xxi. demasiado tontos como para conocer cosas como el amor

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𝐀𝐂𝐓 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄. 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐗𝐈
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𝐃𝐄𝐌𝐀𝐒𝐈𝐀𝐃𝐎 𝐓𝐎𝐍𝐓𝐎𝐒 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐏𝐀𝐑𝐀
𝐂𝐎𝐍𝐎𝐂𝐄𝐑 𝐂𝐎𝐒𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐄𝐋 𝐀𝐌𝐎𝐑








Despertó algo confundida de donde estaba. Era raro que ella se fuera a dormir en horarios poco prudentes, por lo que todo su cuerpo estaba reaccionando de manera distinta.

—Ey—. La voz grave de Neteyam se hace presente, obligándola a buscarlo con la mirada por toda la tienda para encontrarlo cerca a ella organizando algunas cosas.

—Hola—. Contesta aún adormilada, levantando su cuerpo para poder sentarse y tomar una posición más cómoda.

—¿Dormiste bien?— Ríe levemente al verla. Su cabello estaba algo desordenado y su ojos estaban cansados.

—Lo necesitaba—. Ahora un poco más despierta, se organiza a sí misma para verse más presentable.

—Daya... ¿estás bien?— Se sienta a su lado algo preocupado, consiguiendo que la mujer se confundiera.

—¿Por qué la pregunta?

—No sueles tomar siestas a mitad del día solo porque sí—. Comenta lo obvio ganándose un suspiro por parte de Dayami.

—No sucede nada—. Eso era una vil mentira pero ahora no podía decirle el como se estaba sintiendo. No estaba en la capacidad para organizar sus pensamientos y comunicarse con él.

Solo quería olvidarlo.

—¿Estás segura? Sabes que puedes hablar conmigo—. Muy dentro de ella existía una pequeña voz que le decía que no podía estar enojada con él.

No cuando la trataba tan bien. Era como si todas esas razones por las que podría despreciarlo ahora, desaparecían al momento de mirarla y sonreírle.

La mujer sabía que él no estaba haciendo las cosas de manera intencional. Lo último que quería era lastimarla. No podía reprocharle algo que probablemente ni siquiera había notado.

—Tey, estoy bien—. Miente regalándole una sonrisa corta. —No te preocupes por eso—. Deja un beso en la mejilla de Neteyam, consiguiendo que sonría por su acción.

—Voy a salir a caminar—. Se levanta extendiéndole la mano a la menor. —¿Quieres venir conmigo?— Ofrece coqueto haciendo que ría.

¿Cómo podía molestarse con él?

Ella asiente levemente mientras muerde su labio y toma la mano de su pareja, siguiendo sus pasos y levantándose del suelo.

—Espera—. Lo detiene antes de poder salir de la tienda. Acerca su cuerpo al de él y se empina levemente para juntar sus labios con los del mayor.

Quería recordar esas razones por las cuales lo amaba tanto.

Neteyam no podía quejarse, pero sí que sentía que algo más estaba pasando por la cabeza de Dayami. Decidió no insistir y tomarla de las mejillas para profundizar el beso.

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora