x. nada está perdido, no más dolor

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𝐀𝐂𝐓 𝐅𝐎𝐔𝐑. 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗
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𝐍𝐀𝐃𝐀 𝐄𝐒𝐓𝐀́ 𝐏𝐄𝐑𝐃𝐈𝐃𝐎,
𝐍𝐎 𝐌𝐀́𝐒 𝐃𝐎𝐋𝐎𝐑








Luego de varias horas de vuelo, la pareja llegó por fin a los territorios pertenecientes al clan Omaticaya. Neteyam suspiró aliviado al ver a lo lejos el bosque. Su hogar. Estaba cansado por el viaje, pero el tener esa vista y esa sensación cálida había hecho que todo valiera la pena.

—Daya—. La llama moviendo su hombro ligeramente para levantarla. Llevaba durmiendo ya un tiempo, y aunque al hombre le hiciera falta su compañía para conversar, sabía que estaba cansada por la noche anterior que habían tenido.

La chica despierta con lentitud, abriendo sus ojos de a poco para acostumbrarse a la luz. Su agarre en la cintura del mayor se intensifica al tener todos su sentidos de nuevo en marcha.

—Llegamos—. Palmea la pierna de la mujer para luego señalar lo que tenían justo al frente. Para ella es imposible no sonreír ampliamente al ver el bosque de nuevo. Hasta ese punto no había entendido del todo lo mucho que lo extrañaba.

No solo al bosque. Extrañaba a su gente, a su cultura, al ambiente en el que se crió y al que le tenía tanto aprecio. Y pensar que ahora iba a poder compartir tanta cosas junto al amor de su vida, hacía que la situación mejorara mucho más.

—Gracias, Eywa—. Murmura consiguiendo que su novio sonriera al igual que ella.

Al adentrarse por completo al bosque, el olor fresco que las hojas de los árboles producían inunda sus narices, logrando que ambos suspiren debido a la sensación que no era nueva, pero sí que era agradable.

Mientras más se acercaban a las montañas flotantes, lugar donde el clan se encontraba, lograban ver a otros na'vi completando tareas o simplemente caminando por el lugar.

Su llegada definitivamente llama la atención del resto de una buena manera. Chillidos y gritos entusiastas comienzan a escucharse por parte de los na'vi. Todos en el clan conocían bien quienes eran Neteyam y Dayami, principalmente porque una vez fueron los que se convertirían en los jefes del lugar, pero también por lo mucho que destacaban gracias a sus habilidades y dedicación por el clan.

Estaban felices de verlos volver a donde pertenecían.

Algunos ikran comienzan a volar al rededor de ellos, llamando la atención de la pareja. Dayami levanta la vista a uno de los animales que volaban a su lado, notando que el na'vi que lo manejaba era un conocido de ella. No lo llamaría amigo, tan solo trabaja con él cuando debía, pero le emocionaba verlo. Estaba contenta de ver caras conocidas después de tanto tiempo.

Tanto el chico como el resto de gente que lo acompañaba, también sueltan esos gritos de admiración que ella tanto amaba oír y repetir. Se deja llevar y suelta su agarre del cuerpo de Neteyam, levantando sus brazos para seguir con el clamor que habían creado.

Su novio sonríe al escucharla. Le ponía demasiado feliz verla así de entusiasmada por volver. Aunque Dayami se mostrara siempre dichosa en el arrecife, Neteyam si que había notado que algo dentro de ella estaba faltando.

Esa chispa que tanto amaba.

Y ahora que habían vuelto y tenía la oportunidad de verla es su ambiente, en el lugar que más amaba con toda su vida, se dio cuenta que lo que le hacía falta era esto. Sentirse cómoda con su entorno y las personas que la rodeaban.

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora