xxiv. aunque estemos cerca del final

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𝐀𝐂𝐓 𝐅𝐈𝐕𝐄. 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐗𝐈𝐕
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𝐀𝐔𝐍𝐐𝐔𝐄 𝐄𝐒𝐓𝐄𝐌𝐎𝐒 𝐂𝐄𝐑𝐂𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋








—¿A dónde vas?— Pregunta al ver de reojo como Ikal comenzaba a salir de la tienda. Aunque ya estuviera mayor, la mujer necesitaba saber a donde se dirigía para estar tranquila.

El chico detiene sus movimientos y se voltea a su madre, sonriéndole inocentemente, como si no acabara de intentar irse sin siquiera avisarle.

Ikal ya tenía 18 años, por lo que ahora no se parecía tanto a Neteyam como cuando era pequeño. Más que todo porque había adoptado su propio estilo, algo rebelde en realidad, que le hacía resaltar más otras características.

—Voy a salir con mis amigos—. Contesta algo nervioso, haciendo que Dayami dejara de preparar las medicinas que necesitaba para el próximo grupo que llegaría de una misión. Mira a su hijo y nota que no le estaba diciendo toda la verdad.

—¿Con tus amigos o con un amigo en particular?— Cruza sus brazos y ríe levemente al ver como se sonrojaba.

—Mamá—. Cubre su rostro con ayuda de sus manos, como si eso ocultara la pena por la que estaba pasando.

—Solo estoy preguntando—. La mujer levanta sus manos en rendición mientras se encoge de hombros, no quería incomodarlo, tanto solo saber que iba a hacer.

—Iré con Saylen—. Admite evitando la mirada de Dayami, quien sonríe ampliamente al segundo de escucharlo.

—¿Qué van a hacer?— Ikal cambia su rostro a uno frustrado, quería que su madre dejara de preguntarle tantas cosas. Muy por el fondo sabía el porqué lo estaba haciendo, pero no quería admitirlo. —Perdóname por querer saber cosas de mi hijo—. Suelta una risita al notar lo nervioso que estaba el menor. Hablar sobre Saylen siempre lo ponía así y ella lo sabía.

—Tan solo iremos a volar con los Ikran—. Se limita a contestar, acercándose a ella a paso lento. —¿Puedo ir?— Sonríe ampliamente mientras la mira con esos ojos que siempre conseguían lo que querían.

—Yo inventé ese truco—. Ahora entendía porqué Neteyam odiaba tanto que ella lo mirara así. Era imposible negarse. —Vuelve antes del eclipse—. Ikal suelta un suspiro aliviado, feliz al escucharla.

Dayami no tenía ningún problema con que saliera a hacer lo que quisiera, todo ese bombardeo de preguntas era para saber el dónde estaría, más no para negárselo. Ya estaba lo suficientemente grande como para impedirle hacer algo.

Además, Ikal se había convertido en uno de los mejores guerreros del clan, siguiendo los pasos de sus padres. Y por lo que Dayami había escuchado, Saylen también era un buen guerrero. Por lo que no habría problema si se encuentran en algún tipo de situación desafortunada con los humanos.

—Gracias—. Sonríe ampliamente y se acerca a ella para dejar un beso en su mejilla. El menor se aleja de su madre y así comenzar a salir de la tienda. —¡Te amo, Ma!

—¡Diviértete!— Ríe por lo bajo al verlo tan emocionado. Siempre que iba a ver a Saylen, se ponía así de feliz. El tan solo hecho de nombrarlo era suficiente para que él se contentara.

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora