Capítulo 8

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Cuando era un niño en su "verdadera" realidad solía recibir cada mañana una pequeña suma de dinero para comer en la cafetería de su escuela. No era mucho, pero era suficiente. Una de esas veces recuerda que se permitió no comer nada en aquel recreo, aun cuando él era tan amante de la comida y disfrutaba tanto las pequeñas hamburguesas hechas en ese lugar. Quería tanto comprar algo al llegar a casa, siquiera recuerda que era pero sí que no noto la falta de comida de ese día solo por pensar en lo que podía conseguir después.

Siempre fueron muy pocas las cosas que le interesaron realmente tanto. Cada día luego de ese fueron más y más escasas. Hoy no recuerda prácticamente ninguna.

Al llegar de la escuela almorzó con su familia y luego decidió tomar una siesta antes de ir por lo que quería comprar, retiró su uniforme y lo dejo a un lado mientras dormía. Una hora y media después se levantó animado, tomó un baño y se cambió para luego ir a recoger el dinero, solo que este ya no estaba donde lo había dejado, su uniforme estaba vacío.

Sus padres, ambos, trabajaban todo el día por lo que sabía perfectamente que se habían ido poco después de que él se acostara, dejándolo a cuidado de sus hermanos mayores. Con el ceño fruncido caminó hasta el cuarto de su hermano mayor, ahí donde estaban ambos adolecentes seis y siete años mayores a él.

Recuerda como una bruma espesa haberles reclamado tomar el dinero que era de él, recuerda la sonrisa burlona de ambos mientras lo miraban desde arriba, claramente más altos que un niño de nueve años.

"Si te duermes pierdes"

Fueron las palabras que dieron en explicación antes de sacarlo a empujones del cuarto. Mientras la sensación del globo inflarse en su pecho infantil logrando que su cuerpo se colocara tenso por completo. Él lo considero indignación, por lo que grito en reclamo que no fue escuchado.

El globo se desinflo al poco tiempo pero la sensación pesada de tensión no lo soltó, por lo que espero hasta que llegara la noche, su padre no era alguien con quien hablar, siempre frio, distante, exigente, por lo que espero hasta que su madre estuviera desocupada, en su cuarto, para acercarse a hablarle, explicarle lo que habían hecho sus hermanos.

No le sorprendió en realidad que le dijera que lo estaba escuchando mientras se acostaba, suspirando cansada, tampoco le sorprendió que estuviera dormida siquiera antes de que terminara de hablarle.

"Trabaja mucho, está cansada" su mente entendió, como siempre hacia con cada uno en esa casa, pero el cuerpo pesado, la tensión en sus hombros, no se fue. Nunca volvió a irse.

Tuvo que recordar ese momento cuando, tiempo después, su psicóloga trataba de buscar la razón para su constante estrés, su desconfianza, su ansiedad que lo llevaba a no poder dormir en un cuarto sin seguro, en que sus manos temblaban y se sentía que se ahogaba cuando alguien entraba en su espacio, a la defensiva con que tocaran algo, cuando su cuello, sus hombros y su espalada terminaban doliendo tanto que lo hacían llorar o tenía que centrarse en "desaparecer" el dolor con su mente por lo que al final del día estaba tan cansado porque si lo soltaba tan solo un poco todo volvería a doler, ardientemente.

Matthew parpadeo un par de veces tratando de llevar su mente al presente, su primer día en Hogwarts había pasado como un borrón amargo donde lo único que recuerda es que su rostro no expreso nada. Que todos los Slytherins habían aprobado eso pero a él le había importado una mierda mientras iba a sus tres clases del día casi mecánicamente. Encantamiento lo había tenido con Ravenclaw, Historia de la magia con Huff y luego Transformaciones de nuevo con Raven. Las clases habían sido más una bienvenida y una pequeña explicación teórica.

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