Capítulo 50.

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Apenas llegó a la cueva lanzó al fondo de esta la varita de sauco, se transformó en su forma animaga para poder comunicarse y agradecer a su familia de dragones antes de ir hasta su habitación, tomar las otras partes de las reliquias y guardarlas en el mismo lugar que la primera.

Sinceramente no quería volver. Habrían muchos humanos haciendo mucho ruido. Pero no podía dejar a sus aliados solos así que se tragó sus quejas y luego volvió al castillo.

Lo primero que buscó, antes de dejar notar su presencia, fue a sus amigos. Estos estaban sentados a un lado de la entrada al gran comedor, Luna estaba en el medio y tenía apoyada su cabeza en el hombro de su novia mientras sus piernas se apoyaban sobre las de Draco. Los tres hablaban en voz baja y al otro lado del rubio estaban Crabbe y Goyle quienes comían un ponqué.

—¡Ey! ¿Están todos bien? -Cuestionó Matthew llegando rápidamente hacia ellos, los Slytherins y Hufflepuff quienes eran quienes lo rodeaban voltearon a verlo, pero por mucho alzaron algunos comentarios curiosos. Más allá de ellos algunas personas aplaudieron para sorpresa e incomodidad del joven Gates. - ¿Dónde están mis padres?

—Si, todo bien. Creo que están hablando con la profesora Sprout, ¿Por? -Respondió Draco alzando su cabeza y sonriendo con levedad. Parecía aliviado de verlo llegar.

—Es mejor que estén acá cerca. -Recomendó no muy confiado en los demás el pelinegro, observando a sus padres que efectivamente estaban un poco más cerca a la puerta del comedor.

—Le diré a mi padre que los llame. -Avisó el rubio poniéndose de pie y acercándose a los dos señores Malfoy que estaban más cerca de ellos. Matthew asistió, pero su atención pasó a buscar una cabellera negra familiar. Imaginaba que lo estaba, pero quería verificar que estuviera bien. En ese momento notó que este ya lo estaba mirando; pero Harry, al ver que sus ojos estaban en su dirección, se dio la vuelta de inmediato para darle la espalda.

Así que bueno, al final simplemente lo había perdido. Ya no podía siquiera acercarse como El Atrapasueños o Dan, después de todo ya no había nada de él en lo que el Gryffindor pudiera confiar, ¿Uhm? Matthew quiso sonreír irónico pero la sensación amarga en su pecho no le dejó, cuando notó el picor en su nariz como signo de querer llorar tomó una buena cantidad de aire y la retuvo, sus uñas se enterraron en la palma de sus manos hasta que el dolor físico sustituyó el malestar emocional.

—Ahm... Necesitamos hablar con los aurores. -Comenzó a organizar su mente de nuevo el azabache. Eli quien lo miraba fijamente frunció levemente el ceño y lanzó una mirada molesta hacia donde se reunían los leones, al verla el menor negó, no quería una escena ahora.- Y aclarar todo, necesitamos aclarar todo...

Y sí que lo necesitaban, justo en ese momento, mientras Lucius había llamado la atención de Ian, un auror se había acercado a Severus señalando con la varita.

—... Es mejor que no se resista. -Indicó el hombre con el cuerpo tenso, inseguro, pero tratando de verse amenazante mientras alargaba una de sus manos tratando de alcanzar al profesor de pociones. De inmediato Matthew caminó hacia él mientras varias personas se colocaban de pie o se alertaban.

—Aleje sus manos de él, ahora. -Ordenó de inmediato el heredero Gates, su voz había salido como un gruñido o tal vez se había mezclado con el gruñido de Chimuelo quien avanzaba amenazante hacia el ahora alertado auror que dio unos pasos atrás, eso dejó espacio para que varios Slytherins y tejones que ya se habían puesto de pie cubrieran al profesor con sus propios cuerpos. Snape no había tenido tiempo de contestar, tan solo observó a todas las personas que lo protegían y luego alzó una ceja mirando al otro hombre.

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