Capítulo 37

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Subimos las escaleras poco a poco para evitar que cualquier sonido exterior nos sorprendiese. A pesar de estar ubicados en la parte alta de la ciudad, cada vez la ocupación era mayor y las formas de huir se complicaban a su paso. Habíamos dejado nuestras pertenencias escondidas en una caja fuerte bastante oculta, en caso de que alguien entrase cuando no estábamos.

Salimos a la calle y todo estaba despejado. Nos mantuvimos en silencio un buen rato para ver si algo más sucedía y, tras haberlo comprobado, nos subimos al vehículo y nos dirigimos a nuestro destino. Estaba oscureciendo pero, en el aire, todavía estaban presentes partículas de contaminación originadas por la destrucción masiva de edificios. El paisaje era desolador y los murmullos de la guerra en el entorno acrecentaban el sentimiento de tristeza.

Estábamos por la zona donde se situaba el establecimiento en cuestión. En esta parte de la ciudad, todo parecía distinto. Era como entrar en un área protegida con imposibilidad de ser atacada por nada ni por nadie. Alrededor, varios guardias de seguridad controlaban de cerca cada rincón para evitar que cualquier persona, sin identificación, accediese al recinto. Las casas y edificios seguían en pie y, a lo lejos, la sala Nox lucía envuelta en varios neones de color rosa, azul y morado; el resto de la calle estaba iluminado por varias farolas.

Nos vimos con la obligación de detener el vehículo en un lugar bastante alejado de aquel lugar y el objetivo principal, en este instante, era el de cortar la luz de toda el área. No habíamos reparado en este asunto y, por primera vez, nos quedamos paralizados sin saber qué hacer exactamente. Algunos estaban agachados detrás del coche y otros nos manteníamos ocultos en un muro que nos sacó de apuros momentáneamente.

— Tss, tss - jhope trató de hablar con nosotros en voz baja - Ahí detrás está ubicada la caja en cuestión que controla las luces de este perímetro. ¡Cortadla!

Jimin paró a observar la caja y, tras un instante, logró abrirla. En su interior, lo que parecía un contador, tenía múltiples cables de distintos colores. El plan ahora era acceder al interior de esa área, mientras despistábamos a todos los guardias de seguridad y apagábamos las luces para facilitar el camuflaje. Jungkook sacó un chuchillo, al igual que hizo Taehyung y Jimin, y se dispusieron a cortar cada cable. Pensábamos que sería mucho más sencillo y, después de un par de minutos, la zona quedó envuelta en una perpetua oscuridad. Tuvimos que movernos rápidamente para evitar ser descubiertos y nos metimos en un callejón que, aparentemente, estaba libre de guardias. Seguimos andando mientras varias voces empezaron a percatarse de que algo no estaba yendo bien. Los gritos de sorpresa y los pasos ajetreados fueron la clave para comprender que todo estaba saliendo conforme a lo planeado.

Encontramos un hueco por el que poder meternos. Cada vez estábamos más cerca de nuestro destino pero, correr ahora mismo, terminaría delatándonos. Continuamos con nuestro sigilo, sorteando obstáculos y escondiéndonos cada dos por tres para comprobar que todo seguía despejado. Enfrente del local, parecido a una discoteca pero mucho más glamuroso, a penas había gente ya, aunque seguía un guardia de seguridad en la puerta. No comprendía por qué seguía ahí parado pero supuse que estaba esperándome. Al instante, sabía que había algo que no me cuadraba.

— ¿Por qué no se larga? - preguntó Jhope molesto.

— Digamos que aún no ha visto a la persona que espera - susurré - está esperándome. En realidad, lo han pintado como un evento pero es una emboscada. Es una trampa.

— ¿Cómo lo has sabido?

— Fácil. Si buscas secuestrar a alguien, ¿por qué no invitarlo directamente a que asista mientras lo vendes como un evento al que va a acudir mucha gente? Todas esas personas que ves ahí están de decoración. O sea, forman parte de ello.

Saqué el vertido que preparé con anterioridad y me apliqué dos gotas sobre mi cuello.

— No tenemos tiempo que perder - me observaban atentamente.

— Bien, vamos a dividirnos en dos. Los de la facción física iréis con ella. Los de la facción mental aprovecharemos para acceder al interior mientras vosotros - Namjoon nos señaló directamente - distraéis a la persona que está ahí afuera.

— Espera, espera... ¿Facciones? ¿De qué estáis hablando? - estaba perdida completamente.

— Es una historia muy larga. Te lo contaremos cuando estemos a salvo. Te lo prometo - Namjoon me miró con sinceridad.

Queríamos ponernos nuestros pasamontañas pero no queríamos levantar sospechas por lo que, finalmente, decidimos asistir conforme íbamos vestidos. Jungkook a mi lado derecho, Taehyung a mi izquierdo y Jimin detrás, cubriéndome las espaldas, avanzábamos con paso firme y sin posibilidad de echarnos atrás.

— ¿Quién anda ahí? - El segurata levantó la linterna para vernos mejor - Oh, ¡es usted señorita Chloe! Estamos encantados de verle por aquí. Finalmente ha decidido venir.

Durante mi adolescencia tuve la oportunidad de ir a varias clases de teatro y aprendí la parte más fundamental para engatusar a alguien. La clave está en decirle lo que quiere escuchar para que, la otra parte, se relaje y puedas aprovechar ese instante para engañarle. La forma de mirar y la sonrisa amable no podrían dilucidar cual iba a ser tu plan, ¿verdad? Siempre había tenido mis propios trucos para salirme con la mía y, verme encantadora, era una de las muchas formas que usaba más a menudo y que siempre funcionaba.

Me acerqué para ocupar su espacio vital y decidí poner en funcionamiento mi plan B: opté por charlar con él largo y tendido hasta agotarlo. Pensé que haría falta hacerlo pero algo me sorprendió.

— ¿Qué perfume es ese? - preguntó cambiando de tema.

— ¿T-te gusta? Oh vaya, no pensé que fuera así ya que me han dicho que es muy fuerte - me puse un mechón por detrás de la oreja mientras seguía con mi estrategia.

Sus ojos empezaron a cerrarse poco a poco y cayó al suelo de golpe. Me agaché para comprobar que estaba disfrutando de un sueño profundo y reparador, y me acerqué a su bolsillo y chaqueta. Pude tomar prestado un dispositivo móvil, su walkie talkie y arranqué un chip que tenía escondido. Lo destruí pisándolo repetidas veces.

— Dulces sueños - mi sonrisa seguía posada en mi rostro.

Los chicos se dispusieron a destruir cada cámara de seguridad exterior que había aunque, mi temor por haber sido descubiertos por los vigilantes del interior del establecimiento, iba creciendo por momentos. Me giré para observar al resto de chicos pero no había rastro de ninguno de ellos. ¿Habían accedido ya al interior?

Cuando la luz te encuentreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora