xviii. vive en un mundo de ilusiones

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𝐀𝐂𝐓 𝐅𝐈𝐕𝐄. 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈
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𝐕𝐈𝐕𝐄 𝐄𝐍 𝐔𝐍 𝐌𝐔𝐍𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐈𝐋𝐔𝐒𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒








Aunque quisieran hacerlo, los Sully no pudieron quedarse para conocer a Mi'ite. Debían de volver al arrecife, y aunque Lo'ak quisiera quedarse con ellos, sabía que tenía que volver. El mar era su nuevo hogar y Tsireya lo esperaba.

Tal vez en algún momento, puedan viajar más seguido para no pasar años sin verse.

En cuanto a Spider y su relación con Neteyam, las cosas habían mejorado. El humano ayudó en la búsqueda de Quaritch y demostró serle leal a los Sully, pero eso no era suficiente para que el na'vi lo perdonara. Ya no quería matarlo, pero todavía estaba enojado con él.

A pesar de que era difícil dejar que su familia se fuera, Neteyam estaba feliz por haber tenido la oportunidad de verlos. Y sinceramente le agradecía a Dayami de maneras que no podía explicar por haberlos convencido de venir, porque necesitaba estar con ellos después de tanto tiempo.

El nacimiento de Mi'ite lo había mantenido ocupado. Nunca imaginó que el parto de su segunda hija le emocionaría hasta más que el de su primer hijo. Era imposible explicar el porqué, tan solo lo hacía, y al momento en el que vio con sus propios ojos a esa niña, supo que sería el mayor amor de su vida.

Eso no significaba que no amara a Ikal. Lo hacía con locura y se quedaba corto en palabras para explicar lo mucho que amaba a su hijo. Pero la conexión que sintió con Mi'ite al segundo en el que la vio, fue distinta.

Fue especial.

—Mami, ¿puedo cargarla?— El menor extiende sus brazos hacia su madre, inquieto por la nueva integrante que acababa de llegar a la familia.

—Tienes que tener mucho cuidado—. Sin borrar la sonrisa de su rostro, la mujer le entrega con lentitud a la bebé. Mi'ite se queja levemente pero acepta los brazos de su hermanos mayor sin mayor problema.

—Hola, Mi'ite—. Dayami y Neteyam sueltan un suspiro de alivio, les hacía felices el saber que su hijo estaba cómodo con ella e incluso le emocionaba la idea de tener una hermana. —Soy Ikal, tu hermano mayor—. Le sonríe a la menor mientras la sostiene con cuidado, prometiéndose a sí mismo que no la dejaría caer. —Siempre estaré para ti.

Dayami mira la escena con un rostro enternecido, pensando en lo increíble que era haber logrado una familia así, mucho mejor a lo que siempre pudo haber soñado.

Sin dejar de mirarlos, la mujer se sienta en el borde de su cama, descansando un poco de todo el cansancio que sentía acumularse en su pecho.

Tener un bebé definitivamente era agotador.

Neteyam lo nota y toma lugar al lado de ella, al segundo entrelaza su mano con la de su esposa y la siente apoyar su cabeza en su hombro. Estaba cansada y lo entendía, por lo que dejó que lo hiciera sin ningún problema.

Aprovecha su posición para dejar un dulce beso en la frente de la mujer, consiguiendo que esta apretara el agarre en su mano. No necesitaban decir más para demostrarse lo cómodos y felices que estaban con lo que habían logrado.

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora