Capítulo 19.

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El mismo profesor Snape se había encargado de avisarle a los otros de tercer año que se apartaran de su camino, que por un tema entre el director y suyo como profesor Matthew Gates iba a tener más clases de lo usual, por lo que probablemente no iba a poder acompañar a los otros entre clases.

Al ver que el maestro no daría más información y avisó que el niño tampoco tenía permiso para darla, todos obedecieron, incluso si algunos como Malfoy parecían querer protestar por no saber que estaba pasando. Por suerte eso ayudo a que se pudiera mover más rápido, pues usaba las sombras para llegar entre clases, sabia salones secretos donde devolverse en el tiempo y llevaba muy bien la cuenta de donde pasaba y a qué hora.

Como supuso la clase de adivinación fue lo peor para él, en cierto punto la maestra comenzó a fijarse en él más de la cuenta, poniéndolo extremadamente incómodo.

Fue una cosa curiosa, él estaba sentado junto con una chica que no concia de Hufflepuff mientras la profesora hacía el show sobre el Grim, pero su atención estaba en la tasa.

Sinceramente jamás había sido extremadamente bueno con adivinación si no eran los sueños o su bola de cristal, así que no esperaba nada. Aun así el olor del lugar en un punto había comenzado a marearlo un poco, se mezclaba con el del té y generaban una bruma en su cabeza. Sus pensamientos comenzaron a pasar desordenadamente antes de dispersarse en un instante escuchar una risa, suave y femenina, unos colores brillantes como si tratara de ver la luz del sol sin enfocar, luego un cabello rubio, el rostro de un hombre de veinte años que se le hizo conocido sonriendo en su dirección, era como el recuerdo de alguien más, habían flores y un anillo de compromiso en una mano delicada.

—¿Gates? –Llamó la chica frente a él, le miró realmente por primera vez notando su carita abultada y rosada enmarcada por dos coletas rubias.

—¿Tu nombre es Hannah Abbott? –Cuestionó el niño solo para estar seguro, la chica asistió con suavidad mientras le observaba preocupada, pero Matthew solo salió de su mente realmente cuando sus protecciones se activaron en el momento en que la profesora dejó el tema del Grim y saltó hacia él.

—¿Qué viste? –Exigió la mujer ignorando las protecciones para pegarse lo más que le dejaban estas a él. El niño frunció el ceño y dejó lentamente el vaso mientras negaba.

—Nada. –Aseguró en un tono algo amargo, no quería decirlo, era por esto que no le gustaba esa clase, la niña no debía obsesionarse con sus palabras, solo tenía que dejar que le llegaran.

—Sé que sí, lo note desde el inicio, miras justo hacia donde las virutas del futuro se presentan... -Mencionó la mujer insistente, pero al ver que le menor se negaba a hablar suspiró y dio por terminada la clase.

Matthew casi salto queriendo escapar de ahí. Para su sorpresa la niña de Hufflepuff lo siguió.

—¡Espera! Yo... ¿Es algo tan malo? –Le cuestionó la pequeña rubia con un gesto preocupado, ya habían salido del salón e incluso si estaban un poco lejos varios de sus compañeros aún estaban cerca y le miraban curiosos. Gates suspiró.

—No, no lo es. Pero algo que ella no entiende porque no es una Adivina sino una profeta, es que a diferencia de las profecías la adivinación no escribe algo en piedra. Incluso las profecías tienen cierto grado de fallas. – Avisó queriendo también calmar el tema del Grim, luego subió una mano y sobo su entrecejo. - No fue algo malo, y te aseguro que es mejor que solo no lo sepas, lo mejor de la vida es tener la capacidad de sorprenderte con ella. Si quieres saber realmente de lo que vi te diré solo que no tengas prisa por nada de eso, pero encontraras el amor y serás feliz.

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