí misma y vuelve su mirada a su hija.
—Mi'ite—. Llama su atención para que supiera que no podía mentirle. La niña suspira y se queda mirando a su madre unos segundos, apenada de lo que iba a decir.
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𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyam
Romance𝙄𝙍𝙄𝙎 || ❝Lo escogí a él porque me di cuenta de que valía la pena, valía los riesgos, valía la vida.❞ ── En donde Neteyam y Dayami se enamoran antes de ser escogidos como los próximos Olo'eyktan y Tsahik del clan Omaticaya pero uno de ellos no es...