Capítulo 34.

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Los Gryffindors estaban sumamente abatidos, y eso les duró bastante tiempo. No solo habían perdido el juego sino a integrantes de su equipo.

El guarda bosques había vuelto, pero como ahora no era más que eso solo recibió una amonestación por abandonar el puesto de trabajo.

La navidad llegó rápidamente y Luna seguía reuniéndose con el grupo del EA, ella misma estaba como profesora al lado de Harry. El león era más rápido que ella en duelos pero no más certero, una vez enseñado los hechizos que podía de defensa y ataque ambos estaban casi empatados, la revenclaw le superaba por poco.

Matthew recordaba que uno de esos días era el ataque al señor Weasley, pero no sabía exactamente cuál. Y ahora tenía que estar muy al pendiente porque no había director Dumbledore al que recurrir.

Las mierdas de los cambios, descontrolaban todo.

Por suerte el día en que Harry despertó asustado, sin saber a quién recurrir, comenzó a decir el nombre de Dan y las sombras casi hicieron caer el espejó para despertar al Slyhterin.

"Por Merlín, cariño, ¿Qué ha pasado? He llegado lo más rápido que he podido."

—¡El señor Weasley! ¡Alguien lo ha atacado! –Avisó el niño quien había terminado despertando a todo el cuarto, su pelirrojo amigo parecía tan pálido como la nieve y Neville estaba llegando con una Minerva en pijama.

"Bien, espera aquí"

Y desapareció sin darle tiempo de nada más, en otra parte Gates ya estaba listo, lanzó el hechizo fantasma y con las túnicas del Atrapasueños fue hasta el ministerio.

Ya antes, cuando había estado ahí, había hecho un mapa del lugar así que tocó su brazalete y se proyectó la estructura mostrando quienes estaban y donde.

Encontrarlo con exactitud entonces no le costó tanto. El pasillo mostraba que había habido una pelea, la otra persona ya no estaba y el hombre pelirrojo estaba en el suelo apenas sosteniendo su varita mientras una maldición lo hacía vomitar sangre e iba volviendo su piel negra.

Por suerte estaba vivo.

—Quédese quieto, necesita ayuda urgente. –Afirmó Matthew ignorando que el señor le había apuntado con la varita apenas verlo, aunque al comprender que era ayuda soltó finalmente el pedazo de madera.

La maldición lo estaba pudriendo desde adentro, la sangre que vomitaba lentamente dejaba de salir roja para volverse negra. La mente de Gates reaccionó más en automático que nada, arrancando la prenda y generando una incisión con sus uñas en el abdomen por donde lanzó hechizos para detener el avance y Chimuelo trataba de absorber la magia oscura con rapidez.

Podía sentir que alguien se acercaba, para añadirle más presión.

Lograron junto al dragón detener el avance de la maldición y hacerla retroceder un poco. El hombre había dejado de vomitar sangre pero había perdido tanta que parpadeo un par de veces y luego su corazón se detuvo.

Un ave fénix bastante conocido apareció cerca de ellos, pero fue ignorado totalmente.

Matthew bufó, de entre las cosas que guardaba en su cintura sacó una poción restablecedora de sangre y se la hizo tomar, luego tomó una jeringa de ahí mismo y la llenó con epinefrina inyectándola en vía intracardiaca de golpe. Usando los rayos del dragón como una descarga eléctrica controlada se aseguró de que el hombre estuviera vivo para cuando las personas llegaron.

Pero ni el chico ni su dragón estaban ya. Tampoco el fénix que aunque parecía querer ir con ellos al inicio retrocedió finalmente cuando el otro ser mágico le gruño.

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