iv. hay tantas cosas que quiero decir

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𝐀𝐂𝐓 𝐓𝐖𝐎. 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐈𝐕
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𝐇𝐀𝐘 𝐓𝐀𝐍𝐓𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐒𝐀𝐒
𝐐𝐔𝐄 𝐐𝐔𝐈𝐄𝐑𝐎 𝐃𝐄𝐂𝐈𝐑








Mentiría si dijera que no estaba enojada con Neteyam por la actitud que tomó ese día contra ella. Le hizo creer que la pelea que había tenido con sus padres había sido culpa de ella, incluso logró hacerle pensar que se arrepentía de crear el vínculo con ella.

Pensar en eso la volvía vulnerable.

Estaba enamorada de Neteyam y el hecho de que se comportara de tal manera era como si no sintiera lo mismo. Era difícil de explicar el como se sentía, solo lo hacía y era horrible. Nunca debió de haber dejado que le afectara tanto lo que el chico hiciera.

No lo había visto desde entonces y no estaba segura de querer hacerlo. Al menos no si seguía comportándose de manera inmadura e infantil como lo hizo, escapando de sus problemas en vez de arreglarlos con ella.

Estando sentada en una de las montañas flotantes, intentaba meditar un poco para poder pensar en otra cosa que no fuera Neteyam. Pero le fue imposible cuando escucho a un Ikran aterrizar a espaldas de ella, tenía por seguro que no era Sukka.

—Ey—. Unos pasos se acercaron y no tuvo que mirar detrás para saber de quien se trataba. —Daya—. La llama para que volteara a verlo, pero al notar que no lo haría, se sienta a su lado. Espera algún tipo de mirada por parte suya, consiguiendo solo un suspiro impaciente. —Dayami... di algo. Por favor—. Neteyam sabía más que bien lo que había hecho y lo mal que se comportó con ella.

—¿Ahora quieres hablar?— Ríe falsamente conteniendo las ganas de lanzarse encima de él para llorar en su hombro.

—Lo siento—. Odiaba verla así por su culpa, aún más cuando no quería ni siquiera mirarlo de lo enfadada que estaba. —Sé que no reaccioné de la mejor manera. Mi padre no aceptó muy bien las cosas.

—¿Y eso es mi culpa?— Pregunta con algo de cólera en sus palabras.

Mierda.

Solo con escucharla, Neteyam sabía que lo había arruinado hasta el fondo. No era la primera vez que Dayami se enojaba con él, pero nunca la había visto de esa manera. Tan enojada y llena de rencor.

—No. Claro que no—. Hace lo posible para no sonar desesperado, lo último que quería era hacerla enojar más. —No debí haberme comportado así contigo.

La chica niega con su cabeza, necesitaba más que un simple perdón para querer mirarlo a los ojos.

—¿Te arrepientes?— Cuestiona viendo a lo lejos a algunos Ikran volar.

—Daya...— Apoya con lentitud su mano sobre la pierna de la menor, intentando que lo mirara aunque fuera de reojo. El hecho de no poderla ver a los ojos y expresarle lo mucho que la apreciaba con una sola mirada lo estaba matando.

Necesitaba ese brillo.

—Solo contéstame—. Demanda irritada, cosa que solo lo hizo sentir peor.

Neteyam suspira pesadamente. Algo en su estómago se revolvía al saber que sus acciones le hicieron creer a Dayami que se arrepentía de amarla.

—No me arrepiento de nada que tenga que ver contigo—. Por fin lo mira a los ojos, haciendo que el chico baje las orejas y que su rostro se entristezca al ver que estaba apunto de llorar. La toma de sus mejillas para acariciar estas. —¿Tú te arrepientes?— No recibe respuesta, cosa que hizo que todo fuera mucho peor. Dayami agarró las muñecas del chico y las alejó de su rostro.

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora