Pecadores

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Una vez salgamos del bosque podremos conseguir un auto y avanzar con más rapidez, eso habíamos dicho pero no era verdad, el lugar al que llegamos no tenía ningún lugar de venta de autos, ni siquiera tenía autos, bueno si que los tenía pero con sus dueños y esos no se podían tomar prestados y pagar el valor del préstamo, aunque Regulus ya había dicho que a él no le importaba sacarle el préstamo a fuerzas a los dueños de los carros, bueno esa no era una mala idea era la segunda opción solo debido a que mi opción era la primera y no porque me antepusiera a él, solo que preguntarle a alguien el valor del auto y pagarle un poco más era mejor opción que arrancárselo por la fuerza, porque el modo de exigirlo en el plan b era de alguien claramente "amable y gentil" como Regulus.

-Podríamos descansar -dije sentándome en la banca larga que tenían fuera de una tienda con gasolinera, donde estábamos esperando el famoso auto de último modelo que nos llevaría al infinito y todo eso
-Iré a comprar algo -hablo Regulus que apenas estaba acercándose a donde estaba, cambiando su rumbo hacia la tienda

Me quede sentada por unos minutos, me respalde en la pared y luego empecé a jugar con mi bolso algo ansiosa, ya había pasado más de cinco minutos y Regulus aun no volvía y estaba comenzando a ver como un auto se acercaba, gire la vista hacia la tienda y no lograba ver a nadie, bueno en realidad no se podía ver dentro de la tienda por los carteles y afiches que tapaban la vista del lugar, me apoye en la pared resignada viendo como el auto se estacionaba, ponía su gasolina y volvía a irse.

-¿Ese no era un auto? -preguntó de la nada apareciendo al lado mío haciéndome asustar- lo siento -se disculpó sonriendo al parecer divertido- ¿Por que no lo frenaste? -agregó mientras me pasaba una botella de agua que apenas había abierto
-No estabas
-Podias esperar con el auto ya pagado
-¿Yo...? -pregunte como si acaso pensara que yo podría negociar el auto con alguien sabiendo que si no lo hacía usaríamos otros métodos- No... tenía que comprar algo... agua, gracias más bien

Esta vez fue él quien se sentó en el banco, dejó la botella a un lado al igual que unas golosinas saladas, todo para observar o jugar con algo pequeño, un pequeño frasquito de oro viejo y plata, con una cadena sujeta al cuello del frasco que lo hacía ver como un llavero de lujo, era como un bombillo en forma de vela, cerré la botella que tenía y la dejé en el piso mientras me sentaba a un lado observando con curiosidad el objeto que esperaba ver con más detalle, aunque cuando me senté lo oculto haciendo que lo mirara confundida a lo que esté sonrió burlándose de lo que hacía.

-Ja, ja -reí con sarcasmo aunque eso sólo pareció divertirlo más- ¿Qué es? -pregunte debido a que aún no dejaba de ocultarlo, levantó las cejas como si se preguntara a lo que me refería, fingiendo que no tenía nada por lo que deje de mirar hacia el frasquito con orgullo, mire al frente, tomando nuevamente la botella de agua
-Es algo que compre para mi novia -respondió con seriedad, aquello hizo que girara con rapidez viéndolo sorprendida casi atónita con lo que acababa de decir, tosí un poco sin ruido debido al casi atragantamiento que estaba teniendo, agradecí a Merlin y toda las entidades que recupera la compostura al chancar mi pecho una pocas veces
-¿Ah? -ni siquiera tenía previsto decir eso, iba a ser algo más elaborado como ¿Qué? ¿Que dices? ¿Tú que? ¿Quien es tu... eso? ¿Por qué no sabía de eso? ¿En serio? Pero solo había podido pronunciar un breve ¿Ah?

En cuanto escuche una risita escaparse de sus labios me di cuenta de lo que había hecho, cerré los ojos irritada y fastidiada por haber caído en su estupido juego, respiré tratando de calmarme pero no pude evitar empujarlo, esto solo hizo que el riera a todo dar, carcajada a carcajada sin reprimirse.

-Ya... que gracioso -dije frunciendo los labios sin verle la gracia a lo que había dicho, me levante para alejarme de las carcajadas cuando este me agarró la mano haciendo que me frenara sin poder si quiera dar un paso, volviendo a sentarme por falta de equilibrio

Inefable - SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora