Capítulo 45.

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  —¡Draco Malfoy! -Llamó Voldemort mientras arrugaba entre sus manos el periódico del día. Todos los mortifagos bajaron la cabeza y dieron un paso atrás, asustados.

—¿Si, mi señor? -Pronunció lo más establemente posible el rubio, tensándose mientras el ser con rostro serpentino se giraba hacia él, los ojos rojos brillaban en un tono sangre y en todo el lugar las cosas temblaban.

—No pudiste traerme a Matthew Gates, ¿No mencionaste aun así que él no entraría en esta guerra? -Siseó el hombre mientras alzaba el papel ahora arrugado y lo lanzaba a los pies de su sirviente, Draco observó la imagen del ministerio destruido al pie de la nota que explicaba lo que había pasado el primero de ese mes.

—Eso me dijo, señor. No le interesaba ser partícipe a menos que lo atacaran a él, a los suyos o a lo suyo. Actualmente todos los diarios del país y varios externos les pertenecen, al igual que una gran cantidad de negocios más, así que todos estos están bajo sus protecciones. Él... como es un diario, no lo vería como ser partícipe de la guerra sino informar de forma neutra lo que pasa, sin importarle si le conviene un lado o al otro... -Respondió rápidamente el chico, ahogando un grito de dolor al recibir el crucio del señor oscuro. O bueno, al menos su forma espectral que él podía observar como alguien ajeno, aun así el gaste de energía lo dejó sin aliento y lo hizo caer al suelo.

—Muy poco astuto de su parte, no estar junto a mí y ahora... retarme. Estaba por dejarle pasar la descortesía de no acudir a mi llamado, pero ahora... Veamos cuanto sirven sus protecciones. ¡Reúnanse todos! Vamos al profeta. -Determinó Voldemort dando una vuelta para salir, listo para el ataque. Nadie se atrevió a contradecirlo, desde el suelo Draco ahogó una sonrisa a sabiendas de lo que terminaría por pasar.

Al ver que los edificios estaban altamente protegidos los trabajadores se habían resguardado ahí, así que pudieron ver al grupo de mortifagos junto con el señor oscuro llegar atacando la barrera. Cada uno tenía un traslador que activarían si llegaban a ver el más mínimo rastro de ruptura, pero observaron por la primera media hora y nada pasó, los hechizos golpeaban la cúpula protectora y esta no mostraba siquiera un signo de daño.

Molesto el señor oscuro comenzó a amenazar y asegurar que, si se entregaban, los dejaría vivir luego de romper sus protecciones.

Pero pasó la siguiente hora y nada. Los mortifagos comenzaban a cansarse, Voldemort estaba azul del enojo y los periodistas habían comenzado a tomar fotografías desde las ventanas mientras escribían la siguiente nota periodística, más seguros que nunca de que estaban bien cuidados.

El Atrapasueños, que había estado cerca desde hace rato, se les soltó a reír mientras los señalaba. Burlándose principalmente del mago oscuro que ante eso dirigió su ataque hacia él, creando un basilisco de fuego que serpenteó en el aire hacia el chico. Pero su traje estaba construido a base de las escamas de los dragones, ni siquiera intentó detenerlo sino que saltó al interior haciéndose con el control y lanzándolo de vuelta a su creador.

Estando en eso llegó la orden del fénix, Voldemort sabiendo que sus aliados estaban ya agotados y por tanto tenían clara desventaja los llamó en retirada.

—¿Qué pasó? Si acabamos de llegar. -Cuestionó confundido Sirius, Matthew le miró y movió su mano dándole un zape al hombre.

—¿Qué haces aquí? No estás en condiciones. A Harry no le gustará saber que te estás arriesgando. -Regañó el de traje gris, Black formó lo que podría ser un puchero mientras se sobaba.

—¡Ya estoy bien! Y no le dices eso a Arthur, ¡Él estuvo peor que yo! -Se quejó el ex presidiario pero el menor no le prestó atención y solo dio media vuelta queriendo irse.

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