Lo que perdemos al final siempre vuelve a nosotros

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La noche no tardo en llegar y cuando está se puso Regulus y Lia tuvieron que detenerse, caminando sólo un poco más para conseguir un sitio lo suficientemente indicado para situar la tienda de campaña, un lugar escondió pero libre y con lugares de escape, solo por si el día se ponía difícil.

-Muffliato -dijo la chica terminando con un último hechizo de protección
-Siempre lo pones... -murmuro Regulus pensativo- es raro que Snape enseñe sus hechizos
-No..., sí me enseño algunos pero no logro llegar a ese, fue... por otra cosa
-Supuse que como con la maleta te lo enseño -agregó con curiosidad- siempre tenía hechizos nuevos, un poeta... los poetas son buenos en inventos de hechizos
-¿Eres bueno con los hechizos? -le pregunto Lia mirándolo son los ojos entrecerrados y una suave sonrisa llena de curiosidad
-Soy bueno con todo -respondió sonriendo sabiendo que Lia lo miraría sonriendo pero negando con la cabeza
-Jah -rió la chica debido a la vanidad del chico, para nada humilde
-Mejor que muchas comadrejas te lo aseguro -agregó igual que antes mirando a la chica
-Oh -sonrió Lia viendo que traía de nuevo a un viejo amigo- no sabes nada de él
-Sé que beso mejor que él -respondió vanidosamente, Lia movió la cabeza sabiendo que diría algo así, sonriendo entretenida
-Eso nunca lo sabremos, señor osito
-Aah -el chico puso la lengua en su paladar divertido bajando la cabeza para ocultar una sonrisa que no pudo reprimir, todo por el "Señor osito"

Entraron a la tienda de acampar, observando el orden, el lugar y lo muy bien ordenado que estaba, todo en su lugar, no tenían limpieza que hacer por lo que se sentaron en el comedor, cenando algo ligero, no pasó mucho para que la cena se terminase y aprovechando la noche el chico pidió a Lia que le cortase el cabello, lo tenía un poco largo aunque se notaba bien debido a sus rizos, aún así rebajarlo un poco era preciso. Se quedó sentado en la silla alejándola un poco de la mesa donde comían haciendo que Lia se levantase y parara atrás de la silla, apretando los labios nerviosa pues no había aceptado cortárselo pero como este le había repetido que no importaba como quedará, tuvo que acceder.

-Si queda mal -decía Lia mientras miraba las tijeras y luego el cabello del chico
-Ya te dije que no va a quedar mal -repitió aburrido de seguir diciendo lo mismo, aunque le divertía los nervios de la chica
-Uhm... -dudo ella casi dándole la contra

Eran rizos, tenías que ser más cuidadosa aunque los errores se podían disimular más que en un cabello lacio y en caso quedase muy fatal, le crecería el pelo, eso pasaba con los magos y su magia involuntaria.

-Tiene... un cabello... muy bonito... -susurró inmersa en si misma, ensimismada, agarrando el pelo del chico, lo tomaba como si cada rizo fuese hilo de oro, el cual veía destellar con la luz, brillando, dorado como tal- y yo herede el de mi madre -adoraba tener algo de su madre pero viendo el destello y brillo en el cabello de Regulus era difícil no fascinarse- aunque dudo que alguien llegue a copiar ese... -murmuraba refiriéndose a los genes, dudaba que alguien pudiese herededar exactamente el cabello de Reg, era demasiado bello como para ser real y menos duplicarse
-Listo -intervino él, que había tomado la tijera y se había cortado unos centímetros de cabello haciendo que Lia se asustase
-¡No! -lo regañó quitándole la tijera mientras el reía sin entender porque el escándalo de Lia respecto a su cabello
-Vez, es fácil

No, él no lo entendía, ni jamás lo entendería como Lia, a menos que hablara del cabello de la chica en ese caso se explayaría de eso, pero de su pelo, pues era perfecto y ya, como había dicho respecto a su comportamiento, a veces sonando un poco arrogante pero realista, él no necesitaba cuidarse el cabello en exceso pues de por sí ya era lo que era, perfecto, aunque más perfecto de lo que debía ante los ojos de la chica.

-Eso fue mucho -dijo aunque el mechón no había sobrepasado los cuatro a cinco centímetros

Este la miro con gesto de que estaba exagerando por lo que Lia agarró su cabeza y la volteó para que mirara al frente haciendo ademán de que ya iba a empezar.

Inefable - SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora