Capítulo 22.

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Matthew estaba inevitablemente con el corazón a mil, aunque exteriormente se seguía mirando bastante sereno. Narcissa Malfoy colocó la taza de té devuelta a la mesa sin quitar sus ojos de su invitado. Su rostro era tan carente de gestos que siquiera se notaba que pasara la bebida, aun así su rostro era precioso, era la verdadera representación de los ángeles. Podía entender de donde había salido Draco.

—Me preguntaba... ¿Qué hubiera hecho si alguna de sus aventuras con mi hijo no hubieran salido bien? Después de todo, en el mundo mágico puede hacer uso de sus escudos, pero en ese... lugar no habría podido hacer lo mismo. –Volvió a hablar la señora, su tono era suave, tanto como sus movimientos, para Matthew era una serpiente que consideraba que tenía a su presa en su terreno y solo esperaba un mal movimiento para atacar.

—¿La verdad o lo socialmente aceptable, madame? –Cuestionó con un ligero toque divertido el menor, una muestra de que no existía amedrentamiento pero seguía sin volverse una amenaza. – Puedo sentir si alguien lanza un hechizo en mi dirección, Draco siempre estaba junto a mí. Si un mago le reconocía y le atacaba no iba a dar en el blanco.

—El ministerio detectaría la magia frente a muggles e incluso ese mismo mago lo acusaría, además de exponerse frente a estos. –Señaló la mujer, aunque sus ojos habían expresado una pisca de emociones ante la idea de que alguien sintiera la magia. Lord Potter ladeo una sonrisa.

—Creo que está olvidando, madame, que yo soy actualmente un Lord, por lo cual ante la ley cuento como mayor de edad...-Jugueteo el chico entrecerrando los ojos con diversión. – Pero si voy a ser sincero, esa sería la parte no "socialmente aceptable".

—¿Exactamente a que se refiere? –Se interesó cayendo lentamente en la trampa del adolecente, después de todo Gates sabía que ganarse a esa mujer se haría con respeto y poder, no se debía olvidar que era una Slytherin.

—Para iniciar, el que estemos en el mundo muggle no quita que Draco tenga mis escudos, estos se hubieran activado de inmediato y yo no hubiera tenido que mover ninguna varita... -Especificó Matthew alzando lentamente su mano derecha y haciéndola girar por la muñeca.-... El ministerio nunca se enteraría de nada, los muggles tendrían la memoria borrada en segundos y el mago aquel habría desaparecido de pronto.

—¿Y todo eso sin usar su varita? –Preguntó la señora Malfoy habiendo alzado una ceja ante la mención indirecta de la muerte del mago. Matthew sonrió inocentemente y sin responder tan solo miro hacia el suelo. Narcissa se tensó de inmediato al notar que ellos, al igual que todas las sillas, mesas y objetos de su alrededor, estaban flotando. El azabache devolvió la rotación de su muñeca mientras lentamente retornaban a tierra firme. – Bien, entiendo su punto.

—Debería saber, madame, que un Gates nunca es descuidado a la hora de proteger algo suyo...-Murmuró en un tono ligeramente divertido, la mujer frente a él dejaba de verlo como una presa en su territorio y comenzaba a verle verdaderamente como un igual. Ahora la parte a especificar es si era un amigo o un enemigo.

—Suyo... Que interesante forma de decirlo, teniendo en cuenta que hablamos de mi hijo. –Tanteo la rubia, apoyando ambas manos en su regazo en un gesto que si bien se podría interpretar como inocente elegancia, era una advertencia de que su varita estaba ahí, a su alcance y no dudaría en usarla.

Aun así ella estaba en desventaja, ahora lo tenía más claro que nunca.

—Oh, no me malinterprete, de alguna manera se vuelve algo suyo cuando una persona entra en su vida, ¿no? En este caso un amigo. –Tranquilizó sin darle muchas vueltas Matthew.

—¿Lo es? Hasta donde sabia había una mala relación entre ambas partes. –Cuestionó la mujer, el niño podía sentir como la dama tanteaba con legeremancia el borde de sus escudos, sin verdadera intención de entrar en su mente, más como si quisiera poder discernir la verdad en sus palabras. Y el pelinegro genuinamente ladeo su rostro y frunció el ceño en confusión.

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