El hombre de la bufanda

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Regulus camino para dejar a Lia diciéndole que iba a ver el lugar, en realidad no era para eso, trataba de replantearse que hacer aunque lo único que pensaba mientras caminaba era en lo duro que había sido con la chica, quizás se había pasado y por eso no podía dejar de pensar en eso, aún así no sabía que hacer, por eso continuaba caminando tratando de encontrar una respuesta en la paz del lugar, la encontró al caminar unos minutos teniendo su respuesta, iba a disculparse, no a súplicas o algo así, solo le iba a decir que lo sentía y con eso podría empezar a pensar en lo demás, aceptando ese plan decidió volver, volver al lugar donde la había dejado pero lo único que encontró ahí fue la tienda de acampar, sin nada, llamó a Lia pero como no hubo respuesta decidió caminar, ya no la llamaría y no porque no quisiera encontrarla sabía que sí la llamaba la chica no respondería, su corazón aunque hermoso estaba lleno de rencor. Siguió su caminata esperando escoger el camino que la chica hubiese tomado, paso a paso, llegando hasta el lugar donde vio a quien buscaba, junto a un hombre y otros chicos esparcidos por el lugar, aunque el ver a un hombre lobo por ahí hizo que su mirada corriera a Lia, no estaba como esperaba, aquello sólo lo dejó sin palabras, no estaba mal, por lo menos no herida, eso hizo que no se preocupase aunque, sí, como antes dicho no tenía palabras para expresar el odio que tenía dentro suyo, viendo como era sujetada por un hombre.

-Déjala -ordenó solo mirando al hombre de la chalina, con consideración, solo porque el tipo tenía la mano en la boca de Lia y de hacerle algo podría afectarle a la chica
-¿Hablas de ella? -preguntó acercando su rostro al de la chica que seguía luchando en su mente, el hombre subía su varita lentamente para que Regulus se percatara de lo que hacía- nunca -agregó sonriendo poniéndole la varita en el cuello- no te preocupes, no voy a lastimarla -sonrió pasando su mano por la mejilla de Lia

Ninguno de los dos quito la mirada fija que tenían en el otro, la del hombre de la chalina era más burlesca pero la de Regulus... la de Regulus denotaba una frialdad tétrica, profunda y no denotaba enojo, no..., era algo más severo pero oscuro, esa extraña calma de alguien que sabe que su rival no es más que un idiota condenado en el momento en que tocó a su chica.

-¡Ah! -masculló soltando la varita que se le estaba incendiando y no era a causa de Regulus, era la magia involuntaria de Lia que trataba de liberla- ¿Que esperan? -preguntó el hombre de la chalina mirando a los carroñeros que permanecían quietos- vayan por él ¡Ya!

Regulus siguió como antes, sin expresiones, quitándose la casaca que tenía puesta y arremangando sus mangas dejando ver su marca lo cual hizo que todos los hombres ahí se quedaran quietos a pasos de él, quietos como si avanzar fuera el mayor delito del mundo, confundidos y nerviosos sin saber qué hacer, sin mover ningún músculo.

-No sabíamos...
-Delaja -repitió con calma, ignorando a los demás, al fin avanzando con completa libertad hacia Lia y el hombre

Al acercarse noto la cara roja de la chica, sus manos sucias al igual que su pantalón en realidad las rodillas de su pantalón, trozos de su varita a un lado, sus ojos cerrados con un marco húmedo como si apenas hubiese llorado y claro su mejilla roja, más roja que el resto de su rostro lo cual sólo indicaba una cosa, la habían golpeado y el único que estaba cerca de ella era el tipo con la chalina.

-Scabior -murmuró uno de los carroñeros más cercanos al hombre con bufanda
-No requerimos ningun... -estaba hablando Scabiar pero fue interrumpido por la clara nula importancia en lo que dijera de parte de Regulus
-Suéltala -ordenó él ya con un tono más frío y un ligero gesto de impaciencia

El hombre se levantó, no con miedo a diferencia de los demás aunque ya no era como antes, sin vergüenza y descarado, no, ahora estaba un poco más formal aún digno pero con más respeto a quien hablaba. Se miraron y fue Scabior quien quito la mirada dirigiéndola hacia su banda de carroñeros que los miraban sin moverse al igual que Greyback que permanecía a un lado sin actuar pese a que le habría gustado atacar aunque tenía un mortifago delante así que tenía que contenerse.
Regulus también permanecía quieto, ciertamente igual conteniéndose, reprimiendo todo lo que quería hacer pues aunque cada milímetro de él quería atacar no podía actuar sin pensar, Lia resultaría herida pues entre golpear a uno, los otros se pondrían en posición de ataque, algunos de los que no huirían pues estaba seguro que más de uno prefería irse y evitar luchar con un mortífago aún así huir sólo los llevaría a un mal camino, podrían llegar a él y Lia pues era probable que volvieran muchos más y ninguno podría huir muy lejos, la pelea haría que sus rostros fueran reconocidos por lo tanto expuestos.

Inefable - SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora