Vuelta al 12 de Grimmauld Place

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El centro de Londres estaba repleto de gente, gente que no sabíamos si eran mortifagos los cuales perseguían a Harry. La boda de Fleur había sido maravillosa, tan bonita que el hecho de que el festejo fuese atacado de tal manera generaba impotencia.
Los cuatro caminábamos rápidamente hacia un lugar que estuviese más aislado, no sabría decir cuanto fue lo que caminamos pero llegamos a un callejón desolado, las tiendas lejanas estaban cerradas, alguna gente que otra pasaba por donde estábamos debido a que al parecer salían de los bares o clubs más cercanos.

-Debí haber traído la capa de invisibilidad conmigo -susurró Harry a la par que nos deteníamos en un muro escondido
-Van... van... Pónganse esto, cámbiense ya -farfullo Hermione con nerviosismo sacando de su bolso unos abrigos para Harry y Ron ya que ellos tenían unas túnicas enormes que llamaban la atención
-Claro... ¿De casualidad llevas la capa ahí? -preguntó Harry poniéndose el abrigo
-De casualidad -murmuré sarcásticamente sacando de mi bolso un chal del mismo material del vestido y colocándomelo sobre los hombros, dándole varias vueltas sobre mis hombros para que me protegiera del viento
-Aprendi a hacer un bolso como el de Lia, es muy útil, pero es difícil de hacer... en fin llevamos guardando todo por si ocurría algo así, tu capa -añadió Hermione sacando la capa de invisibilidad de Harry y pasándosela

Harry se colocó la capa rápidamente, Hermione y yo tuvimos que apresurar a Ron para que se quitara la camisa y se pusiera una de las que le entregaba Hermione todo esto debido a las blondas en las manos que sobresaltaban en el abrigo, no debía de llamar la atención y esas mangas lo hacían así que era mejor que se lo quitara y pusiera otra camisa

-Puedo hacer espacio en la capa... -susurró Harry atrás de nosotros claramente debido a los silbidos de unos hombres de la otra acera
-No -respondimos ambas con impaciencia y aprensión, caminando mucho más rápido
-Podríamos ir a... ¿No... se... -estaba preguntando Ron pero Hermione lo interrumpió
-¿A dónde quieres que vallamos? -preguntó en un pequeño grito- ¿Al Caldero Chorreante? ¿Grimmauld Place? Snape debe haberles dicho a todos los mortifagos como entrar -explicó y no podía decir que no era verdad porque había una posibilidad de que si lo hiciera- y mi casa... o la de Lia, ambas serán buscadas y nos encontrarían fácilmente... !Hay por Dios! ¿Por qué no se callarán?
-Son unos pervertidos -dije caminando aun oyendo los silbidos que emitían
-¿Dos chicas tan preciosas con ese pelirrojo? ¿No quieren compañía? -gritó uno de los malandros desde la otra acera junto a sus amigos que tenían una sonrisa muy desagradable
-Ah... -susurre mientras Ron se frenaba pero Hermione lo tomó del brazo evitando que fuese hacia aquellos hombre- Que asco -agregue viendo a aquellos hombres, sosteniendo mi varita con fuerza

El que más gritaba cayó al suelo exactamente como si se hubiese desmayo, sus amigos empezaron a atenderlo pensado que este había tomado de más, que probablemente había sido así aunque esa no era la razón, el hechizo no verbal que había hecho era el causante y no me arrepentía porque cuando ese ser despierte no recordaría nada, absolutamente nada y eso era lo mejor para todos, quizás así dejaría de ser un pervertido e idiota.

-Lia -dijo Harry tocándome para así darme cuenta de su presencia- vamos -agregó cuando Hermione señaló un lugar a lo lejos, una cafetería que gracias a Merlin estaba abierta

La cafetería estaba vacía, no era curioso porque las calles cercanas estaban igualmente vacías a excepción de los borrachos que nos habíamos topado. Al entrar Harry se retiró la capa y todos fuimos a una mesa quedando Harry y Ron en frente de ambas, los dos mirando a la puerta. Ron empezó a hablar en cuanto nos sentamos, quería saber lo que había pasado aunque como dijo Hermione todo era muy claro "Voldemort había tomado el ministerio" eso era todo.

-Es por precaución -dije ya que Hermione girará a cada momento para ver la puerta y lo que afuera de ella se podía observar, yo solo había volteado una vez, era de noche y el lugar se mantenía desolado, pero sabía que eso podía cambiar en cualquier momento
-¿Cafe? -preguntó la camarera llegando a nuestra mesa

Inefable - SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora