vii. para tu amor, lo tengo todo

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𝐀𝐂𝐓 𝐎𝐍𝐄. 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐕𝐈𝐈
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𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐓𝐔 𝐀𝐌𝐎𝐑,
𝐋𝐎 𝐓𝐄𝐍𝐆𝐎 𝐓𝐎𝐃𝐎








Esa mañana fue inolvidable. Neteyam se levantó gracias a la luz tenue que daba en su rostro. Al abrir sus ojos, recordó lo que había sucedido esa noche y le fue imposible no sonreír.

Se había entregado a ella.

No se arrepentía en lo absoluto. Todo había sucedido a la perfección y lo que sintió estando de esa manera con la mujer fue mucho mejor de lo que pudo alguna vez imaginar.

Dayami dormía tranquilamente dándole la espalda al chico. Su brazo se colaba por su cadera, abrazándola y sintiendo su suave piel.

Quería quedarse así toda la vida.

Con ella.

Pero sabía que eso no iba a ser posible. Sus padres se estarían preguntando dónde estaba y donde había pasado la noche. Iban a castigarlo de por vida, de eso estaba seguro.

Sin embargo, no era capaz de separarse del cuerpo caliente de Dayami. Este momento era especial para él, porque luego de haberse entregado el uno al otro, compartían ese instante después de eso que era tan importante.

Con ayuda de su brazo libre, se levanta levemente y le regala un beso en la mejilla a la chica mientras la acerca a más a él. Esto hace que se despierte y se mueva un poco para no alejarse del cuerpo del chico.

—No te vayas—. Abre sus ojos lentamente y toma la mano de Neteyam que reposaba en su vientre para entrelazarla con la de ella.

—Mis papás van a matarme—. Le recuerda con una sonrisa, la cual sabía que ella no podía ver, pero no le importaba.

Estaba feliz y eso nadie se lo iba a quitar.

—Exacto. Lo harán aunque llegues unos minutos más tarde—. Su voz aún era algo somnolienta, cosa que le pareció muy tierna al mayor.

Dayami voltea su cuerpo, siendo recibida por una mirada cálida por parte de Neteyam.

¿Cómo era posible que fuera así de hermosa?

La belleza exterior no era más que el encanto de un instante. Él se refería a lo hermosa que era por dentro. Lo que hizo para poder conquistar su corazón. Era pura, perfecta, como si todo lo virtuoso se reuniera en un solo ser.

—Ey—. La saluda acercándose más a ella para sentirla por completo.

—Ey—. Contesta apoyando su mano en el pecho del hombre mientras le regala una sonrisa dulce.

Él y lo que lo rodeaba parecía irreal.

Ya no solo era una atracción física o un simple amorío. Estaba enamorada de él y todo lo que eso significaba. La noche anterior se lo había demostrado y estaba segura que quería sentirse así por el resto de su vida.

—¿Cómo dormiste?— Su mano sube de la cadera de Dayami hacia su mejilla y acaricia está con cariño. 

—Genial—. Contesta en voz baja y toma la iniciativa de besarlo, queriendo recordar de mejor manera lo que se sentían sus labios. Esas mariposas en su estómago hicieron el trabajo de hacerla entender lo valioso que era Neteyam para ella.

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora