Capítulo 36.

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Los últimos días antes de los TIMOS eran un pequeño caos

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Los últimos días antes de los TIMOS eran un pequeño caos. Todos los de quinto iban pálidos y todos, también los Slytherin, se mantenían con un libro en la mano.

Matthew había tenido que salir del colegio un par de veces como "El atrapasueños" luego de ser llamado por el señor Malfoy para recoger a alguien que había logrado rescatar y transportarlo a uno de los sitios seguros que se habían establecido, explicándoles que lo mejor es que los mortifagos y Voldemort siguieran pensando que si habían muerto. No eran muchos, pero mantenía su atención en algo más que libros. La verdad había estudiado incluso todo lo que le daban a los de séptimo con ayuda de sus esferas, así que le parecía imposible perder esos exámenes y les había dejado estar.

Como el resto del tiempo, y especialmente fuera de su sala común, se la mantenía por ahí tranquilo sin hacer nada, los otros estudiantes de su mismo año que no eran de su casa lo miraban entre celosos y molestos.

—¿Cómo es que estas tan tranquilo? –Exigió saber Granger sentándose a su lado cuando Eli se movió de lugar para hablar con otra compañera, el pelinegro alzó una ceja por su atrevimiento y los amigos de la chica tenían el ceño fruncido.

—Primero que todo, esto se está volviendo una horrible costumbre, no lo sigas. Segundo, disculpa pero mis procesos de estudio son cosas personales. –Contestó Matthew moviéndose para ignorarla.

—Déjalo, es claro que es un arrogante que cree que le será fácil. Ya quiero ver cuando pierda todo como el imbécil que es. –Aseguró Harry encogiéndose de hombros y actuando como si no le importara. Granger suspiró.

—Harry... Él es literalmente le mejor promedio de nuestro año, actualmente también el mejor promedio de colegio, puedes detestarlo lo que quieras pero "idiota" no es... -Corrigió con cierta amargura la castaña mientras se colocaba de pie y volvía a su lugar. Queriendo evitar más enfrentamientos Elizabeth se apuró a volver a su sitio con un libro en mano y se acercó lo más posible a su amigo susurrándole mientras le cuestionaba varias cosas.

Al poco tiempo llegaron los examinadores y el suceso comenzó.

Si le preguntaban a Matthew, parecía un juego de niños, ¿Por eso todos estaban tan nerviosos? Para el chico iba siendo fácil, daba la respuesta, añadía citas precisas según los libros y al final generaba una conclusión, como pequeños ensayos por preguntas. Trataba de ser corto, directo y exacto.

Fue el primero en terminar. Podía notar a sus compañeros dudando algunas y otras personas como Granger hacían letras tan pequeñas mientras escribían hasta en los bordes.

El azabache suspiró. Si algo había aprendido pasando por universidades de elite en su realidad "común" es que lo mejor que se puede hacer es no dar tantas vueltas a un tema, mucho menos en una evaluación. Puedes ser muy inteligente y dar mucha información, pero esta misma va a abrumar al profesor quien lo lea, lo que lo llevará a sentir que has dudado en algo simple y por eso has tratado de justificarlo, o que has pensado que el maestro no tenía la capacidad de entender lo que claramente estudio. Además, la presentación siempre era muy importante.

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