— ¿Estás bien? - Namjoon me hizo volver a la realidad.
— S-sí - estaba nerviosa.
Durante todo este tiempo me había percatado de que él sabía detectar esas emociones que, en ocasiones, buscaba esconder. A pesar de mis esfuerzos, todo resultaba en vano cuando terminaba haciéndome ver que él sí se daba cuenta de todo aquello que sucedía. Era como si estuviera en mil sitios a la vez.
Sabía que, por su miraba sincera que continuaba observando detalladamente los rasgos de mi rostro, no podía mentirle. Al menos, no a él. Me estaba ofreciendo su hombro y sus oídos para que me liberara, así que no podía pagarle con una patraña pues, tarde o temprano, se enteraría y era mejor no ir con rodeos.
Un calor, fruto de la vergüenza por haberme pillado con la guardia baja ante una cuestión que no esperaba en absoluto, se apoderó de mis mejillas. Traté de disimular y ahora eran varios los ojos que me observaban esperando escuchar una justificación saliendo por mis labios.
— Vale, vale - respiré hondo - Digamos que ha habido un acontecimiento reciente que me ha dejado sorprendida.
— ¿A qué te refieres? - preguntó mi madre con los brazos cruzados.
— Cuando me dirigía hacia aquí, las luces del pasillo se apagaron bruscamente. Todo quedó a oscuras y, desde fuera, el alumbrado local parecía también afectado por la tormenta que rugía con furia en la lejanía - tragué - Luego pensé que, probablemente, el susto vino por lo sugestionada que me encuentro ante todo lo que hemos vivido estos últimos meses.
Desde la cúpula central se escuchaba la incesante lluvia que ahora cubría la ciudad entera. Nos quedamos en silencio viendo aquel espectáculo que sucedía por encima de nosotros. De alguna forma, me sentía aliviada al saber que no habían sido imaginaciones mías pues, desde donde estábamos, se podía observar el pasillo de la primera planta sumido en la completa oscuridad.
Las luces de la sala central empezaban a parpadear y supimos que, pronto, nos quedaríamos a oscuras allí también. El resplandor de los relámpagos atravesaba las ventanas, esbozando nuestras propias sombras sobre el suelo de parqué que emitía un chirrido con cada pisada. De alguna forma, estábamos atrapados en nuestro refugio y no podríamos salir hasta que, por lo menos, hubiera cesado un poco la tormenta eléctrica.
La presencia de una persona a mi espalda y sus brazos alrededor de mí en señal de protección, me hizo volver al mundo real. Su respiración cálida rozando mi oreja derecha y su voz susurrándome, me tranquilizó completamente.
— ¿Te encuentras mejor? Estoy aquí para protegerte - la voz familiar de Jungkook me permitió reducir mis pulsaciones aceleradas.
Asentí casi imperceptiblemente y apoye mi espalda sobre su pecho, en señal de comodidad y seguridad. Todos estábamos en completo silencio, admirando aquel espectáculo de luces sobre el oscuro cielo que parecía querer caerse de un momento a otro.
— ¿Ahora comprendéis mejor mi sobresalto? - corté el silencio.
Apartaron su mirada de los ventanales para centrar su atención en mí. Jungkook me soltó y una sensación de frío me recorrió por completo, odiándole internamente por la lejanía que había creado entre ambos. Me deslicé un poco a un lateral tratando de encontrar el interruptor que accionara, de nuevo, aquellas luces. Sentía que varias siluetas me contemplaban en la oscuridad y, tras intentarlo en varias ocasiones, los intentos no dieron sus frutos. Sabía que estábamos atrapados aunque, por suerte, la poca luz que emitía cada rayo aportaba el resplandor necesario para poder ubicar a cada uno de ellos.
El silencio seguía imperando en aquel gran espacio y, cuando creía que todo iba bien, noté un pequeño cambio que me hizo caer en la cuenta de que algo había ocurrido sin darme cuenta. Seguía de espaldas a ellos y tragué saliva nerviosamente, evitando hacer algún movimiento brusco que pudiese ponerme en peligro. Solo se escuchaba mi respiración agitada y el corazón amenazando salir del pecho. Giré lentamente sobre mi propio eje y observé aquel lugar que, cada vez, me resultaba más grande y extraño. Era como no reconocer nada de lo que allí había pero, a pesar de todo, dos siluetas seguían quietas mirando en mi dirección. No se movían a penas y dudé si estaban conscientes, pues parecían personas desconectadas de este mundo.
ESTÁS LEYENDO
Cuando la luz te encuentre
FanfictionLo que parecía normal realmente no lo era y no fue hasta los 18 que pude descubrir que vivía en una completa mentira. Todo aquello que creí real era fruto únicamente de mi imaginación. Sin darme cuenta, mis decisiones no eran cosa mía sino de esos q...