Capítulo 17

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No sabría decir exactamente cuántas horas dormí, pero el reloj marcando las 12 del mediodía me empujó a salir de la cama. Mientras me vestía, vi el sobre con la tarjeta en mi escritorio y me acerqué.

— Entonces no había sido una pesadilla - dije para mí misma.

Tomé el móvil en busca de alguna notificación, llamada perdida o mensajes y seguía vacío. "¡Qué extraño!" Pensé. En cambio, el semblante de la conserje fue uno completamente distinto: vi en su rostro preocupación. Aquello resultaba demasiado contradictorio para mí, pues todas las señales que había recibido hasta ahora eran opuestas completamente. Si tan urgente era la llamada de mis padres, ¿por qué no respondían ni me mandaban ningún mensaje? Pensé que, quizás, les hubiera pasado algo pero eso tampoco tenía sentido, pues tenían muchos empleados a su cargo que hubieran podido socorrerles a la mínima que hubiesen detectado que algo no iba bien. 

Aparté todas aquellas ideas de mi mente y, dado que era domingo y no sabía bien como organizar mi día, decidí tomar mi tarjeta, mi ordenador e ir a la biblioteca. Salir de este cuchitril me ayudaría al menos, un poco, a poner mis ideas en orden. Lo bueno de un día como este era lo tranquilo que estaba todo. Era el momento perfecto para descansar y desconectar de la rutina habitual que nos empujaba a vivir deprisa y no percatarnos de ello.

Me adentré en el edificio y, tras demostrar que era estudiante de la universidad, me dirigí a la última planta, lugar desde el que podía disfrutar de las preciosas vistas al jardín tras aquellos ventanales. Había espacio suficiente para sentarme y me puse manos a la obra para tratar de descifrar de qué iba todo aquello del mensaje oculto que recibí.

Las primeras tres horas fueron en balde. No había ningún detalle que me permitiera usarlo como hilo para reconducir esta investigación que, por el momento, estaba siendo infructuosa. Seguí revisando cada detalle, cada símbolo. Nada fue de gran ayuda. Pero, tras un buen rato observándola, hubo un pequeño detalle insignificante que cambió absolutamente el rumbo de mi análisis. Un diminuto logotipo en el lateral superior derecho fue precisamente lo que estaba buscando.

La planta de la biblioteca seguía vacía y, tras el enorme ventanal que adornaba un lado del edificio, pude observar la imponente tormenta que acechaba ahora esta gigantesca ciudad. Los truenos se intensificaron y, a pesar del sonido casi imperceptible que parecía proceder de uno de los pasillos de la biblioteca, lo atribuí al movimiento de las hojas de los árboles. El cielo se tornó gris y fue razón más que suficiente para seguir dentro de este edificio, al menos hasta que se calmara un poco el día. Mientras seguía tratando de hallar una explicación a todas las preguntas que estaban invadiendo mi mente, pude descubrir unos símbolos que había, justamente, debajo del logotipo. Era complejo descifrar aquello o encontrar nueva información dado que, el diseño de la misma tarjeta, brillaba tanto que la luz terminaba por reflejar y dificultar la correcta lectura. Aun así, las siglas N.O.M. ya aportaban mucha más información que la que tenía desde un principio. A simple vista, era una cartulina preciosa, por sus colores diferentes y su diseño tan peculiar; pero, por otro lado, todo tenía una razón de ser. Al girarla descubrí algo que me erizó por completo. Mi nombre aparecía perfectamente escrito y su visibilidad era óptima. Poco a poco me di cuenta de que era una invitación a una sala llamada "Lux" y sabía que, aquello, estaba siendo inusual.

Una vibración en el teléfono me hizo reaccionar de repente y un mensaje en la pantalla me sacó de mi investigación.

"Estás en peligro". Leí susurrando y esperé a recibir más información.

Tras una breve pausa, volví a recibir un misterioso mensaje.

"Tenemos que vernos"

No sabía exactamente con quien estaba hablando y eso me producía escalofríos. "¿Y si querían secuestrarme?" Tuve que ir con alerta.

"Sal afuera del edificio de la biblioteca. Ahora."

Espera, ¿como sabían dónde estaba? La cabeza empezó a darme vueltas y, mientras esperaba a recibir más información, decidí levantarme y salir afuera. Todo seguía igual en la planta baja y, en la calle, una persona de espaldas a mí se mantuvo inmóvil. No sé si era a mí a quien buscaba, pero su vestimenta oscura no ayudaba mucho a evitar que la sensación de miedo se apoderara de mí. Opté por salir al exterior para saber a quien me estaba enfrentando y la persona ante mis ojos era quien menos esperaba encontrarme.

— Estás en peligro - Jimin me observaba mientras yo no salía de mi asombro.

— Espera, ¿quien eres tú?

— Sé que tienes cientos de preguntas en tu mente pero este no es un buen lugar para hablar. Tenemos que ir a nuestro lugar.

No me fiaba en absoluto de él ni de ese mensaje misterioso pero, después de debatirlo un largo rato en mi mente, acepté.

— ¿De qué lugar estás hablando?

— Eso no puedo decírtelo ahora. Solo te pido que confíes en mí - su mirada era sincera.

— Pero, ¡necesito recoger mis cosas al menos!

— No hay tiempo que perder. Además, ella ya se ha encargado de eso.

¿Ella? ¿A quién se estaba refiriendo?

Tenía cientos de cuestiones en mi mente pero tenía la intuición de que respondería a todas ellas.

Simplemente, tenía que confiar.

¡Quizás tenía razón!

Cuando la luz te encuentreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora