Capítulo 6.

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Por un momento todo el lugar estuvo en silencio, el sombrero fue quitado lentamente de la cabeza del pelinegro y este, ignorando el ambiente tenso, se colocó de pie para ir a la mesa que le correspondía. Ese movimiento pareció activar algo en los demás pues el ruido de varias voces comenzó a sobreponerse unas a otras.

-"¿Un Potter en Slytherin?"

-"¡Es un traidor!"

-"Qué demonios, él no debería estar ahí..."

-"Seguro se lo llevó un mortifago y se convirtió en uno de ellos, piénsenlo, ¿Dónde ha estado todo este tiempo y porque no sabíamos que estaba con vida?"

-"¡Traidor! ¡Es un traidor!"

Matthew arrugó un poco su nariz pero no volteo a mirar a ninguno de ellos. Se aseguró de ubicarse lo más alejado que podía del resto de Slytherins sin que fuera muy notorio, cosa que resulto fácil teniendo en cuenta que habían muchos espacios y los de la mesa, si bien aplaudían cortésmente, le observaban con seriedad y desconfianza.

Todos son bastante melodramáticos aquí. Pensó un poco fastidiado pero asegurándose de mantener la expresión en blanco. La profesora McGonagall había seguido con la selección pero ahora pocos le colocaban verdadero cuidado. Su mente disocio lo suficiente para ignorar las voces de los otros niños y con todo el disimulo posible deslizó sus ojos en busca de los de Harry.

El niño le miraba desde el otro lado del comedor, su ceño estaba fruncido y se notaba confundido, pero cuando sus ojos conectaron el menor desvió la mirada hasta el pelirrojo a su lado, por lo que Matthew no se detuvo ahí y dirigió su mirada hacia el estrado. Fue en ese momento que sintió a alguien tratar de deslizarse hacia su mente. Notó la legeremancia con rapidez, incluso antes de que sus protecciones le avisaran que habían detenido el ataque y en su mente resonara el nombre del atacante: Tom M. Riddle.

Fingió lo mejor que pudo no darse cuenta de que sabía quién había sido, frunciendo el ceño y dando una falsa mirada confundida a su alrededor. Dumbledore que había estado observando preocupado hacia Harry volteo a verlo ante su gesto, no estaba lo suficientemente cerca para saber con exactitud que estaba sintiendo el hombre respecto a él, pero sus ojos azules brillando con curiosidad le dieron una idea.

Ugh, realmente todo esto era bastante presión.

Para su suerte la selección acabo y el director dio su discurso cotidiano. Pudo notar que nadie parecía realmente tomar enserio la amenaza de lo del tercer piso a excepción de los mayores de Ravenclaw que habían fruncido el ceño y todos los Sly quienes se habían tensado tan solo escuchar el tono jovial el anciano al decirlo. El joven Gates solo podía pensar que el director realmente se pasaba un montón.

Finalmente apareció la comida en la mesa. Era lo suficientemente tarde para que su estómago aceptara comer tanto, había un montón de comida que estaba seguro no había forma que esos niños terminaran. Además de ello mucha comida era bastante grasienta o calórica. Él no estaba nada obsesionado con ese tema, pero como parte de sus creencias mantenía una alimentación liviana que incluso era vegetariana en su otra realidad, cosa que ahí por su parte dragón no le era probable, pero que mantenía en lo más posible.

Y es que, si bien el uso de la magia consumía grandes cantidades de energía y por tanto de calorías, la mala alimentación ocasionaba que la conexión con tu energía no fuera la más adecuada y por tanto habría más cansancio al final. Era una ruleta en la que no quería entrar.

Con cuidado tomó un pocillo con té y deslizó su mirada por la mesa en busca de algo de fruta. Los platos en su mayoría eran los que se usarían en un almuerzo: Grandes canastas con pollo, carne, pescado, pastas, arroz, papas en diferentes presentaciones (principalmente fritas) y algunas ensaladas que estaban llenas de salsas. Agradeció mentalmente haber preparado y llevado comida al tren y se centró tan solo en su té, sin agregarle azúcar o leche como hacían otros, lo cual llamó un poco la atención de sus compañeros de mesa quienes parecían tentados a preguntar si solo iba a "comer" eso pero decidiendo que no tenían la confianza desviaron la mirada y siguieron ignorándolo.

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