Capítulo 55.

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  —Sigo pensando que no es... La mejor idea. -Afirmó Snape, tenso. Pero ninguno de los cuatro adolescentes prestó atención a sus dudas.

—Relájate, solo vamos a pasar fechas en familia y amigos. -Tranquilizó Matthew colocando una de sus manos en la espalda del mayor para empujarle un poco a pasar por la chimenea. El hombre les miró un momento, luego suspiró y sosteniendo su maleta pasó finalmente.

—¿Tú papá sigue sin poder conquistarlo? -Cuestionó Eli sonriendo divertida, cada uno fue tomando los polvos flu para pasar.

—Se hace el difícil, pero si algo tenemos los Gates es que no sabemos rendirnos. -Respondió el azabache causando que sus amigos rieran.

Las fiestas serían celebradas en la Mansión Gates, junto con la familia Malfoy, el señor Lovegood y, por supuesto, los cuatro amigos.

Era un poco cómico ver a los Malfoy tratando de ser lo más amigables posibles con Xenophilius, el hombre seguía hablando de temas que solo él y Luna entendían, con pequeños momentos de claridad para el resto. Pero aun así Narcissa le miraba mientras asentía lentamente, con una actuación tan perfecta que cualquiera diría que realmente estaba entendiendo algo, solo que al voltear a mirar a su hijo sus ojos grises casi estaban rogando por ayuda.

Los cuatro chicos ayudaron a recolectar las plantas, a secar las rodajas de naranja, a decorar el tronco de Yule con canela, anís, piñas, muérdagos, etc. También hicieron las coronas de acuerdo a las reglas tradicionales. Las salas se llenaron de velas en los pequeños altares con decoraciones en verde, café y negro. Luego cocinaron galletas y panqueques para dejar en las ofrendas en conmemoración de las figuras femeninas de cada linaje.

Cada uno trabajó en sus grimorios de manera independiente luego de la primera noche, aun bajo la luz de la luna y con la fogata prendida a espera que llegara la mañana.

Al siguiente día casa quien hizo su cuenco, siendo bendecido antes de ser colocado en sus altares, los pedazos de pergamino escritos estaban doblados en forma de rollos que decoraban los bordes.

Cuando llegó el atardecer todos subieron a lo alto de la mansión, en un espacio al que llegaba todo el sol para meditar y realizar el agradecimiento correspondiente.

Al final de ese día se bebió una copa de licor de Yule, este llevaba macerando un año entero por lo que con solo esa copa algunos se... Relajaron bastante en ese día, mientras iban con sus copas descalzos por los senderos de la naturaleza para brindar con hidromiel con los elementos que fueran encontrando.

El tercer día era la gran celebración, por lo que se debía esta vez quemar el tronco de Yule desde antes del anochecer manteniéndose vivo hasta el amanecer, para luego con sus tizones trazar los círculos y sellos.

Esa noche se llevaba el segundo gran banquete, con asados, estofados y dulces, en el centro se alza el altar mayor con un mantel blanco sobre el que van platos de plata con avellanas, nueces y manzanas partidas a la mitad como ofrenda, también candelabros con seis velas y copas de agua con sal.

Severus había sido el que se había encargado de crear el incienso de esa fecha, y la instancia olía a tonos cálidos de canela y naranja.

Lo primero a beber en la siguiente mañana es un café de acebo, para luego desayunar cerdo hervido con manzanas y cerveza de mantequilla (lo cual Matthew cambió por una muggle al no soportar la de mantequilla).

De esa manera fueron pasando los días, el día sexto, habiendo hablado con el padre de su novia, Eli le pidió a Matthew que la acompañara al mundo mágico para realizar una compra que necesitaba. Pasaron por varios lugares hasta dar con lo que la chica buscaba y que pudiera pagar, siendo algo de tal importancia para ella no podía él intervenir ahí más que como apoyo amistoso.

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