xxiii. ¿quieres sentir cómo se siente?

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𝐀𝐂𝐓 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄. 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐗𝐈𝐈𝐈
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¿𝐐𝐔𝐈𝐄𝐑𝐄𝐒 𝐒𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑
𝐂𝐎́𝐌𝐎 𝐒𝐄 𝐒𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄?








Viendo el atardecer comenzando a desaparecer, Dayami suspira con fuerza intentando meditar para entrar en ese estado de paz que tanto necesitaba para olvidarse de las cosas durante unos minutos si era posible.

Para su propia salud, debía de concentrarse en otra cosa que no fuera Neteyam o Fao. Pero era imposible. Cada segundo venía a su cabeza lo que le había dicho a su novio.

Vete a la mierda.

No se había controlado en ese momento. Midió poco sus palabras y ahora se arrepentía de eso. Estaba muy enojada con él, pero no era justo que le haya dicho eso. Dentro de ella había algo que punzaba de tan solo pensar que esas palabras habían salido de su boca.

Suelta un quejido al darse cuenta que no iba a poder meditar teniendo tantas cosas en mente. Todo empeora al ver la figura de un hombre metkayina acercarse a ella.

¿Podía ponerse peor?

—Aonung, por favor no. No necesito esto ahora—. Interrumpe cualquier cosa que pudiera decir, ganándose una risa leve por parte del hombre.

—Ey, ¿por qué tan a la defensiva?— Pregunta consiguiendo una mirada molesta por parte de la mujer. Era obvio el porqué no quería verlo. —Está bien, me lo merezco—. Entiende a lo que se refiere y su mirada se ablanda. —¿Puedo? Vengo en son de paz—. Levanta sus brazos en rendición y señala el lugar al lado de la menor.

Ella lo piensa unos segundos pero termina asintiendo. Definitivamente Aonung no era la persona indicada con la cual conversar ahora mismo, pero se sentía demasiado mal como para decirle que no y luego tener que escucharlo insistir.

—¿Estás bien?— Había notado la actitud de Dayami y le es imposible no preguntarle. Toma asiento a su lado, manteniendo una distancia bastante prudente, no quería incomodarla.

—Mejor que nunca—. Comenta sarcásticamente. Su rostro hecho un desastre contestaba su pregunta de manera sencilla.

—Ok, pregunta estúpida—. Ríe para sí mismo, notando la leve irritación que comenzaba a formarse en la mujer. Dayami, yo... lo siento mucho.

—¿Por qué?— Lo mira confundida. El cambio de tema repentino le había parecido algo extraño. Definitivamente esto era algo que llevaba pensando un tiempo.

—Por todo lo que ha pasado desde que llegaste—. El rostro de la mujer cambia a uno más tranquilo. Al menos esto iba para un buen camino y no debía de estresarse más de lo que ya estaba. —No te di la mejor bienvenida. Soy mejor que todo eso, lo prometo—. La mira recibiendo una sonrisa pequeña por parte de Dayami. —En serio espero que podamos ser amigos en algún punto.

A ella definitivamente le ponía feliz que Aonung quisiera arreglar las cosas. Era un problema menos por el cual preocuparse y se sentía bien al saber que había aprendido de sus acciones. Pero eso no significaba que iban a volverse amigos.

—Confórmate con un perdón por ahora—. Ambos ríen en conjunto y el metkayina asiente. La entendía a la perfección y no iba a obligarla a hacer algo que no quisiese. Había aprendido.

—¿Que sucedió?— Se atreve a preguntar. Podía conocer a Dayami muy poco, pero era obvio que algo había pasado, se le notaba mal y dentro de él existía una voz que le decía que todo esto era por culpa de Neteyam.

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora