Capítulo 4.

374 49 15
                                        

Apenas el niño se durmió lancé un muffiato a los cuartos de los mayores y del niño gordo que dormía en una habitación al lado. Luego ayudado de mi magia de dragón me deslice por las sombras hasta ellos, no iba a permitir que volvieran a lastimar a Harry.

Había estudiado eso cuando comencé a revisar la biblioteca, padre siendo un rompe-maldiciones tenia muchísima información de todo tipo de magia. Curiosamente no me había costado mucho poder usarla, como si esa magia fuera natural para mí.

Connexa somnium. –El hechizo unía la mente de aquellos a quienes trataba de embrujar, haciéndome a mí el dueño del sueño y por tanto quien lo manejaba. Prontamente estuve en un cuarto totalmente oscuro con los tres desagradables integrantes de la familia frente a mí. – Noches...

El susurro de mi parte causo que los tres se alertaran y me miraran, rápidamente Petunia perdió el color de su rostro al posar sus ojos en mí. Yo tenía una capa completa que dejaba ver solo mi rostro y este era una copia de mi madre, así que no me sorprendió.

Lily...-Murmuró ahogada mientras yo sonreía ladino.

Casi... Pero para tu mala suerte no. Ella, incluso cuando tú la llamabas monstruo, te tendría compasión... Yo no. Yo os voy a enseñar quien y que es un monstruo. –Alzando mi mano me centre en enviarles dolor, había tomado recuerdos de la mente de Harry y ahora los colocaba en sus mentes tomando el lugar del niño, sintiendo cada herida, tristeza, sufrimiento. Prontamente me gritaron que me detuviera en ruegos. - ¿Por qué debería? Ustedes no se detuvieron cuando él se los pidió, al contrario...

Detente, maldito monstruo...- Me gruño el viejo gordo, yo me encogí de hombros y aumente todo.

Tienen razón, yo si puede que lo sea, principalmente cuando se lastima lo que es mío. Los mataría tan fácil...-Observando sus expresiones de terror me detuve y bufe. – Lo malo es que, contrario a lo que creen, Harry no es un monstruo, él les tendría tanta piedad como Lily... Así que no lo haré. Pero quiero que recuerden algo cada vez que vuelvan a insultarlo así... Yo soy el monstruo, y decírselo a él será llamarme a mí.

Déjanos ir.-Ordenó temblorosa mi "tia" Petunia, yo tararee fingiendo pensarlo.

Le darán un cuarto a Harry, tres comidas diarias que no sean sobras, cosas quemadas o dañadas, él ayudara en las tareas de la casa pero no se encargara de todas estas. No les voy a pedir que se porten como una familia amorosa, amable o decente porque es obvio que no lo son, así que está bien si solo lo ignoran a partir de ahora, dándole lo básico humanamente normal. –Ordené mientras los observaba tratar de ponerse de pie, pero el suelo negro donde estaban se movía como arena movediza y los hundía.

¿Por qué íbamos a obedecerte? –Gruño nuevamente el hombre despreciable, aunque estaba tan pálido y sus ojos tan en pánico que no se miró para nada amenazador.

Porque van a despertar, se van a mirar unos a otros y van a saber que esto no solo fue un sueño, incluso si no pueden hablar de esto con nadie. También estarán seguros que cada llanto, cada dolor, cada mal rato que pase Harry, yo se los devolveré  según mi propia regla de vida: por tres. Y si es que intentan dañarlo a un más, deshacerse de él o algo así... Puedo jurarles que los encontrare incluso en el lugar más recóndito del mundo, como si fuera la muerte misma, y nadie nunca jamás volverá a saber de ustedes... Jamás encontraran sus cuerpos. Nunca podrán huir, después de todo yo soy el monstruo bajo sus camas. –Luego de decir eso deje que el suelo los "consumiera" por completo, ellos despertaron de inmediato escuchando mi risa justo debajo de sus camas como había prometido, los tres saltaron en su lugar sintiendo el rastro del dolor en sus cuerpo. Ya había bajado el muffliato cuando el niño grito desde su cuarto por sus padres y yo me escondí en las sombras para observar como estos corrían a abrazar al chico.

OxímoronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora