Motel

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Mientras Regulus giraba y veía todo el lugar Lia trataba de recuperar la fuerza y tratar de olvidar lo que tanta gracia le hacía, se mantenía a un lado de cuclillas sufriendo porque reía cada vez que recordaba lo que la señora religiosa le había dicho a Regulus, aunque este no la había entendido y simplemente había dejado pasar el momento y se había puesto a inspeccionar con la mirada todo el lugar.

—Pecador... —susurraba la chica reprimiendo risitas debido a su dolor de estómago, imaginando lo que diría la señora
—¿Que hacemos aquí? —preguntó el chico que apenas había recuperado la noción
—La señora dijo —quiso responderle pero recordó lo último que había dicho y se hecho a reír volviendo a sufrir
—Lia —la nombró mirándola con seriedad y las cejas levantadas de par en par, claramente sin saber porque su gracia queriendo obtener las respuestas a sus preguntas
—Dijo que por aquí... pasaban... buses —habló entrecortadamente mientras recuperaba el aliento y la compostura
—¿Y para qué se supone que queremos autobuses? —preguntó a lo que Lia se encogió de hombros aún riendo pero en menor medida, poco a poco menos que antes
—No sé —respondió levantándose con la respiración aun entrecortada— Por aquí hay más autos y un pueblo cercano, por ahí —dijo apuntando a la parte trasera del Motel
—¿Y que haremos hasta entonces? —inquirió mirándola juzgante como si no hubiese pensado en aquello, lo último que se habría imaginado era entrar al lugar por lo que creía que estaban ahí solo por no haberle quitado el auto a la señora
—Dormir que más —respondió la chica mirándolo extraño por la obviedad en aquello— mañana podremos ver el lugar, la señora dijo que el anterior lugar era peligroso así que no dudo que los alrededores también lo sean
—¿Ahí? —preguntó mirándola con los ojos abiertos, atónito, creyendo que se estaba equivocando con lo que escuchaba
—¿Eh...?
—¿Vamos a dormir ahí? —preguntó nuevamente algo avergonzado de repetirlo a lo que la chica se quedó callada, la verdad ella tampoco entendía lo que ocurría pero tampoco esperaba dormir ahí dentro pero sacar la tienda de campaña, armarla y luego protegerla tomaría mucho tiempo y lo que deseaba era que todos ahí descansaran
—Uhm... sí... —dijo sin tanta alegría haciendo que este notara que tampoco le convencía el Motel por lo que el primer simbolismo que había dado no había sido intencional, notando a la vez que podían obtener dos cuartos y no solo uno como él se había imaginado en un inicio— creo que no es tan malo... —susurró sin estar tan segura, ambos observando el lugar algo llamativo, nada feo pero tampoco algo lujoso, decente y ya, que era suficiente

Empezaron a caminar hasta llegar a la recepción, una no cercana a las habitaciones por lo que al obtener sus dos llaves tuvieron que caminar aún más, no habían dos cuartos juntos por lo que el cuarto de Lia quedaba en un extremo contrario al de Regulus, la habitación de la chica quedaba más lejos de las escaleras cruzando por unos pasillos, la de Regulus en cambio tenía vista a la calle por la que habían llegado, siendo su cuarto uno de los más cercanos, el chico le habría ofrecido su habitación de no ser porque se habían separado al subir las escaleras, al notar la mirada curiosa de una persona que caminaba por ahí recordándoles donde estaban y porque eran conocidos esos lugares, causándole sorpresa y vergüenza a Lia que había rogado que se la tragase la tierra despidiéndose sin siquiera verlo a los ojos para irse lo más rápido que podía, Regulus si que la había visto pues ya había experimentado la vergüenza al inicio por lo que ahora ya no la experimentaba o sí pero en menor medida, simplemente terminó aceptando que ella se escapara para no incomodarla, rascándose la nuca sin saber como actuar.

—Merlin... —susurraba Lia mientras metía la llave en su habitación, algo nerviosa al notar las voces de hombres cerca de su habitación, ya estaba nerviosa por lo que había notado en los ojos de la persona que la vio con Regulus y sabía que este también lo había notado por lo que las voces de hombres en un estado de ebriedad solo la hacían sentir peor

Inefable - SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora