¿Recuerdas?

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¡Puff! Tortura tras tortura, ni dormir en paz podía. Los ruidos aquí aumentaban a cada segundo, mientras dormía se me había cruzado por la mente lanzar un hechizo para reventar esa maquinita... pero que escándalo haría si eso ocurriera, los sonidos realmente parecían estar en mis oídos, irritándolos cada momento y hasta hiriéndolos.
Abrí los ojos y no pude ver nada por un momento, moví unos milímetros mi mano izquierda y chocó con la mano de Regulus y el micrófono de la dichosa maquinita, quite mi mano del sofá y me levante aún cansada y como pude llegue hasta la maquinita, la apague y volví a mi esquina del sofá y cerré los ojos nuevamente aún cansada.

No sé exactamente cuánto tiempo pasó pero ya no tenía sueño, me iba levantando poco a poco, primero abrí los ojos y me quede en el sofá mirando todo el lugar por varios minutos. No sabía que hora era, el cuarto no tenía ventanas o algo para ver la luz del día, observé a Regulus que aún seguía durmiendo plácidamente, no iba a despertarlo pero tampoco sabía que hacer para pasar el rato por lo que continué tirada en la esquina del sofá. Baje mis pies tocando el piso al fin, deslice mi pie izquierdo hacia el de Regulus y le di un suave golpe, no había sido un gran golpe ni siquiera un golpe en si, apenas lo había topado, quería saber si así se despertaba pero era claro que ni siquiera lo había sentido.
Suspire aburrida levantándome del sofá con mucho cuidado, apenas y se veía algo por la luz neón pero no era nada acogedora para mi vista, hacia que me mareara y que la cabeza me doliera. Fui hasta la puerta y con mucho cuidado giré la perrilla abriendo la puerta, me quede en medio del marco y la puerta entre abierta por unos minutos, nada, ni una sombra... bueno sombra no porque no había luz pero... en fin, ninguna persona. No cerré la puerta por completo la dejé a unos centímetros o milímetros abierta, me senté en el piso y saqué mi maleta de pociones, entonces en silencio empecé a hacer una poción. Termine y guarde todo y aún ninguna criatura, ser o persona cruzaba por ahí, me levante y me quede en la puerta apoyando mi cabeza en la pared, algo aburrida viendo hacia afuera sin salir por completo de la habitación. Unos minutos o horas... No, no eran horas literalmente, pero parecía eso para mí.
Al fin se escuchaban los pasos de alguien, una voz se acercaba y era conocida pues de caso contrario solo habría cerrado la puerta.

-Holaaa -dijo el hombre del Karaoke con entusiasmo pero en voz muy baja, yo lo noté normal, por lo que supe que mis oídos tenían el volumen más alto de lo normal y el joven del Karaoke parecía haber supuesto eso
-Hola -susurre en voz más baja que él- tú... ¿Sabes qué hora...?
-Las diez de la mañana -respondió antes de que terminara la pregunta- tu box tiene reserva de un día así que falta mucho para que se venza
-Uhmm -susurre pensativa, faltaba mucho y ya no había nada que hacer mientras Regulus dormía- bien...
-Yo estaré abajo si se te ofrece algo -dijo despidiéndose y asentí agradecida, aún seguía un poco ida

Cerré la puerta y camine hacia la pared vacía sin saber muy bien lo qué iba a hacer, estuve unos minutos ahí moviendo mi pie ansiosa cuando me percaté de un destello extraño por debajo de la maquinita de la música, amusgue la vista para ver si no era mi imaginación y no, realmente había un destello, no sabía que era porque apenas y la luz servía para crear el destello de algo tan pequeño. Me arrodillé y gatee hasta el lugar buscando con las manos el objeto.

¡Ahí! Listo, lo tenía, me senté en el piso respaldándome en la maquinita, observé con atención el objeto y no, no era una pieza perdida de otra persona, era mío, estaba segura que había salido de mi bolso, suspiré observándolo confundida y intrigada.

-¿Qué haces ahí? -escuche la repentina pregunta de alguien, de Regulus para ser más precisos
-¡Ah! -grite asustada soltando el anillo que cayó nuevamente al piso

Regulus cerró los ojos frunciendo el ceño algo fastidiado por el ruido, yo me tapé los oídos, todo por el grito, sí..., mis oídos no eran los únicos sensibles para el tono normal, ahora para un grito mucho peor.

Inefable - SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora