xi. corre el rumor que me estás dejando por ella

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𝐀𝐂𝐓 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄. 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐈
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𝐂𝐎𝐑𝐑𝐄 𝐄𝐋 𝐑𝐔𝐌𝐎𝐑 𝐐𝐔𝐄 𝐌𝐄
𝐄𝐒𝐓𝐀́𝐒 𝐃𝐄𝐉𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐄𝐋𝐋𝐀








Dayami solo podía estar agradecida de tener a alguien como Lo'ak en su vida. Después de hablar un rato y convencerla de  hacer un castillo de arena con él, el menor la invitó a caminar por el lugar. Sabía bien que ahora lo único que necesitaba era despejar su mente y pensar en algo que no fuera Neteyam.

—Lo digo en serio, Daya—. Comenta riendo mientras intenta defenderse ante las acusaciones de la mayor. —Aquí todos nos volvimos más sabios.

—No te volviste más sabio—. Rueda los ojos soltando una risa. —Estás enamorado y eso hizo que entendieras mejor las cosas—. Golpea levemente su hombro viendo como sus mejillas se sonrojaban.

—No estoy enamorado de Tsireya—. Refuta mientras voltea su mirada para que la chica no pudiera ver lo apenado que estaba.

—Nunca la mencioné a ella—. Sus ojos se abren ligeramente al darse cuenta de que lo había atrapado. Dayami suelta una carcajada al verlo, pero antes de que pudiera decir algo más, la figura de un hombre se hace presente frente a ellos. —Lo'ak, ¿puedes dejarnos un minuto solos?

Neteyam no despega su mirada de la mujer, esperando ansioso que su hermano hiciera caso y se fuera de ahí. El menor lo entiende y comienza a alejarse, no sin antes comentarle algo al mayor.

—No vuelvas a estropearlo—. Esto hace que ruede los ojos haciendo que ella riera por lo bajo.

—Por favor no escuches nada de lo que te diga—. Aprovecha que Lo'ak ya no está presente para acercarse más a ella y observarla bien.

Odiaba no poder lanzarse a ella a besarla en ese mismo instante.

—En realidad me ayudó a entenderte—. Neteyam la mira algo sorprendido, no esperaba que tocaran el tema tan rápido.

—¿En serio?— Con algo de nervios, toquetea su propia nuca, no quería arruinarlo esta vez. Piensa unos segundos lo que iba a decirle, suspirando en el proceso. —Daya, lo siento mucho, yo...

—¡Nety!— Sus disculpas se ven interrumpidas por la irritante voz de una metkayina. Ambos voltean a ver de quien se trataba, encontrándose a quien Dayami reconoció como Fao. —¿Vas a venir o no?

Lo llamaba desde lejos con una sonrisa en su rostro. La menor supuso que ella y Neteyam habían quedado en pasar un tiempo juntos. En cualquier otro caso, diría algo al respecto, pero ahora solo se podía reír de la manera en la que lo había llamado.

—¿Nety?— Vuelve a mirarlo notando como su rostro se había convertido en uno completamente apenado. Lo último que el hombre quería era darle otra razón para estar enojado con él.

Fao le había prometido ayudarle a conseguir unas perlas para hacer un collar. Lo que ella no sabía es que el chico lo estaba haciendo para dárselo a Dayami. Por lo qué la metkayina hizo que las cosas sonaran como si tuvieran algún tipo de cita. Cosa que no.

—Es... ni siquiera mi madre me dice así—. Frota con sus dedos las trenzas de su cabeza, mostrándose inquieto.

—Deberías ir, creo que te está esperando—. Le regala una mirada que le indicaba que no estaba molesta, tan solo le daba risa la situación. Pero dentro de Neteyam, había algo que le decía que no podía dejar las cosas ahí.

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora