Capítulo 32.

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  —No quiero... -Se quejó de manera infantil Matthew aun a sabiendas que no podría cambiar nada. Elizabeth rodó los ojos y con más fuerza lo jaló.

—Vamos, tenemos que ir. –Repitió la chica logrando que su amigo dejara de estar de quejumbroso y accediera a pararse. Ambos colocaron su máscara de normalidad antes de salir del cubículo donde estaban para ir al de los prefectos.

Nada más entrar notó que todo el resto ya estaba en el lugar. Ernie y Hannah los saludó con normalidad y el pelinegro solo pudo pensar en que le alegraba que no estuviera Zacarias Smith.

No era raro, solía tener problemas con ese chico. Incluso el año anterior al joven se le había soltado la lengua y habían terminado peleando, lo único bueno es que había más Hufflepuff y notaron que el tejón tarado aquel había sido el causante.

Una mala mirada vino de Ronald Weasley, junto a él Granger tan solo dio un asentimiento en su dirección, al igual que los dos Ravenclaw con quienes se sentaron: Anthony Goldstein y Padma Patil.

La reunión por lo menos fue fácil, todos colaboraron maduramente y acordaron sus partes tranquilamente. Aun así el ambiente era tenso e incómodo por lo que apenas pudieron se levantaron y volvieron con sus amigos.

—No puedo creer que le dieran el lugar a Weasley... -Se quejó Eli en voz baja mientras íbamos a nuestro vagón, sin poderlo evitar el azabache soltó un suspiro.

—Me lo esperaba, claro que Dumbledore iba a colocar a alguien del trio de oro y no le funciona que Harry esté ahí. – El chico se encogió de hombros con un gesto amargo. No había nada que pudiera hacer. Tampoco es como si hubiera querido tener más responsabilidades actualmente pero por la forma en que se estructura Slytherin hubiera sido sospechoso que ellos dos no fueran los prefectos. Ahora le tocaba aguantarse.

La entrada de nuevos estudiantes era un ligero dolor de cabeza, pues tenían toda una casa trabajando para algo en específico y tendrían que colocarlos en contexto. Eso luego de que firmaran, para variar. Una parte de él estaba orgulloso de que el número de integrantes hubiera pasado de, con suerte seis, a nueve o diez; por otro lado era más trabajo, lo sabía.

La canción del sombrero seleccionador parecía ir justó como en el libro, pero al en mitad del relato la cosa cambio.

¿Y todo pasó tal y como boca a boca el pueblo contó?

Porque yo sigo acá, recordando a un par

Godric adoraba a Salazar,

Su amigo fiel que de la muerte lo salvo,

Y Salazar adoró a Godric tal vez un poco más,

Un poco más de lo que el león alguna vez entendió.

Mil malentendidos mil años de dolor causo,

Un día uno no quiso escuchar,

Hoy sigue prefiriendo ignorar.

Los Slytherins ya sabían la historia real, contada por el mismo fundador, así que no se mostraron tan sorprendidos como los demás y simplemente aplaudieron cuando el sombrero dio su última advertencia. Los demás estudiantes se miraban confundidos, el mismo director parecía no entender.

Luego de la cena (y de tratar de ignorar la llegada de Umbridge para no aumentar su dolor de cabeza) llamó a los nuevos chicos, dirigiéndolos con Eli a su lado hasta que estuvieron bien ubicados en su sala común, en ese momento se volvió a verlos.

Eran nueve pares de ojos observándolo curiosos y admirados. De alguna forma Matthew se sintió sorprendido por la forma en que le miraban, ¿Exactamente que de él les hacía colocar esa expresión?

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