Oxímoron

Capítulo 35

Lo primero que hizo al regresar a Hogwarts fue buscar a su jefe de casa, con un pastel que él mismo había hecho en sus manos. Después de todo ese mismo día era nueve de enero.

—¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Que los cumplas feliz! –Cantó alegremente el azabache entrando al despacho del profesor. Sus amigos atrás de él venían entonando la misma melodía, también estaban otros Slytherins que eran sus aliados.

Severus Snape les miró sorprendido un momento, luego colocó una leve sonrisa mientras retiraba los pergaminos de la mesa y dejaba que ahí fuera puesto el pastel de chocolate con almendras. Los estudiantes aplaudieron cuando el hombre finalmente sopló la vela, luego fueron invitados a tomar el té con algo de pastel y varios se adelantaron a darle sus obsequios al cumpleañero.

—Papá, ¡te tengo un regalo especial! –Anuncio emocionado el chico mientras buscaba entre el saco que llevaba la cajita. Sus compañeros ya antes lo habían escuchado llamar así en privado al profesor, Draco al inicio fruncía un poco el ceño pero ya todos se habían acostumbrado. El hombre desató la liga de la cajita abriendo esta para observar tres frascos bien sellados con un líquido negro azulado adentro.

—¿Qué es exactamente? –Preguntó el pocicionista alzando uno de las botellas y viéndolo con ojo crítico.

—Tinta de Kraken. –Respondió el menor dando ligeros saltitos al ponerse de puntas y bajar. Varios de sus amigos jadearon pero Severus le miró con sorpresa y luego con horror.

—Dime que no te enfrentaste a uno. –Exigió Snape de inmediato, al comprender su idea los demás también miraron al azabache con terror. Matthew formó un puchero.

—¿Por qué todo el mundo cree que haría algo tan arriesgado? Eh, no, no me respondan. –Contestó el de ojos verdes ligeramente ofendido, aunque halagado también de que pensaran de que le ganaría a un Kraken. El mayor suspiró aliviado y volvió a mirar los frascos con un nuevo interés.

—¿Entonces como lo conseguiste? Y es bastante, solo veinte gotas de esto cuesta al menos dos mil galeones, si es que logras conseguirlo... -Comentó el profesor con su ceño frunciéndose lentamente. Ahora también sus estudiantes miraban los tres frascos con interés.

—Nah, no te preocupes por el precio. Chimuelo tuvo que hacer una prueba para algo en su manada ¿Sabes? Se debía elegir un nuevo alfa y eso. El caso es que mi loco amigo considero prudente cazar uno de los tentáculos de un Kraken. Salió bien, él se volvió el nuevo alfa, pero llevó sobre sí tinta y de ahí la retiré, es bueno que sus escamas sean tan buenas porque tuve que comprarme otros guantes ya que la tinta los terminó desgastando. Ten cuidado con ello, es bastante corrosiva. –Explicó el menor mientras seguía comiendo de su pedazo de pastel, varios le miraron fijamente por un momento y luego sacudieron su cabeza.

—Tu vida no es muy usual, ¿no? –Bromeo Astoria quien estaba sentada a un lado de su hermana. Matthew frunció el ceño un poco confuso pero solo se encogió de hombros.

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Las clases de Oclumancia de Severus Snape a Harry eran definitivamente mucho más suaves que en los libros, primero que todo porque el niño ya conocía los principios y tenía un avance, por otro lado porque el oscuro profesor realmente estaba tratando al chico como a cualquier otro estudiante: Estricto y exigente, pero indiferente.

Además de que no veía como atacar una mente que ya estaba protegida, así que su labor era una mezcla teórica-practica más básica que dejaba a Dan continuar el proceso por su cuenta. Tal solo le lanzaba el encantamiento esperando que Harry lo rechazara antes siquiera que el hechizo protector.

Cuando se hizo la fuga de Askaban Luna siguió otra de sus indicaciones proponiéndole a Harry contar su versión de la historia para el periódico El Quisquilloso, tomando en cuenta que por el momento las personas estaban dudando de la versión del ministerio. Granger de inmediato se interesó en eso y se pudieron en marcha con la idea, pues ahora no tenía a Rita para chantajearla.