Capítulo 39

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Decidimos descender hacia el subterráneo: la barandilla estaba muy fría y el sonido producido por el goteo de un grifo, me permitió deducir que aquella zona no estaba muy cuidada. Elegimos ser sigilosos y hacer el menor ruido posible, a pesar de estar todo despejado. Cuando terminamos de bajar, nos adentramos en el interminable pasillo que me recordó a los característicos pasadizos de los hospitales que no parecían tener fin. Sobre el techo, unos largos tubos fluorescentes daban luz a la zona completa, aunque alguno parecía parpadear incesante indicando que pronto se fundiría.

Antes de seguir adelante, optamos por inspeccionar cada habitación en particular tratando de encontrar indicios de rastros humanos, pero todo estaba vacío. Conforme avanzábamos, escuchamos ciertos murmullos y Jungkook sacó el arma de su guantera derecha. Continuó con cautela sosteniéndola en alto y abriendo, poco a poco, cada puerta. Me indicó que me mantuviera detrás suyo para evitar cualquier sorpresa de última hora y presté atención a cada paso que daba. Finalmente, una puerta medio abierta nos mostró que habíamos llegado a alguna zona importante; en el interior, dos cuerpos yacían en el suelo sobre un enorme charco de sangre indicándonos, así, que alguien más había estado allí antes. Ambos tenían dos marcas en la frente a consecuencia de haber sido víctimas de un disparo. La sala de mandos era una sala de vital importancia, pues estaba repleta de televisores que controlaban la actividad de todo el recinto. Al parecer, había muchas más cámaras de las que creíamos pero, la mitad de ellas, habían sido saboteadas por los chicos.

— Ellos están a salvo. Han pasado por aquí antes - rompió el silencio.

— ¿Te refieres a Jhope, Namjoon, Suga y Jin? - sabía que se refería a ellos pero necesitaba salir de dudas.

— Exactamente. Antes de iniciar este plan me informaron que su primera parada era esta y, al mismo tiempo, es la señal que nos ayuda a saber que se encuentran bien.

Jungkook miraba las cámaras de seguridad que seguían encendidas y yo opté por inspeccionar las batas de aquellas personas que seguían tendidas en el suelo. En sus bolsillos no había nada, pero llevaban ese peculiar auricular que había observado al acceder a esta instalación. Decidí arrancar uno para tomarlo como muestra, no sin antes enseñárselo a él.

— ¿Qué es eso?

— No sabría como llamarlo, pero era algo que llevaban todas las personas que pude ver antes - seguía emitiendo destellos.

— Algo no cuadra - indicó que me acercara a un televisor en particular - ¿Ves? La persona del centro de la pista que sostiene el micrófono plateado no lo lleva.

Me froté los ojos para mirar mejor lo que estaba indicándome y, al parecer, tenía razón.

— Sea como fuere, dado que no conocemos la finalidad de llevarlo puesto, nos lo podemos guardar y enseñárselo luego a los chicos. Quizás ellos sepan algo - le miré esperando una respuesta por su parte.

— Buena idea. Ahora tenemos que seguir. Debe haber algo más.

Salimos de aquella sala y decidimos continuar hacia adelante. Seguimos andando sigilosamente y preparándonos para cualquier imprevisto. Todo estaba en silencio y las salas cerradas con llave, aunque manteníamos la esperanza de encontrar algo de vital importancia. Giramos la esquina para continuar nuestro trayecto y, al final del pasillo, una puerta negra nos indicó que, quizás, era eso lo que estábamos buscando. Aceleramos el paso, observando a cada lado, cuando unas voces se intensificaron.

