¿Amor?

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La fuerza de hechizos era similar, teniendo en cuenta que ambos utilizaban los hechizos sin miedo a dañar a alguno de los que estaban ahí, Regulus había tomado ventaja en un golpe y desde ahí pudo verse la gran desventaja del otro mortífago, luchando por su orgullo mucho más que por su vida. Eso no era significado de que Regulus estuviese intacto, tenía sangre en el rostro aunque no mucha, pero seguía igual que antes, tranquilo y extrañamente despreocupado hasta parecía entretenido con lo que ocurría, viendo como el ego del hombre cada vez caía haciendo que su rabieta empeorara.

-¡QUIETOS! -gritó hacia dos carroñeros que habían ido hacia Regulus para evitar que siguiera venciendo al otro sujeto- ¡NO LES DIJE QUE AVANZARÁN! -agregó mientras el chico dibujaba una leve sonrisa en su rostro llena de burla
-Es... -interrumpió otra voz, la de una mujer, empujando a los carroñeros hacia los lados abriéndose paso a empujones

Una mujer, que permanecía quieta viendo a Regulus con los ojos iluminados sin poder creer lo que veía, sin quitar ni un segundo la vista de él, fascinada. Después de unos segundos Regulus llevo su vista a ella, al sentir la mirada de ella en él, la observó de pies a cabeza, tenía el cabello rubio sujeto en un moño bien hecho, de unos treinta y tantos aunque podría llegar a verse más joven, muy refinada aunque imponente, como debía, siendo que era una mortifaga, su marca en el brazo se lo confirmaba, el chico quito la vista de ella al no importarle.

-Estas vivo -murmuro aún sin creérselo ganándose nuevamente la mirada del chico pero esta vez frunció el ceño percatándose de unos detalles, su mirada de ilusión que era algo que lo incomodaba- vivo... -repitió para sí misma- Regulus, soy yo -agregó pero este solo frunció más el ceño viéndo a la mujer como si estuviese loca
-No te conozco -respondió fríamente quitándole su mirada aunque esto no hizo ofender a la chica si no le formó una sonrisa en el rostro, encantada y satisfecha de la respuesta pues le confirmaba que era el verdadero
-Apártate, estamos...
-Basta -lo frenó al fin quitando la vista de Regulus- Mulciber -llamó la mujer al tipo que entró de entre los carroñeros y al igual que el resto se quedó quieto mirando al chico con gran sorpresa y a diferencia del primer mortífago él no pudo esconder su asombro, mirando a Regulus con descaro como si acaso viese un muerto y claro ante sus ojos eso era
-¿Que mierda de magia negra es esta? -preguntó horrorizado sin comprender como un antiguo compañero estaba de pie vivo y no sólo vivo si no también sin ningún cambio aparente ni si quiera como los del señor tenebroso que explicaba el tipo de magia que usaba pero Regulus él no estaba deforme o algo así, estaba ahí, de pie ante ellos sin daños más que la sangre causada por la reciente batalla
-Este idiota estaba peleando con Regulus -dijo la mujer enojada pasando de este con un empujón acercándose al chico
-El desgraciado de Black -murmuro Mulciber aún sin comprender como estaba él delante suya- Que te pasa Avery, es un premio gordo, el señor tenebroso va ha encantarse con esto ¿Verdad Black? -preguntó como si hablara con un viejo amigo, aunque Regulus no le prestó atención pues miraba a la rubia que seguía fija en él, haciendo fastidiar al chico incluso más que los otros dos mortifagos
-¿Aun no notas quien soy? -preguntó y este quito la mirada de ella, poniendo los ojos en blanco como si no le importara jugar esos juegos de adivinanza
-Es esa niñita obsesionada contigo, no tu adorada Sarah, es la niña de las notitas -le ayudo Mulciber haciendo que Regulus frunciera el ceño haciendo memoria recordándola al fin

Hace unos dos o tres años atrás, para él, había conocido a una niña, una niña mucho más pequeña que él, también de Slytherin, era una tarde común en los patios de Hogwarts cuando recibió una carta de una niñita, ella le entregó dicha carta junto a sus amigas que reían al igual que ella, el chico no cambiaba su semblante frío o serio pero recibió la carta siendo esta arrebatada por Crouch que al estar cerca no pudo evitar entrometerse leyendo la carta de amor de la pequeña niña, aquello hizo que el chico se quedara quieto con una mirada nada nueva para Barty pues siempre se la daba a él, estaba fastidiado por aquella carta y claro que con Barty, aunque eso era algo común, le irritaba y no era un secreto. El joven Crouch estaba gritando a los cuatro vientos que Regulus estaba disgustado con aquello y que era mejor que "La pequeña hermanita de Mulciber" corriera o terminaría como las personas que su hermano torturaba, haciendo que muchos otros alumnos empezaran a observarlos, no freno ahí pues empezó a gritar que debía correr antes de que Sarah llegara pues la chica no se andaba con bromas o cartitas de niñas pese a que Regulus y ella aún no estaban juntos.

Inefable - SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora