Capítulo 12

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Volver al tren le seguía pareciendo una pérdida de tiempo, ¿por qué no podían solo aparecer en Hogsmeade? Era ilógico para Matthew pero no quería formar un alboroto por eso así que solo tomó el mismo lugar de siempre, asegurándose de estar en privacidad cuando abriera el paquete que le había dado su padre antes de subir, por la sonrisa del hombre sabía que era una buena noticia, aunque no se esperaba todo lo que sostendría.

Eran los documentos que mostraban toda la economía, no solo de los Malfoy, también de varias otras familias y figuras importantes de Inglaterra mágica. Ian Gates había realizado una investigación profunda a todos y cada uno de ellos, incluyendo todos los movimientos de las familias tiempo atrás y por tanto que tanta riqueza podría no estar contando en sus bóvedas actuales. Fuera de ello había cumplido con su pedido y los había acorralado a todos, comprando aquello que les brindaba las bases de su economía y también la de los productores enemigos tanto en el país como en países alrededor.

Para entender esto lo explicaré de una manera simple: Imagina que tienes una panadería, la más exitosa de tu país, pero para producir tus panes necesitas ciertos insumos. Si alguien comprara tu panadería mantendrías tu capital, pero si todas las empresas capaces de producir y venderte los materiales que necesitas se negaran a colaborar contigo solo existe un final, la quiebra.

Esas son las bases de una pirámide de dinero, Matthew lo entendió desde muy chico al ver como formaban el mundo, incluso si alguien presume estar sobre ti existirá siempre alguien sobre él, por lo que solo tienes que saber dónde posicionarte para dar un golpe fatal. No importa que tan grande sea un edificio, solo aduéñate de las vigas y rómpelas, todo ira para abajo en segundos.

Las cejas del niño se alzaron sorprendidos al ver como su padre había puesto la mayoría de estos activos a su nombre, incluso si el mayor figuraba como representante inmediato, ¿Todo eso le pertenecía ahora? Una nota al final de todos esos papeles le dio la respuesta:

"Feliz navidad, pequeño dragón. Att, Papá."

Inevitablemente una risa de histérica incredulidad salió del infante, un poco preocupado por la confianza que le estaba dando su padre, incluso cuando sabía que él no era quien estaba realmente trabajando en eso. Sus manos se sintieron frías observando la carpeta, hasta ahora sabía que era "rico" pues tenía ambas herencias en funcionamiento, pero nada de lo que había ahí estaba bajo ninguna herencia, era suyo, estaba a su nombre, y su valor era mayor a las bóvedas Potter.

Ahora mismo siendo él era más rico que siendo un Potter, y eso era... Escalofriante.

Cuando alguien pensaba en propiedades y dinero solo se le viene a la mente lo que puede comprar, pero no lo que depende de este. Matthew sabía muy bien que lo que tenía eran empresas, unas con personas reales trabajando ahí, familias enteras que dependían de que todo funcionara bien. Sí que era escalofriante.

También le mostró el alcance de lo que podría hacer su padre por él, lo cual lo hacía sentir abrumado, varios globos inflándose en su pecho sin color o sensación exacta, pero dejando la sensación de su presencia incluso después de desaparecer.

Para cuando llegaron finalmente a Hogwarts ya se estaba oscureciendo. Guardo bien todo y caminó lentamente hasta los carruajes no obstante frenó de golpe al ver los seres que tiraban. Por un largo rato su garganta se secó, impresionado por lo extraño, terroríficos pero hermosos seres, incluso llegó a preguntarse por un momento porque los veía hasta que una serie de imágenes cayeron de golpe en su cabeza: Su madre cayendo a contra luz por un rayo verde, los tiros rompiendo la delicada piel de una gran boa, los animales que morían ante él y por él, la muerte, las sombras, nigromancia, un ligero temblor le recorrió sin poderlo evitar.

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