Nos miramos brevemente para saber cuál era el siguiente paso que debíamos dar y, tras un largo instante, opté por derribar la puerta que nos separaba de la gente que había dentro. Tiempo atrás había asistido a alguna clase de Taekwondo y pude aprender algunas técnicas básicas sin saber que, en un futuro, pondría en práctica esos conocimientos. Posteriormente pensé que, quizás, era la peor decisión que se me pudo haber ocurrido pero, ¿qué otra alternativa nos quedaba? ¿Forcejear el pomo hasta dar con la solución? ¿Introducir una horquilla por la ranura? Jungkook se quedó frío observándome e indicándome, de este modo, que era lo último que se esperaba de mí. Pero la cuestión era, ¿qué esperaba de mí en realidad? Probablemente, desde un principio, había tenido una visión completamente opuesta: quizás creía que era la débil chica que esperaba ser rescatada. O, quizás, siempre había sentido lástima por mi situación y por todo aquello que sabía. Porque sí: si algo tenía más que claro era que, probablemente, supiera más de mí que yo misma.

La puerta cayó de golpe sorprendiendo a todos los presentes y optamos por asomarnos para observar la escena que tanta intriga nos había ocasionado. La imponente sala era completamente distinta a todas las que habíamos visto hasta el momento. Era muy amplia y el suelo de parqué daba la bienvenida, con su particular quejido, a todo aquel que transitaba por este. En el centro de la sala había una silla con un hombre atado a esta y, de pie, cuatro figuras familiares le sometían a un interrogatorio. Aún seguía sin comprender como es que Suga, Jhope, Namjoon y Jin lograron entrar sin que nadie se diera cuenta, pero fueron rápidos. Todos estaban observándonos, aunque las miradas seguían posadas sobre mí; quizás era la clase de entrada que menos esperarían ver en vivo y en directo.

— ¡Tachaaan! - dije tratando de animar el ambiente.

Tuve que contenerme, pues todos seguían asimilando lo que había ocurrido allí. De reojo observé a un Jungkook que parecía bastante divertido con la escena que había creado. Era la segunda vez que lo veía así. Cuando le conocí me di cuenta de que siempre trataba de justificar su propia actitud, convenciéndome de que él era así de normal. Luego, las palabras de Taehyung confesándome que solo era una mera coraza, resonaban en mi mente para, posteriormente, reflexionar acerca de que, realmente, eso tenía mucho sentido. Y, de alguna manera, lo comprendía. Entendía por qué era así y por qué buscaba ocultar su verdadera forma de ser. Eso me empujaba a empatizar muchísimo con su manera de afrontar la vida. Aunque, por desgracia, solo lograba quedarme ahí, pues aún no había tenido el placer de ir más allá de la superficie.

Le respondí con una sonrisa y pareció quedarse sin habla. Sin venir a cuento, se puso nervioso y se vio obligado a disimular de la forma que fuera.

— ¡Podríais haber sido un poco más cuidadosos para entrar! - Jin cortó este juego de miradas y parecía bastante molesto.

— P-perdona. Ha sido mi culpa - dije avergonzada.

— ¿Dónde están Jimin y Taehyung? - preguntó Namjoon observándonos de lejos.

— Pensábamos que estarían aquí - respondió Jungkook - Nos separamos en dos grupos y ellos decidieron ir hacia arriba. Pero, a estas alturas, pensábamos que ya habían regresado.

— Siento daros la mala noticia de que todavía no han vuelto - respondió Jhope asustado.

El ambiente estaba bastante cargado y, aunque todos seguían conversando, me fijé en el hombre que seguía atado. Suga le había pegado un trozo de cinta americana para que se mantuviera en silencio mientras todos seguían hablando. Estaban discutiendo acerca de la poca responsabilidad que ambos habíamos tenido por no haberlos esperado pero, a pesar de todo, mi vista seguía posada sobre el individuo del que desconocía su identidad aunque me resultaba familiar. Caminé tranquilamente hacia adelante, dirigiéndome a él, hasta que quedé a pocos centímetros. Me agaché observando cada facción, cada detalle de su rostro y de su piel.

— Tú... - dije tratando de aclarar todas las ideas que surgían en mi mente.

Escuché como todas las voces cesaban y se giraban a mirar lo que ocurría.

— Eres tú - estaba llena de ira.

Me recompuse y, una vez me separé de aquel señor de aspecto peligroso, decidí escupirle. Y eso era lo más bonito que podría recibir un ser despreciable como lo era él.

Cuando la luz te encuentreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora