Capítulo 49.

217 48 11
                                    


Voldemort estaba irritado. No entendía porque no dejaba de dolerle al hacer magia pero había terminado por llegar a una conclusión cuando notó la resistencia de la varita a obedecerle: Le estaba haciendo daño por no ser su verdadero dueño.

Esas fueron las palabras que pronunció antes de conjurar una serpiente y hacer que esta se lanzara sobre Severus Snape.

El profesor de pociones cayó al suelo con una fuerte mordida rompiendo la piel de su cuello. Harry había salido, observando al hombre sin saber qué sentir, pero aceptando la botella de recuerdo cuando le fue extendida. Estaba anonadado, pero aunque una parte de su mente había llegado a esa conclusión, el ochenta por ciento de él se negaba a aceptar lo que estaba a punto de ver.

—¡Papá! -Matthew corrió hasta Severus, dejándose caer a su lado mientras se quitaba la capucha y bajaba la parte que tapaba su boca. - Ey, ey, tranquilo, tranquilo, s-solo tomate esto, ¿Vale? Es el antídoto...

—No, déjalo... -Trató de negarse el hombre, apoyando una mano sobre las del menor mientras le observaba con una mueca triste. - Sabes que no lo merezco...

—No, no, ¡Tú deja eso! Eres un Slytherin ¿Recuerdas? Nuestra supervivencia y esas mierdas, deja... Deja de culparte, ya has pagado todos tus errores, ya estas perdonado... Por favor, eres un padre para mí... No me obligues a perder uno de nuevo... -Rogó con la voz fallándole al final el chico, su cabello estaba tan revuelto que varios mechones tanto negros como castaños caían sobre su rostro incomodándole para ver, pero él seguía presionando la pócima contra los labios del mayor.

Severus le observó fijamente, incluso si la sangre Gates le seguía reclamando él seguía teniendo esas características tan de Lily... Finalmente el hombre aceptó el antídoto y Matthew aliviado se apresuró a curar lo demás.

—Puedes ir a hacer lo que tengas que hacer, yo me encargo de mi padre. -Le recomendó Gates a Harry luego de notar que este se había quedado mirándolos fijo, sin saber qué hacer. Luego transportó hasta su cuarto en Slytherin al profesor, dejándolo sobre su cama.

—No pensarás que me quedaré aquí mientras vuelves a subir a arriesgar tu vida, ¿No? -Cuestionó Severus colocando más fuerza en su voz de la que obviamente tenía. El menor le miró fijamente y luego sonrió maldadoso.

—No te preocupes, le diré a mi padre que baje a verificar que estés bien. -Mencionó el de ojos verdes alejándose un poco cuando el otro trató de golpear su cabeza. Ya había notado la interacción cercana que estos habían comenzado a tener desde el problema del velo.- Solo subes si es con uno de mis trajes.

—Ni lo sueñes. -Declaró el terco maestro, pero al notar que el chico lo decía en serio suspiró.

—No quiero que incluso los del lado de la supuesta luz te ataquen sin más... Y no es tan malo, no elegí el color pasto. -Ante la última idea de manera inconsciente ambos se estremecieron de disgusto. - Debo subir, pero descansa mientras el veneno se elimina por completo, ¿Vale? Sé un buen ejemplo para mí.

—Maldito mocoso... -Se quejó el hombre. Antes de que el joven se pusiera de pie llevó la varita a su cabeza, tomando un recuerdo y colocándolo directamente en la mente del menor.

... Y ahora me dice que lo ha criado como quien cría un cerdo para el matadero...

Me emocionas, Severus. ¿No será que has acabado sintiendo cariño por ese chico?

¿Por él? ¡Expecto patronum!

La cierva salió de su varita, pero Severus se quedó observando esta con fijeza un par de minutos, pues aunque era tan parecida a la que conocía, realmente era diferente.

OxímoronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora