Capítulo 48

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El coche se detuvo y esa fue la clara señal que necesitábamos para bajar del vehículo. Desconocía el lugar donde nos hallábamos pero, una larga calle repleta de personas, circulaban de un lado a otro. Todos parecían realmente felices y varios músicos animaban al cotarro haciéndolos bailar. Parecía un mundo completamente diferente: en Londres la destrucción era evidente y los edificios derruidos invitaban a largarse de allí, como habíamos hecho nosotros. Era caos y desolación. Pero, aquí, justo el lugar donde me encontraba, todo era diversión. Parecían dos universos paralelos que habían decidido fusionarse en un mismo planeta.

Cerré la puerta mientras seguía visualizando la realidad ante mí y sus expresiones cambiaron.

— ¡Hogar dulce hogar! - Suga respiró el aire limpio y se adelantó.

Todos decidieron emprender la ruta hacia adelante pero yo seguía parada prestando atención a cada detalle. Sabía que se trataba de una especie de refugio, pero prefería que me lo explicaran ellos. Namjoon se detuvo y giró la cabeza hacia atrás para toparse con mi rostro confundido.

— Aquí estás a salvo, Chloe. De veras - me sonrió tranquilizándome.

Y, en ese preciso instante, me percaté de que lo único que necesitaba era eso. La sonrisa de la paz y la tranquilidad que te recuerda que estás en el lugar que debías estar hace mucho tiempo atrás.

Me uní a ellos y, por primera vez desde que salí de mi casa, sentía que tenía una familia que me había acogido a pesar de todo. Era como haber encontrado a esas personas que me calman con un fuerte abrazo capaz de calentar cualquier corazón. Significaba ser acogida por unas personas que hacía un mes eran unas completas desconocidas y que, ahora, significaban el mundo entero para mi. Y yo, sin comprender qué había hecho para merecerlo, supe que no necesitaba nada más.

Nos adentramos en la corta calle que había ante nosotros y que estaba repleta de edificios históricos a ambos lados. Todo era precioso en su conjunto y parecía un escenario sacado de cualquier película de época. Seguimos andando hacia adelante hasta que nos desviamos y supuse que habíamos llegado al lugar donde íbamos a estar indefinidamente. El gran portón, ante nosotros, estaba repleto de detalles de rostros mitológicos que irradiaban belleza lo miraras por donde lo miraras. Namjoon, a la cabeza, introdujo una gran llave por la cerradura y nos mostró aquello que había en su interior. Un gran patio, protegido por una cúpula de vidrio con numerosos detalles de distintos colores, nos dio la bienvenida a todos. Al parecer, se trataba de una de sus residencias habituales y recurrentes cada vez que decidían volver.

— ¡Bienvenida a Boston! - exclamó Jimin.

Todos fueron accediendo poco a poco y, por fin, me di cuenta que estaba en lo cierto: habíamos regresado al país de donde salí sola la primera vez.

Varios sofás, en la parte céntrica del lugar, me permitieron descargar todo el peso que había estado soportando sobre mi espalda.

— Ahora estamos, por fin, de vuelta al refugio. Digamos que es una zona inquebrantable por todos aquellos que desean hacer el mal. Si no eres bienvenido, no puedes acceder. Es un lugar pequeño pero complejo a su vez. Toda esa gente que viste antes vive repartida por esta área y todos estamos aquí por un fin común - respiró hondo - Sabemos que no hemos sido todo lo sinceros que deseabas que fuéramos pero, ahora, podemos resolver todas aquellas dudas que rondan por tu mente y que mereces saber.

— Soy plenamente consciente de que necesito salir de dudas pero ¿podéis dejarme descansar un poco? Ahora soy yo quien necesita un respiro.

Namjoon asintió sonriéndome y se puso en pie.

— Entonces necesitamos mostrarte tu habitación personal. Acompáñame.

Me levanté tomando mis pertenencias personales pero alguien me detuvo.

Cuando la luz te encuentreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora