Capítulo 71

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Alargamos aquel momento todo lo que pudimos, hasta que él decidió separarse creando en mí la necesidad de seguir besándole.

— Desde que te conocí, vi algo en ti diferente. No solo por lo maravillosamente perfecta que eres a ojos míos, Chloe Salvatore, sino porque la complejidad de tu ser me atrae de mil formas inexplicables. Al principio, reconozco que fuiste una mera distracción pero, aquel momento en el comedor de la base, tras tu llegada, despertó en mí ese lado que se encontraba apagado porque jamás había tenido la suficiente energía como para hacerlo funcionar. Tu forma de pensar, tu forma de ver las cosas, de algún modo, me inspiraron. No entendía por qué pero quería pasar más tiempo contigo. Sé que fui muy brusco, pero mi corta experiencia en este campo, me hace ser impulsivo y no me detengo a reflexionar sobre la forma más correcta cuando deseas algo con una persona - estaba feliz mientras hablaba - Quizás la falta de amor que había recibido siempre por parte de mis padres biológicos, fue un elemento determinante a la hora de no saber cómo gestionar las relaciones afectivas. Eres tan completa que no sabría de qué otra forma expresar lo privilegiado que me siento de conocerte. Tienes el poder de gustar a la gente y de hacer que paren a fijarse en ti. El día de la fiesta o la cena del otro día son ejemplos claro de que, cuando entras en una sala, el mundo se detiene a admirarte. Y, aunque me avergüence decirlo, sí, te admiro. Por lo que me has aportado, por tu paciencia y por no haberte rendido conmigo. Cualquier otra persona se hubiera alejado hace tiempo pero tú no. Realmente sabes cómo tratar a la gente y das oportunidades, sabes ver lo bueno en las personas.

Su confesión me había dejado con la boca abierta. Ahora mismo me sentía feliz y leves lágrimas brotaron de mis ojos porque, por primera vez, veía muestras de afecto verdaderas. Siempre me había resultado una persona inalcanzable, alguien incapaz de fijarse en mí. En cierto modo, sentí que no estaba a su altura. Pero estaba muy equivocada al dar por sentado eso. Muchas veces, por increíble que parezca, la timidez de las personas te hace creer que no están interesados en ti. En ocasiones, debemos dar oportunidades a que las otras personas se sientan cómodas para abrirse y expresar sus sentimientos. El problema es que, generalmente, nuestra sociedad se configura de tal modo que siempre existen personas que juzgan a otras por lo que dicen o sienten. Pero sentir amor es algo natural de la propia persona, aunque la vergüenza nos juegue una mala pasada.

Optamos por volver a la cabaña, pues nuestro viaje concluía allí. Había sido sometida a confesiones que, a pesar de dolerme, necesitaba escuchar para descubrir la verdad y comprender, realmente, lo que estaba ocurriendo.

— Muchas gracias Blair por habernos acogido aquí - la abracé por última vez - Por cierto, ¿debería llamarte tía?

— Si lo prefieres sí - sonrió - Espero que tengáis un buen viaje de regreso a Boston.

— Ha sido un placer visitarte. Ah y la comida estaba muy buena - aclaró Jungkook.

— Por cierto, antes de marcharme tengo una última cuestión. ¿Sabes algo sobre esta marca que apareció en mi piel? - me aparté el pelo y el cuello de la camiseta para mostrárselo.

— Se trata de un sol. Esa marca es la que indica lo que tú representas en este entramado y, a diferencia de la suya, eres el efecto contrario. La suya - dijo señalando la de Jungkook - es la que determina que es la oscuridad. Y, finalmente, ambos os habéis terminado encontrando. Lo que se trataba de una mera casualidad, terminó siendo el destino. De algún modo, estabais destinados a encontraros a mitad de camino. Unidos sois imparables.

Dimos un último vistazo a aquel lugar tan peculiar y, una Blair feliz, se despidió de nosotros por última vez. Sabía que, por el momento, debía continuar escondida por su propia seguridad pero, quizás, cuando hubiésemos descubierto todo esto, podría reunirse de nuevo con Dafne, la única familia verdadera que le quedaba.

Nos montamos en el coche, aunque ya era suficientemente tarde como para seguir conduciendo. Optamos por volver al mismo hostal donde habíamos pasado la noche, hacía dos días, de camino a la cabaña de Blair. Ignorábamos si quedaban habitaciones libres pero preguntar nunca estaba de más. La carretera seguía vacía y aparcamos donde encontramos un hueco libre. Finalmente, dado que no había mucho trasiego de gente, pudimos decidir libremente en qué habitación queríamos hospedarnos. Optamos por la 302, ubicada en la tercera y última planta.

Durante este viaje pasajero no había pensado en ningún momento en los chicos o en Dafne, pues todo había sido demasiado fuerte como para fijar mi atención en otras personas, y, en cierto modo, me sentía un poco culpable.

¿Cómo habría ido todo? ¿Qué habrían hecho? ¿Habrían avanzado en la investigación?

Cuando la luz te encuentreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora