Capítulo 70

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— Por lo que puedo ver en ti, ahora mismo, pareces muerto de miedo. ¿Hay algo más que tenga que saber? - traté de calmarle, aunque yo también estaba alterada.

Se apartó la camiseta un poco para mostrarme su cuello. Aunque verlo me ponía nerviosa, sobre todo al fijarme en las clavículas, había una marca en él que resultaba familiar. Parecía un tatuaje o una marca de nacimiento, pero sabía que aquello quería decir algo.

— ¿Te recuerda a algo? - sus ojos estaban posados en mí.

— Se parece a la marca que me apareció a mí. Pero, al mismo tiempo, es distinta. ¿De qué va todo esto?

Se mantuvo un instante en silencio. Tras pensarlo, optó por tomar asiento y ordenar en su mente todo aquello que estaba a punto de confesarme. Quizás era la última puerta que faltaba por abrir en aquel laberinto repleto de caminos que conducían a alguna parte.

— Hace ya algún tiempo atrás, todos hablamos sobre lo importante que eras. De hecho, te pusimos al corriente. Pero no solo eres valiosa por eso: hay algo más. Desde que nos formamos como grupo para desentrañar la verdadera cara de LUX, llevábamos a cabo la tarea de buscarte a ti. Era la última pieza en nuestro puzzle. En realidad, lo que te hace especial no es que seas inmune, sino que muestres la particularidad de ser opuesta a mí - tomó mi mano para asegurarse de que le prestaba atención - El requisito indispensable para ser parte del equipo donde estoy ahora era analizarme. De algún modo, siempre habían visto algo diferente. Me realizaron diversas pruebas y sacaron en claro que era eficaz haciendo cualquier tarea que me propusieran. Era algo que no habían visto hasta ahora de ningún otro miembro pero, eso, precisamente, era lo que me hacía ser diferente. Por otro lado, vieron que mi oscuridad interna ayudaba a ser productivo y a aportar valor al grupo, pues era de las pocas personas capaces de centrarse única y exclusivamente en lo que se me mandaba hacer. Eso ayudaba mucho a que no me distrajera. De hecho, cuando te dije que tú pusiste mi mundo patas arriba fue por eso porque, hasta ahora, nadie había sido capaz de hacerlo. Quizás mis circunstancias vividas desde que era pequeño, habían determinado mi crecimiento futuro y me habían marcado de esa forma. Un día, enfrente del espejo, vi esta extraña marca similar a una luna. Me interesé por encontrarle sentido y supe que guardaba relación con la forma en como estaba configurado yo a nivel genético.

— Por eso estabas buscándome, porque sabías que era la única capaz de romper el vínculo. En realidad, tu única función fue esa conmigo - aparté mi mano de la suya y me puse en pie - Necesitabas que te dejara entrar a mi vida para lograr tu cometido.

— Pero luego me di cuenta de que algo había cambiado - trató de tranquilizarme.

— Oh venga, ¿acaso es esta otra de tus estrategias para jugar conmigo?

— No he jugado contigo en ningún momento - su suplica se convirtió en un lamento.

— Por lo que veo, has hecho igual que hiciste con Estela. Entraste en su vida para sacarle información.

— No te compares con ella. Sois diferentes - se puso de pie y su voz mostraba su enfado.

— ¿Como quieres que sepa que dices la verdad si todo este tiempo esto ha sido una mentira? - me sentía dolida.

— No digas eso. ¡No lo ha sido! - su ira iba en aumento.

— ¿En qué momento dejó de serlo? ¿Cuándo me besaste o cuándo te acostaste conmigo? Probablemente, necesitabas hacer eso para convencerme de que sentías algo.

Se quedó en silencio. Sabía que le estaba causando dolor con mis palabras, pero quería que sintiera, al menos, un tercio del daño que me había hecho a mí. Dio media vuelta y se alejó, queriendo huir.

— Eso, ¡vete! - se detuvo para escucharme - ¿Recuerdas lo que me dijiste aquella vez cuando buscaba consuelo en la calle? Me preguntaste si no estaba harta de seguir huyendo, de seguir ocultando lo que me sucedía. ¿Sabes qué pensé en aquel momento? Vaya, este chico ha sido el único que, durante mis 18 años de vida, se ha preocupado por mí, por como me sentía en todo momento. Y, de verdad, en poco tiempo te tuve cariño. No sé cómo lo hiciste, pero lograste despertar en mí una parte que creí que estaba muerta. Me llenaste de emociones diversas y, aunque sabía que aquello no era malo, necesitaba reflexionar sobre todo, para comprenderlo un poco mejor. He sido engañada y utilizada por gente que, hasta hacía dos meses atrás, pensé que era mi familia verdadera. Cada vez que coincidíamos, por corto que fuera el momento, soñaba con volver a verte. Con volver a ver esa mirada tuya posada en mí. Ese olor tuyo natural era como el oxígeno que necesitaba para seguir siendo. Entonces aprendí que hay personas que pasan por tu vida y otras que te hacen creer que algo mejor está por venir. Y, estas últimas, son las que te permiten seguir existiendo, son las que te crean una necesidad de verlas, ya sea un segundo, un minuto o una hora porque, el mero hecho de estar ahí, ya mejoran tu día entero. Contigo me sucedió algo así: necesitaba que siguieras mirándome como lo hacías, que siguieras abriéndote como, poco a poco, has ido haciendo. Soñaba contigo, con conocer más sobre ti, indagar y perderme en tu mar para seguir convenciéndome de que eras especial. Y me dediqué en cuerpo y alma a hacerlo, porque merecías soltar aquello que te estaba ahogando por dentro. No sé si habré logrado despertar en ti algo o si eso que dices sentir por mí es cierto, pero estar en el mismo lugar que tú a pocos centímetros, solo hace que enloquezca más - me acerqué para fijarme en la intensidad que irradiaba - Así que, dime, cuando te hice aquella pregunta en la calle, ¿realmente estabas preocupándote o fueron imaginaciones mías?

Me quedé callada, esperando una respuesta por su parte. Tras varios segundos sin escuchar ni una mísera palabra salir de su boca, pasé por su lado con la finalidad de volver a entrar a la cabaña.

Su mano derecha me tomó por sorpresa y alcanzó la mía. Me hizo girar para quedar justo enfrente suya. Con su mano izquierda en mi mejilla, apartó un mechón y sus labios terminaron sellando los míos. Había olvidado lo bien que se sentía y, ahora mismo, lo único que me apetecía era detener el tiempo para convertir aquel instante en una eternidad.

Cuando la luz te encuentreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora