— Nací en una familia desestructurada. Mi padre era un drogadicto y mi madre a penas ganaba lo suficiente como para mantenerme. Dadas mis circunstancias, un día fueron a visitarnos los servicios sociales a casa. Estudiaron nuestra situación y, después de analizarlo durante un tiempo, optaron por separarme de ellos. De lo poco que ganaba ella haciendo varios trabajos, una gran parte se la daba a mi padre, para que siguiera consumiendo todo aquello que se metía en el cuerpo. Hubiera podido ignorarlo, pero las consecuencias que hubiera recibido por eso, habrían sido muchísimo peores. A los 9 años me encontraron una buena familia, completamente distinta a la mía. Allí había riqueza y mucho lujo. La casa parecía un auténtico palacio y me sentí realmente querido - tomó aire y continuó - Al principio todo iba bien, pero luego comprendí la forma de funcionar tan particular que tenían: pasaba más tiempo con niñeras que con mis nuevos padres. Al parecer, un día mientras cenábamos todos juntos, lo cual se daba pocas veces, me comentaron sobre lo felices que se sintieron al poder cuidar de alguien a quien llamar hijo, pues siempre habían deseado tenerlo pero nunca habían tenido el tiempo suficiente para dedicarse, en cuerpo y alma, a ello. Fui a buenos colegios y, a la edad de los 16 años, algo en mí y en ellos cambió. Su forma de comportarse era distinta y, cada vez, estaban menos tiempo en casa. A los 18 años decidí que era buena idea buscar un trabajo y, de hecho, tras varios intentos lo logré: acabé ganándome un sueldo en un bar que había en el pueblo. Era mi escapatoria para evitar vivir en esa nueva realidad, que no me representaba en absoluto. Siempre había vivido humildemente y, en ocasiones, mis nuevos padres me reñían por no saber adaptarme o no dar lo que ellos esperaban de mí. El problema es que solo pensaban en sí mismos y no eran capaces de ver más allá de sus propias narices. Una vez, cuando estaba preparándome para ir a mi turno de trabajo, escuché por error una llamada que estaba haciendo mi nuevo padre. Hablaba sobre algo muy extraño y decidí tomar nota mental para buscar información acerca de ello cuando tuviera algo de tiempo. En uno de esos fines de semana en que ambos se ausentaban por cuestiones de trabajo, decidí iniciar una búsqueda rápida y, aunque al principio no me salió nada, las búsquedas posteriores sí lograron sacar algo en claro. Me quedé helado al darme cuenta de que formaban parte de una organización extraña que había sido investigada años atrás por su origen dudoso. Decidí que era buena idea evitarles y seguir dedicándome a informarme más acerca de ello. Acudí a un archivo local en Londres y, aunque al principio se negaron a darme información, terminaron accediendo tras mi insistencia. Llámalo destino o casualidad pero, en una ocasión, me topé con una persona que no conocía y que, al parecer, estaba interesado en lo mismo. Parecía tener la misma edad que yo y, aunque al principio nos costó, terminamos presentándonos. Ahí es cuando conocí a Taehyung y, después de varias veces hablando y compartiendo novedades, decidió que era buena idea presentarme al resto. Me convocaron en una ubicación secreta donde, finalmente, terminé accediendo a colaborar con ellos y ser parte de su grupo. Por ese motivo te dije que fui el último en entrar porque, de hecho, lo fui.
— ¿Decidiste huir de la familia que te había acogido en un primer momento? - pregunté.
— Tuve que escapar discretamente. Es el consejo que ellos me dieron. Pero, a pesar de todo, tuve que seguir estando para obtener información de primera mano - confesó - Un día, mi nueva familia, de costumbres antiguas, me invitó a una cena que iban a hacer con unos amigos. Aunque no me apetecía, acabé aceptando para evitar discusiones sin sentido. Allí conocí a Estela, una chica rubia, alta y bastante más mayor que yo, que era hija de esa otra familia. Por algún motivo, la finalidad de aquel encuentro era juntarme con ella para acelerar los trámites de una futura boda. Con 18 años lo que menos deseaba era hacer eso y, de hecho, no estaba interesado en ella lo más mínimo.
— ¿Es la misma chica con la que te vi el día que me dejaste en la universidad? - por fin podía ponerle nombre a aquella mujer.
— Exacto - volvió a mirar al frente - Pero, a pesar de mi poco interés, decidí acercarme a ella para saber quien era y de donde venía. Comprendí que también estaba ligada a la organización de la que querían hacerme formar parte. Dada la idea que tenían, fue el momento de escapar de allí. Pedí ayuda a los chicos y fue el momento en que, realmente, empecé a formar parte de ellos. Me mudé a su refugio y me sentí seguro entre aquellos muros.
— Entonces, ¿significa que cuando vi a Estela acompañada de Miroslav solo estaba actuando? Porque recuerdo perfectamente que era ella la que estaba con él y la que gritó muy fuertemente - traté de atar cabos.
— Eso es. Realmente su finalidad era llamar tu atención para que cayeses en su trampa. Quizás fue ella quien te dejó la invitación a NOX en tu puerta - añadió - De alguna manera, te tenían vigilada desde el principio y sabían donde estabas. Pero debían actuar con sigilo para evitar que te dieras cuenta.
— Y Ava, ¿por qué me hizo cuestiones cuando, en realidad, ella forma parte de toda esta trama? ¿Por qué vosotros estabais en esa base?
— De alguna manera, tenía que ganar tiempo y hacer que tu atención se centrara todo el tiempo en lo que a Ava le interesaba. Cuando tuvimos que escapar, supe que ella había entrado en tu habitación porque, al parecer, buscaba algo que tú tenías. Quizás quería la llave que robaste de tu casa o algún documento secreto que no debería salir a la luz - se puso en pie - Y, sobre la segunda cuestión, necesitábamos hacerle creer que estábamos de su parte. Realmente, aunque sepa manipular, tiene la conciencia de que solo ella es capaz de hacerlo. Jimin llevaba tiempo siguiéndola y supo cómo jugar sus cartas correctamente: para distraerla, tuvo que convencer a Dafne, quien seguía con su investigación mientras se mantenía oculta. Era y es la única persona en la que confía. Es su perdición. La única capaz de sacarle toda la información y jugar con ella a su antojo. Dafne pasaba tiempo con ella mientras, el resto, actuábamos de incógnito para tratar de desenmascarar a LUX. Y conseguimos suficiente información y evidencias para lograrlo.
Posé mi vista sobre él, quien decidió girarse para observarme mejor. Pero, en aquellos ojos, pude sentir miedo, como si lo que estuviera a punto de contarme fuera a romperme todavía más.
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Cuando la luz te encuentre
FanfictionLo que parecía normal realmente no lo era y no fue hasta los 18 que pude descubrir que vivía en una completa mentira. Todo aquello que creí real era fruto únicamente de mi imaginación. Sin darme cuenta, mis decisiones no eran cosa mía sino de esos q...