xx. las penas pesan en el corazón

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𝐀𝐂𝐓 𝐅𝐈𝐕𝐄. 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐗
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𝐋𝐀𝐒 𝐏𝐄𝐍𝐀𝐒 𝐏𝐄𝐒𝐀𝐍 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎́𝐍








Al momento en el que terminaron la llamada con Lo'ak, Dayami no pudo borrar la sonrisa de su rostro. Acababan de darle una noticia que sinceramente, le llenaba de emoción tanto a ella como a Neteyam. Caminando de vuelta hacia su tienda, ambos hablan al respecto, mostrando lo felices que estaban por el menor.

—No puedo creer que Lo'ak y Tsireya hayan tenido un bebé—. Ambos habían decidido mantenerlo en secreto hasta que la niña naciera para contarles. —Deberíamos ir a visitarlos—. Toma la mano de Neteyam sin poder contener su emoción. —Conocer a Tawnari—. El rostro del hombre cambia a uno algo desanimado, deteniendo a Dayami con ayuda del agarre que habían creado.

—Cariño, sabes que no podemos—. Lo obliga a mirarlo. Ya estaban cerca de su tienda, por lo que decidió hablarlo afuera para que sus hijos no los escucharan. —Mucho menos con Mi'ite, todavía es muy pequeña—. Las orejas de Dayami bajan, comprendiendo a lo que se refería. —Yo no puedo irme tanto tiempo de aquí. Soy el Olo'eyktan.

Aunque tuviera la razón, la noticia sobre su sobrina les había tomado por sorpresa y sinceramente había sido de las mejores cosas que les habían pasado los últimos días.

Debían de hacer algo al respecto.

—Vamos, Ma'Teyam—. Se acerca a él con un rostro algo afligido, intentando convencerlo. Sabía que no era lo ideal, pero no podían evitar a su familia. —Podemos buscar la manera—. El mayor la mira con ojos tristes, entendiéndola a la perfección pero sabiendo que lo que le pedía, era imposible. —Es Lo'ak—. Su voz se rompe levemente al verlo negar. —Es su hija.

—Es muy peligroso—. Le recuerda mostrándose tranquilo, no quería iniciar una pelea con todo esto.

—¿Entonces qué?— Comienza a frustrarse, llevaba mucho tiempo conteniendo su enojo ante el no poder vivir tranquilos. —¿Esperaremos a que nuestros hijos tengan 20 años para que puedan pasar tiempo con su familia?— Mi'ite ya tenía cuatro años y todavía no había tenido la oportunidad de ver a sus abuelos y tíos. Para Ikal, los Sully habían significado mucho y el no poder estar con ellos era difícil. —¿No quieres conocer a tu sobrina?

Neteyam sabía que Dayami estaba frustrada y no la culpaba por eso. Él también lo estaba. Pero el ser Olo'eyktan le había hecho ver la realidad del mundo en el que estaban viviendo y no podía arriesgarse a que sus hijos o esposa estuvieran en peligro.

—Eso no es justo—. Con calma, la toma de las manos para acercarla a su cuerpo. —Claro que quiero—. La mujer cambia su rostro, sintiéndose algo culpable por haberle dicho esas palabras. —Pero no me estás pidiendo algo sencillo.

Dayami suspira pesadamente, evitando la mirada de Neteyam mientras pensaba en lo que acababa de decirle. Tenía razón, no estaba siendo justa con él. Pero la emoción del momento la había invadido y no pudo contener las ganas de pedírselo.

—Por favor, cariño, no quiero pelear—. La toma de la mejilla, obligándola a mirarlo. —Déjame hablar con Lo'ak, buscaremos la manera para verlos—. Aunque estuviera seguro que no iban a concluir nada, debía de darle algo de esperanzas ahora. Los ojos de la mujer se llenan de lágrimas, se sentía abrumada por todo esto. —Vamos, Daya. Dime que me amas—. Aligera el ambiente con una risa, intentando animarla.

—Te amo—. Comenta en voz baja, secando con su mano la primera lágrima que se atrevió a salir de su ojo.

—¿Pero?— Había notado lo intranquila que estaba y quería hablarlo con ella, tan solo de una manera más calmada en la que pudiera decirle todo sin miedo a que él la fuera a juzgar.

𝗜𝗥𝗜𝗦, neteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora