𝘁𝗵𝗲 𝗲𝗻𝗱

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𝐓𝐇𝐄 𝐄𝐍𝐃
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𝐈𝐑𝐈𝐒





















—No, esperaremos la señal—. Dayami detiene al na'vi que insistía en atacar la base de los humanos ya mismo.

Llevaban esperando unos minutos detrás de los últimos árboles que rodeaban la enorme ciudad que se había formado a lo largo de todos estos años. Hoy sería el día en el que acabarían con todo esto.

No más base, no más humanos traicioneros, no más miedo.

Dayami se encargaría de guiar al grupo que entraría al núcleo de la base para destruirlo, por lo que entendía que muchos de ellos estuvieran nerviosos por lo que iban a hacer.

Ella también tenía miedo por lo que podía pasar, pero como Tsahik, guerrera y jefa del clan, debía de dirigirlos de la mejor manera y mostrarles que no había porque tener miedo, Eywa siempre estaría con ellos, ayudándolos.

Era su gente.

—Hay que hacer esto bien, solo tenemos una oportunidad—. Les recuerda intentando calmarlos. El gran grupo, que se componía de unos veinte na'vi, asienten entre ellos, dándole a entender a la mujer que iban a seguirla, no importaba que.

Durante los últimos casi veinte años que ella y Neteyam llevaban mandando el clan, Dayami había demostrado ser merecedora del respeto de todos. Y que la gente podía seguirla porque ella siempre haría lo mejor para ellos.

Antes de poder decir algo más, escucha un ruido entre los arbustos, obligándola a voltear alerta con el arco en sus manos. El mismo sonido vuelve a oírse, por lo que la mujer apunta con el arco hacia donde se suponía venía el sonido.

A pocos segundos antes de que pudiera disparar, de los arbustos sale Ikal junto a Mi'ite, quienes levantan sus manos en rendición al ver como su madre les apuntaba.

—Mierda, niños—. Con frustración baja su arma y le asegura al resto del grupo que pueden tranquilizarse ya que eran solo ellos dos. —¿Qué están haciendo aquí?

Antes de salir, Neteyam y Dayami les dejaron bastante claro que debían de quedarse en la aldea. Mi'ite todavía era muy pequeña y aunque Ikal ya fuera un excelente guerrero, no querían ponerlo en peligro.

Pero como siempre, debían de ser unos tercos que nunca escuchaban a sus padres.

—Vinimos a ayudar—. Comenta algo agitado, se nota que llevaban corriendo un buen rato para poder alcanzarlos.

—No—. Su semblante se tensa, queriendo decirles algo más por haberla desobedecido. —Llévate a tu hermana a la aldea y quédense ahí—. Señala hacia dónde su hogar se encontraba, indicándole de nuevo que le hiciera caso esta vez.

—No, Ma—. Mi'ite entra en la conversación, mostrándole que aunque fuera pequeña, había heredado las agallas de sus padres y se iba a quedar para poder ser parte de todo esto. —Vamos a ayudar.

Dayami se queda mirándolos durante unos segundos, pensando en que hacer. Ya habían llegado hasta ahí y sería imprudente obligarlos a devolverse sabiendo que en pocos minutos iniciarían una guerra. Pero a la vez, no quería que tuvieran que vivir por algo así siendo tan jovenes.

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora