Capítulo 23

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— Será una rápida operación. La idea es extraerte lo que sea que lleves dentro con la finalidad de analizarlo y saber de qué se trata. Tenemos una leve idea de lo que puede ser pero no estamos al 100% seguros - sacó de su bolsillo una pequeña pieza metálica - ¿te puedes imaginar cuán importante es comprobar lo que llevas dentro? Esta pequeño trozo metálico que observas aquí en la palma de mi mano es extremadamente valioso: pero, sin su otra pieza, el rompecabezas sigue sin cuadrar.

Volví a perderme, pues no sabía nada de ningún puzzle ni ningún rompecabezas aunque deducía que, una vez fuera, empezaría a comprender mejor todas las cosas.

— ¿Se sabe ya cuándo van a llevar a cabo la intervención? - mi curiosidad cada vez era mayor.

— Según estimamos, entre mañana martes o el miércoles. Aun así te daré nueva información nada más la reciba.

Interiormente y, a pesar de todo, estaba agradecida por como me estaban cuidando. Por algún motivo, estaban explicándome más cosas de mi vida de las que yo sabía. En ocasiones, pensaba acerca de todo lo vivido y dudaba por no recordar ciertos sucesos. Aún era joven para tener episodios de pérdida de memoria pero, visto lo visto, sabía que todo era posible.

De momento, mi móvil encima de la mesilla de noche empezó a vibrar y la pantalla se iluminó, de nuevo. Ambas nos miramos al principio para volver a detenernos a observar la pantalla que había ante nosotras. Se trataba de una extraña llamada con número oculto y unas insólitas letras y dibujos aparecieron. Eso me trajo ciertos recuerdos de lo que ocurrió la madrugada del domingo. Eran parecidas a las que pude ver en la tarjeta. Instantáneamente mi cabeza hizo "click" y tuve una necesidad urgente de comunicar mis últimos acontecimientos.

— Ava, tenemos que hablar - la preocupación seguía en su rostro - Estoy enormemente agradecida por tu labor y tu tiempo, pero hay algo que no te he contado.

— Sí, claro, ¿de qué se trata? - se sentó en la propia cama y me escuchó atentamente.

— ¿Recuerdas el domingo de madrugada cuando fui a buscarte a la habitación?

— Sí, me acuerdo perfectamente.

— Pues digamos que, antes y después, ocurrieron ciertos sucesos extraños.

Parecía interesada. Ahora mismo la imagen que tenía de ella era la de la típica policía de las películas cuya labor era la de interrogar al sospechoso en la tan conocida sala del espejo.

— Cuando fui a buscarte al dormitorio fue porque había escuchado un fuerte chillido y, segundos después, alguien tocó mi puerta y dejó un extraño sobre delante de la misma. Estaba tan asustada que eras la única a la que pude recurrir. Al despedirme de ti y volver a mi habitación, pude escuchar un fuerte sonido, procedente de una puerta cerrada de golpe. En el camino de vuelta al dormitorio, me sentí observada durante unos segundos - palideció por completo - Entonces hice caso a tu idea de que, posiblemente, todo había sido producto de mi imaginación. Pero, al día siguiente, cuando me levanté, el sobre extraño seguía sobre mi escritorio.

— ¿Recuerdas haber visto algo que te hiciera sentirte inquieta? No sé, detectar el problema antes de que ocurriera.

— De hecho, me desperté en medio de la noche porque, en el jardín de la residencia y justo enfrente de mi dormitorio, vi a dos personas. A ella la había visto y él no me sonaba de nada, pero tenía malas pintas.

— ¿Malas pintas? ¿A qué te refieres? - sacó un bloc de notas de su bolsillo trasero y prestó atención a todos los datos que iba dándole.

— Sí. Era un señor de unos 40 o 45 años, calvo, alto y vestía con un traje negro y unas gafas de sol a conjunto. Me resultó raro que llevara esas gafas, pues era de noche.

Cuando la luz te encuentreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora