—¡Gideon, Lucas! -
—¡Slytherin! -
Los ojos de Matthew pasaron en automático hacia sus compañeros. No era solo que se integrara otro hijo de muggles a la casa de las serpientes, estaban aún en la letra "G" y ya habían llegado seis nuevos alumnos para vestirse de verde, algo que normalmente pasaba solo con los Hufflepuff y los Gryffindors.
Pero ahora, la mirada de los pequeños chicos no era desconfiada u hostil, había un brillo de admiración cada que observaban a los alumnos de Slytherin, brindándoles una gloria que estos no habían tenido el gusto de experimentar antes.
La amabilidad puede ser astuta. Eso era algo que parecía haberse grabado en fuego en los compañeros de Gates, quienes aplaudían y sonreían tranquilamente a los nuevos, recibiéndolos, abriéndoles campo en una mesa que usualmente se mantenía vacía, pero que ahora se iba ocupando poco a poco.
Para cuando terminaron de llamar, había dieciséis alumnos nuevos de Slytherins. Lo cual era una cifra que no tenían desde que el fundador de la casa vivía. Desde el lugar de los profesores Severus observó orgullosamente la mesa que lideraba, sintiéndose seguro de que ya no tendría que protegerlos tan fieramente, que sus chicos ya no estaban en desventaja o peligro.
—Por favor, los que tienen dieciocho años, esperen un momento. -Pidió la directora antes de que los alumnos se levantarán para ir a sus salas comunes. Matthew despidió a cada serpiente nueva que pasó a su lado saludándolo, luego al quedar solo los de séptimo año que estarían "repitiendo", McGonagall les pidió que se acercaran hacía la tarima de maestros.- Me da gusto volver a verlos a todos, y tan bien, quería informarles que su curso se manejará como un extra, un... ¿Octavo año? Donde se dará refuerzos a los que no pudieron terminar sus clases anteriormente pues quedó a la mitad, no vamos a hacerlos repetir todo, e incluso los que no pudieron estar serán nivelados. Por otra parte, está el tema de sus habitaciones, tenemos la fortuna que este año han entrado más estudiantes de los que habíamos tenido nunca, pero eso hace que la sala común de Gryffindor y la de Ravenclaw, las cuales fueron las que salieron más dañadas, no den lugar. Y la sala común de Hufflepuff está muy llena. Sé que no es así con los Slytherins pero les voy a pedir su comprensión... Preparamos una sala común especial para ustedes, los dormitorios siguen dividiéndose entre casas y género, pero la sala común compartida también les permitirá ayudarse entre todos, además de dejarlos concentrarse mejor para tomar sus ÉXTASIS.
Ante la información varios comenzaron a hablar, discutiendo lo buena o mala idea que sería eso. Los Slytherins se miraron entre ellos, incómodos al ser sacados de su zona segura.
—Por favor, vuelvo y les digo, necesitaré que todos colaboren. En estos momentos los cuartos de Gryffindor están siendo usados hasta por cinco alumnos, igualmente los de Ravenclaw por cuatro y los de Hufflepuff incluso algunos hasta seis. Los únicos que están aún cómodos son los Slytherins porque en años pasados no tuvieron muchos alumnos y porque su fundador se esforzó en brindar habitaciones incluso individuales. Pero no me parece correcto dejarlos solo a ellos a parte del resto... -La mirada de la directora era casi un ruego hacía las serpientes, las otras casas no tenían opción, ellos sí. Cuando todas las miradas de su grupo cayeron en él, Matthew suspiró.
—Comprendemos, si podemos tener nuestro propio espacio sin ser invadido, lo aceptaremos. Solo, por favor déjenos ir primero a nuestra sala común esta noche. -Pidió el azabache con una sonrisa conciliadora, Minerva casi suspiro de alivio al ver que no iba a tener que pelear tanto por ello.
—Si, hay una entrada para cada casa en la que solo pasaran estos mismos. No les voy a anteponer la convivencia obligatoria con otros compañeros con los que no son cercanos así de golpe, no se preocupen. -Aclaró para todos la antigua maestra de Transformaciones, lugar que había entrado a ocupar un profesor francés ese año.
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Oxímoron
PertualanganPara un lector o alguien con una gran capacidad de soñar la idea de cambiar mundos y vivir aventuras en tierras desconocidas es demasiado tentadora como para ignorarla. Matthew siempre había pensado que la palabra imposible era tan solo un limitant...