Capítulo 82

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— ¿Recordáis lo que os he dicho de ir a visitarles? Lo haré - expresé con firmeza.

— Chloe, creo que acabamos de hablar de esto ya y... - Dafne parecía aburrida.

— No lo entiendes - la corté - Si no vamos, matarán a Bridget. Entonces iré yo. Pero el plan será un poco diferente. Ellos quieren lo que hay dentro de mí. El problema es que, para entonces, la cura ya habrá hecho efecto y lo que buscan habrá desaparecido para siempre.

— ¿Cómo estás tan segura de que eso funcionará? - no parecía del todo convencida.

— Para poder liberar la enfermedad entre la población, primero deben asegurarse de poseer su antídoto que, a su vez, es el mío también. Ellos esperan que yo vaya y les de lo que tanto buscan. Y una vez lo tengan en sus manos podrán llevar a cabo El Proyecto Centella. Yo soy su paso final. La idea es hacerles creer que ignoro por completo su plan - sonreí - Para derrotar al villano, debes ser más inteligente que él.

Nadie parecía haber reparado en esa solución pero, poco a poco, por sus rostros, pude notar que esta era una idea mucho mejor que presentarme sin más.

— Me parece un plan brillante. Pero nuestro problema ahora es descubrir donde está la cura - añadió Namjoon.

— ¿Estáis queriéndome decir que nunca os habéis planteado la idea de curar mi maldición? - estaba perpleja.

Todos rehuían mi mirada y, por sus gestos, sentí que la respuesta a mi cuestión era afirmativa. Quizás su plan todo este tiempo era derrotarlos sin necesidad de eliminar lo que había en mi organismo.

— Nuestro plan siempre fue no involucrarte tanto - respondió Jungkook - Queríamos destruir la organización desde fuera.

— Para romper algo de cero, debes encontrar la raíz y arrancarla de cuajo para evitar que, en un futuro, vuelva a generarse, de nuevo, el problema - dije firmemente.

— ¿Qué propones? - preguntó Dafne interesada.

— Lo he estado pensando detenidamente y creo que lo mejor será producir un tratamiento que sea capaz de quitar, de mi interior, lo que ellos anhelan conseguir, sin necesidad de afectar a otras partes u órganos. Y la finalidad es hacerlo sin que ellos detecten que ya no está en mi interior. Debemos ser cautos para evitar que nos descubran a la mínima de cambio.

De repente, en el exterior, escuchamos el motor de un coche que no habíamos percibido previamente, así como una puerta cerrarse tras de sí. Nos miramos, los unos a los otros, sin comprender el origen de ese sonido. Por precaución decidimos tomar nuestras armas, en caso de ser sorprendidos infraganti. Seguidamente, la puerta principal se abrió y, a pesar de que las sombras no permitían dilucidar correctamente de quien se trataba, el sonido in crescendo de unos tacones acercándose fue lo que me empujó a empuñar mi arma.

Cuando la luz natural, procedente de la cúpula, inundó aquel rostro, dudé un instante de quien se trataba. Era una mujer bastante atractiva y su pelo perfectamente arreglado aumentaba, exponencialmente, su belleza natural.

— Creo que es a mí a quien buscáis.

Una Blair irreconocible estaba de pie, en aquel salón, mientras nos observaba a todos. Parecía que hubieran pasado años desde nuestra última visita. Jamás esperé encontrármela de nuevo, al menos hasta que hubiera pasado todo esto ya.

— ¿Blair? - seguía sin creérmelo.

— La misma - su sonrisa iluminó la sala por completo.

— Pero... ¿qué haces aquí? Pensé que no querías salir de tu escondite hasta que todo hubiera pasado.

— ¿Sabes? Al principio lo pensé. Pero luego, tras reflexionarlo bastante, sentí la obligación de ayudar de la forma que fuera. A fin de cuentas, sois la única familia que me queda. Y si para ello debo arriesgarme también, lo haré encantada - respiró hondo - ¿Cuál es el siguiente paso?

Miré a Dafne de reojo. Seguía con sus ojos fuera de órbita y unas lágrimas de felicidad se iban acumulando alrededor de su rostro. En cierta manera, podía notar el dolor que había en su interior y su actual alivio, tras reencontrarse con su hermana.

Su historia era increíble. Habían luchado, la una por la otra, para salvarse y liberarse de aquel tormento que les perseguía y que las condenó desde el minuto uno de nacer. Habían sido obligadas a pertenecer a una orden de la que no habían querido ser parte. A pesar de todo, el amor que tenían ambas y su fortaleza fueron capaces de hacerlas salir de allí. Se enfrentaron a todo tipo de personas, con el fin de salir ganando y escapando de aquella prisión que tantos secretos oscuros había albergado durante tanto tiempo. Y, a pesar de todo, habían hecho lo imposible por seguir en contacto, aunque fuera algo peligroso y pusiera en jaque su propia seguridad. Ambas eran el claro ejemplo de la batalla que se libra cuando uno es consciente de la verdad y trata de hacer que esta se imponga sobre toda la maldad que acecha a vidas inocentes, aquellas que terminan condenadas para que el poderoso acabe saliéndose con la suya.

Ahora estaban delante, después de tantos años separadas.

Y sabía que lo que más necesitaban en este instante era recuperar todo ese tiempo perdido.

A fin de cuentas, se lo merecían más que nadie.

Cuando la luz te encuentreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora